Capítulo 4: Sosiego

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"Si la confianza es un pecado, cargo con maldición".

...

Matemática avanzada pasó volando, más teniendo en cuenta que Lincoln y Chandler habían ingerido cierta sustancia. Cosa que no tenía nada que ver con que no estuvieran prestando atención a la clase, una cosa es ser un rebelde y otra es ser un irresponsable, no metamos todo en una misma bolsa.

El grupo de amigos notaba fácilmente que algo había pasado cuando se fueron de la clase de la nada, y ya suponían que había ocurrido, aunque nunca iban a saber lo que realmente pasó. Lo único que todos en el grupo tenían asegurado, es que Lincoln comenzaba a ponerse un poco más suelto, por no decir rebelde.

La campana sonó, cosa que hizo saber a los alumnos que ya era la hora del almuerzo. Salieron todos juntos directamente a la cafetería. No iban a perder tiempo valioso. El ocio también es importante dentro de la vida escolar, más teniendo en cuenta lo aburridas que son la mayoría de las clases.

Tardaron un rato, pero llegaron sin complicaciones, y se sentaron en sus lugares mientras sacaban la comida traída de casa. En este caso, solo Lincoln, Clyde y Stella se habían preparado una vianda. Esta última trajo unas porciones de tarta y una gaseosa, notándose a simple vista que todo fue preparado en casa.

Todos los demás habían dejado sus cosas en la mesa, quienes se fueron a buscar la comida de la cafetería. Lincoln hizo su ya acordado intercambio con Clyde, y se fue al sitio donde siempre comía; mientras que Chandler, más risueño de lo normal, se quedaba charlando con el grupo, quienes ya tenían su bandeja de comida en la mesa.

Ninguno le preguntó a donde iba en la hora de la comida, parte de ser amigos es entender que cada uno tiene una vida privada, y no siempre es buena idea vivir siendo un denso, preguntándole todo a sus amigos. Así que se despidió, diciéndoles que iba a ver a Maggie, cosa que les extrañó. Nunca hubieran pensado que su amigo también era amigo de una chica de esa calaña.

—Al parecer ahora Lincoln sale con una gótica culona —dijo Liam, aguantándose la risa de su propio chiste.

Todos los demás estallaron en risas por la idiotez dicha por Liam. No podía tener tan poco filtro con lo que decía en voz alta. El albino llegó a escucharlo, aunque estaba bastante lejos, así que solo se limitó a negar con la cabeza y reírse un poco.

Caminó durante un rato, hasta que salió al patio y fue directamente al árbol. Llegando al lugar vio a alguien sentada en su lugar, que obviamente era Maggie, quien lo estaba esperando para comer.

—Hola, Lincoln —saludó la chica, a la par que con su mano lo llamaba para que se sentase.

—Hola, Maggs —le devolvió el saludo, mientras hacía caso a lo que invitaba su amiga—. ¿Cómo estás? —preguntó, mirándola a los ojos.

La chica se extrañó un poco. Su amigo nunca la había llamado de esa manera antes, y, sinceramente, no le desagradaba.

—Perfectamente, ¿y tú? —dijo ella, también mirándolo a los ojos, un tanto más contenta.

—Feliz de que vas a venir a casa —respondió tranquilo, a la par que abría su táper con comida.

—Sí, yo también tenía ganas de que nos juntemos —concordó ella, ahora sacando algo de su mochila. Más específicamente, una gaseosa y un chocolate, sabía que el albino seguramente traería comida para los dos.

—Me imaginé —comentó, haciendo que la pelinegra volteara a verlo—. También me imaginé que querrías uno de mis omelettes —dijo, acercándole el táper ya abierto.

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⏰ Última actualización: Jun 26, 2023 ⏰

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