Capitulo 35

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Me desperté con dos problemas. Dos bastantes importantes.

Todavía estaba acurrucado contra el pecho de Sasuke, mi espalda contra su pecho y sus brazos enroscados a mi alrededor. Estaba relajado y cómodo, desperté despacio, somnoliento, parpadeando ante la leve luz que entraba por la ventana.

Solo al removerme, me di cuenta. Había algo en la base de mi espalda, algo grande... duro.

Mis mejillas empezaron a arder instantáneamente al caer en cuenta de lo que era. Me moví delicadamente para no despertarlo, intentando separarme de él, pero en cuanto me moví, el segundo problema se hizo presente. Me quede paralizado.

Estaba húmedo. Por primera vez en mi vida sentí la humedad entre mis piernas. Nunca creí que me iba a suceder esto y ahora estaba empapando los pantalones que llevaba. En la cama de Sasuke, con su erección apretada en mi muslo. Iba a manchar las sábanas, iba a notarse.

Cuando Hinata me contaba sobre estas cosas, solo me lo podía imaginar, pero ahora...

Sasuke lo iba a notar, lo olería y se despertaría; ahora si iba a morir de la vergüenza. Me quede quieto, confiando en no despertarlo, él no se movió. Notaba su respiración en mi nuca, suave y acompasada.

Me decidí por la opción más cómoda; no hacer absolutamente nada. Me evitaría una conversación incomoda y rezar-rezar- para que Sasuke no despertase. Cerré los ojos y me reacomodé en sus brazos con facilidad; era sorprendente lo cómodo que estaba, lo cómodo que estaba a su lado.

Sin que me diera cuenta, me quede dormido otra vez.

Había dos rosas más en la mesita cuando desperté de nuevo. Sasuke se arreglaba la corbata y me guiño el ojo a través del espejo.

No compartimos palabras, solo un par de besos antes de que se marchara.

Karin entro en la habitación apenas una hora después, examinándome minuciosamente antes de cambiar las sábanas. La observe con el corazón entre los dientes, pero ella no pareció encontrar nada.

-¿Te encuentras bien? Estas pálido –

-Estoy bien, no te preocupes –

-Tienes que desayunar más – siguió ella, como si no me hubiera oído – Le diré a Sasuke que deje de acosarte o mejor aun que cambie el menú. Debes de estar cansado de comer comida italiana ya sabes pura pasta, pastel de carne, debes de estar harto ¿Extrañas la comida oriental? – Karin no me dejo responder y siguió – Estoy segura de que sí, Ramen, onigiris, sushi, pastel de arroz, takoiyaki...- enmudeció de pronto. Miré sorprendido por el silencio repentino y la encontré mirando las rosas en la mesita.

Ella tardo en hablar.

-Esto...- empezó con suavidad. Me gire para mirarla cuando pregunto -¿Esto va en serio? –

Trague saliva, cohibido por la amplia sonrisa de la beta.

-Creo que si –

-¿Te esta cortejando? ¿Te esta cortejando oficialmente? Como en... ¿Rosas, citas, pedida de mano, marc...? –

-Bueno – la interrumpí – Vamos más lento que eso –

Karin trago saliva.

-Naruto, ahora que eres omega de casualidad ¿Estás tomando...? –

Parpadee.

-¿Qué estoy tomando? –

-Ya sabes – Karin miro a otro lado – Lo que toman las omegas; anticonceptivos, supresores. Para controlar... para controlar...

-¿El celo? – complete, desconcertado por la clara vergüenza del beta. Ella asintió con rapidez – Pues no, no estoy tomando nada de eso –

Ella clavo sus ojos rojos en mí.

-¡¿Cómo que nada?! ¡¿Qué quieres decir con eso?! –

-¿Será porque hace unas semanas era un beta? Es obvio que no las necesitaba – me mordí el labio irritado – Y por lo que escuché de una amiga son bastante caros –

-El dinero no importa. Tienes que empezar a tomar algo. Ya llamare al medico para que te recete –

-¿Por qué? No las necesito...- sí que las necesitaba, recordé lo que sucedió esta mañana. Pero era algo que nunca me había ocurrido y no estaba acostumbrado – Tengo que preguntarle a Sasuke –

-Ugh, no puedes... ¿Sabes que significa eso? Es obvio que no va a querer, mientras estés más flojo, más cooperativo estarás –

-No – dije con rapidez – No le voy a preguntar –

-Bien, entonces voy a llamar el médico y que te examine otra vez. ¿Estás comiendo todo lo que necesitas? –

Suspire – Si –

-Mandare que suba. No podemos arriesgarnos, además después de lo que ha pasado es mejor que te vea otra vez, además necesito que Sasuke se calle de una vez. Cuanto mejor atendido estés, más fácil será mi vida –

Sonreí levemente.

-Estoy de acuerdo –

El médico golpeo con suavidad antes de entrar. Me di cuenta cuando abrí que no era el mismo que me atendió. Era alto, de hombros altos, con una severa bata blanca ceñida a la espalda y no me sonrió cuando me vio. Llevaba unas gafas circulares, tras las que brillaban unos ojos negros.

-Naruto – articulo, con un fuerte acento italiano, antes de entrar sin más miramientos. Me hice a un lado apenas uno segundos antes de que me empujara.

-Hola, eh... pero ayer me atendió otro medico ¿No podía? –

El negó con la cabeza. Dijo algo en italiano que no entendí del todo, pero no me dio tiempo de responder; me dio un empujón y me hizo sentarme sobre la cama y un estallido de pánico me recorrió por dentro.

"Esto está mal"

-No entiendo lo que dice – conteste - ¿No podría venir el de ayer? El hablaba mi idioma –

El me interrumpió con otra habladuría en italiano y esta vez sonaba más aterrador. Mi cuerpo empezó a temblar y me encogí a si mismo; esto no era lo correcto, me estaba empezando a asustar.

-Estoy bien – dije con la boca seca, al ver que abría el maletín blanco que traía – Ya... ya no es necesario... sus cuidados –

El médico me callo con la mirada. Me mordí el labio inferior, notando mi corazón acelerarse.

"¿Dónde demonios te has metido Sasuke?"

Saco del maletín una jeringuilla, larga, estrecha y puntiaguda, llena de un liquido cristalino de un ligero color azulado. Me sujeto el brazo con una mano y no me había dado cuenta de que llevaba unos guantes blanquecinos de goma.

-¡¿Qué mierda?! ¡Sasuke! – grite horrorizado, mientras trataba de zafar mi brazo, pero el me agarro con más fuerza y me aprisiono en mi lugar. Dijo algo más en italiano y no entendí nada y la visión de la agujaba lo empeoraba todo.

Pero no fue eso lo que me helo la sangre.

Fue la imagen de Itachi, apoyado en el marco de la puerta, observándolo todo con una sonrisa cínica.

Abrí la boca, paralizado por sus ojos penetrantes. Eran de un negro intenso con matices rojos, igual que el de su hermano, pero los de Sasuke eran cálidos y chispeaban cuando me miraba. Los de Itachi parecía las de un demonio.

Era increíble lo parecidos y a la vez diferentes que podían ser dos rostros, pensó mi parte irracional mientras me sacudía, como en una pesadilla, el brazo fuera del alcance del médico ¿Médico?

El médico ya me estaba subiendo la manga con un movimiento brusco antes de darme cuenta.

"Dios mío, ayúdame"

-Sasuke – llame de nuevo, sin poder apartar la mirada de sus ojos. El pinchazo de la aguja dolió más de lo que había esperado, di un respingo, conteniéndome para no gemir. Ahora si que estaba perdido -¡Sasuke! -

Bad deathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora