El tercer año de estudios de Lily en Hogwarts se ve amenazado por la fuga de Sirius Black de la prisión de Azkaban. Al parecer, se trata de un peligroso mago que fue cómplice de Lord Voldemort y que intentará vengarse de Harry Potter.
Lily tendrá qu...
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Harry entendía que Hermione solo se preocupaba por él, pero era imposible no sentirse molesto al recordar que de haber sido otra situación ahora mismo tendría la soñada escoba en sus manos y no estaría en crisis por el próximo partido a jugar. Estaba seguro de que no le ocurría nada a la Saeta de Fuego, pero ¿en qué estado se encontraría después de pasar todas las pruebas antihechizos?
Ron estaba enfadado con Hermione. En su opinión, desmontar una Saeta de Fuego completamente nueva era un crimen. Lily por su parte, estaba en un dilema, por un lado, comprendía que las intenciones de Hermione no eran malas. Por otro, pensar en Black intentando asesinar a Harry le estrujaba el pecho de miedo, pero también se sentía miserable de imaginar a Harry volando sobre una de las viejas escobas del colegio, aquellas a las que las ramitas comenzaban a caérseles en el aire a pleno vuelo.
Hermione, que seguía convencida de que había hecho lo que debía, comenzó a evitar la sala común. Harry y Ron supusieron que se había refugiado en la biblioteca y no intentaron persuadirla de que saliera de allí, mientras que Lily trató de seguirle el paso, aunque era imposible. Hermione estaba abarratorada de deberes que no tenía tiempo para su mejor amiga y cuando llegaba a existir un momento, llenaba a Lily de reproches y regaños para que iniciara con sus deberes también. Lily se sentía abrumada y abatida. No entendía como de un día para otro su envidiable cuarteto de amistad se separó en dos dúos y a ella le había tocado el peor de ambos porque por lo menos Harry y Ron tenía algo de diversión y no responsabilidades llenándoles la cabeza con la voz mandona de Hermione.
Adoraba a Hermione, no podía pedir a una amiga mejor, pero se sentía demasiado pequeña al costado de ella. Hermione era un genio, una persona maravillosa y hermosa, todo lo que su padre adoraba en Tora y deseaba en todos sus hijos, todo lo que Lily nunca lograría ser por mucho que se esforzara. No tenía nada de especial que la hiciera resaltar entre sus tantos hermanos y, con Hermione dándole ordenes se convencía de que eso era lo único que la hacía brillar: ser la sombra del resto. Ser la débil Lily que obedecía.
Poco después de Año Nuevo, la torre de Gryffindor volvió a estar abarrotada de gente y de bullicio. Si antes era difícil intentar unir a Harry y Ron con Hermione, ahora era imposible con cada uno por su lado. Ya se estaba rindiendo en que ahora tendría que ser así, con dos grupos separados y eso no le gustaba para nada.
ㅡ Estúpido, George Weasley.
Escuchó entre los pasillos la voz de su hermana mayor. Tora caminaba a paso rápido entre la multitud de estudiantes que le abrían paso mientras la señalaban entre risas y burlas. Tenía un mal aspecto. Un aura verde de gas rodeaba su silueta y tenía manchas de un liquído espeso en las mejillas, parecía aquella que Eric realizaba en casa.
