Capitulo 56

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Tome aire con esfuerzo. El dolor volvió al instante descolocándome y haciendo que perdiera el equilibrio. Me agarre con más fuerza a la barandilla.

-¡Sasuke! –

Oí un ruido. Sasuke apareció, despeinado y sin camiseta, con los ojos solo medio abiertos y aspecto sobresaltado.

-Naru – susurro – ¿Estás bien?  –

-No – gemí, doblándome hacia delante. Sasuke avanzo donde estaba y me levanto con cuidado.

-¡Llamen a una ambulancia rápido! – grito el azabache al darse cuenta de mi situación.

Había imaginado muchas veces como seria traer a mi bebé al mundo. Lo había estado pensando desde que había visto la primera ecografía, borrosa y grisácea y perfecta.

Me lo había imaginado de muchas formas. Me había imaginado dolor, sudor y médicos con mascarilla y la mano de Sasuke en la mía.

Pero la realidad era distinta a mi imaginación. Muy, muy distinta. Sobre todo, en lo relativo al dolor, infinito, insoportable y los médicos murmurando y turnándose para mirarme con preocupación.

"Es prematuro". Ese pensamiento no me dejaba respirar. "Es demasiado pronto. Será demasiado pequeño. Algo no está bien".

Sasuke apenas dijo ni una palabra. Me miraba con los ojos llenos de pánico, secaba su frente y observaba a todo el que se acercaba a mi con una mezcla de apremio y amenaza.

Empecé a llorar en cuanto el médico dejo un bebé diminuto ensangrentado y chillón en mis brazos. Notaba la calidez de su piel, los latidos rápidos de su corazón, veía sus dedos diminutos retorciéndose y sus ojos cerrados. Era pequeño y perfecto, mi bebé se llenaba de aire por primera vez los pulmones y retorcía las manos en puñitos.

-Sasuke – dije en voz baja, con la voz quebrada por las lágrimas – Sasuke, míralo. Míralo –

Sasuke me dio un beso en la frente – Es hermoso –

Sasuke no dejo que se lo llevaran para lavarlo. Lo lavaron allí, delante de nosotros y trajeron la pesa. Las enfermeras se movían con sumo cuidado, intimidadas por la mirada amenazante del alfa.

-Dos kilos seiscientos, y es prematuro – anuncio el médico, casi impresionado – es un niño muy fuerte. Vamos a hacerle unas pruebas para asegurarnos de que todo va bien –

"Es un niño muy fuerte. Es un alfa"

Sasuke fue tras ellos cuando se lo llevaron, pero los médicos no tardaron en hacerles las pruebas. Me lo devolvieron envuelto en una manta blanca, limpio y sorprendentemente tranquilo. Tenia la piel blanca y suave, el pelo negro y las pestañas largas y espesas y la nariz pequeña. Sasuke se sentó a mi lado con un suave suspiro.

-Las pruebas han dado bien – dijo la enfermera – está sano –

Asentí, pero no podía apartar la mirada del diminuto bebé que se acurrucaba contra mí. Lo mecí con cuidado, conteniendo la emoción de mi pecho.

-Hola – murmure – Hola, mi amor –

Sasuke decía algo en italiano, pero no entendí ni una palabra.

-Es tu hijo – le murmure, sin poder dejar de sonreír – está sano –

Mi alfa meneo la cabeza.

-Es perfecto. Es perfecto como tu – se inclino para besar su frente diminuta.

-¿Quieres cargarlo? –

Sasuke dudo.

-Siento que se me va a caer – dijo al final – No quiero lastimarlo –

Rei.

-No se te caerá – asegure y Sasuke extendió las manos, todavía dudoso, pero sonrió en cuanto el pequeño bulto de mantas encajo en sus brazos.

-Ciao– susurro – ciao piccolo mio

Aproveche la libertad para secarme bien las lágrimas, sin dejar de prestar atención a las palabras incomprensibles que Sasuke murmuraba, amoroso.

-Él te entenderá – dije en voz baja, sonriendo – será bilingüe –

Sasuke rio, todavía meciéndolo contra él.

Cerré los ojos, consciente por primera vez de lo agotado que estaba. Mi alfa todavía hablaba con el bebé, con la voz grave y baja y suave y me quede dormido antes de darme cuenta.

Me despertaron varios suaves golpes en la puerta y mire a mi alrededor, confuso, para encontrarme con mi alfa sentado a mi lado con el bebé en brazos.

Karin asomo la cabeza.

-¿Cómo están? – pregunto en voz baja y Sasuke levanto la cabeza como movido por un resorte – tranquilo, tranquilo. Soy yo ¿Han visto cuanta protección hay en la entrada? Parece como si estuviera el papa – llevaba una bandeja llena de comida en brazos.

Sasuke no respondió. Sostuvo al bebé contra él como si temiese que se evaporara en cualquier momento. Karin sonrió.

-Te he traído comida. Has tenido un bebé, al fin y al cabo, yo he dormido toda la noche y me muero de hambre, así que no me puedo imaginar como estarás tu ¿Estás bien? ¿El bebé esta...? –

-Estamos bien los dos. Pero todavía no me dejan comer – dije en voz alta sin evitar sonreír y la beta sonrió aliviada, entrando definitivamente y dejando la bandeja en una mesita auxiliar.

-¿Cómo que no te dejan comer? Pero si es hora de desayunar... vaya horas de nacer, no se lo esperaba nadie ¿Eh? Ha llegado y nos ha movilizado a todos. El es futuro líder, esta claro. A ver déjame ver su carita, no voy a hacerle nada. Oh dios mío, mira que guapo, menos mal que los genes de Naruto han contraatacado –

El bebé hizo un pequeño ruido y descubrió que podía meterse el puño entero en la boca; podría llorar otra vez con solo mirarlo.

-Dámelo – pedí en voz baja y Sasuke lo dejo en mis brazos con cuidado.

Mi bebé me miro con unos ojos grandes, azules, sin pizca de sorpresa. Acaricie su mejilla con un dedo, maravillado por el tacto aterciopelado de su piel.

-¿Podemos entrar? –

Mire hacia la puerta y Kurenai estaba en la entrada junto con un alfa. Asentí y ella se acercó con timidez y una media sonrisa.

-¿Puedo ver al futuro líder? – preguntó en voz baja, medio en broma, medio seria.

Le devolví una sonrisa y lo incliné hacia delante para que pudiera verle la cara.

Kurenai soltó el aire con suavidad.

-Oh mira su cabello. Es igual al de Sasuke, por lo menos heredo tus ojos Naruto –

Solté una risita en voz baja.

-¿Y ya tiene nombre? – pregunto Kurenai mientras jugaba con la mano del bebé

Mire a Sasuke.

-Sasuke ¿Cómo le pondremos? –

Él parpadeo varias veces. Tardó en responder.

-Menma – 

Bad deathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora