Capítulo 38

2.6K 384 53
                                    

Desperté con el rechinido de la puerta. Todavía tenia algo de miedo por lo que sucedió el día de ayer, no quería que se repitiera y tan solo pensar en lo que hubiera sucedido si ese líquido hubiera sido inyectado...

Me lleve una mano al vientre automáticamente, con el miedo formándome arcadas en la boca del estómago. Sabia que Sasuke nunca dejaría que me hicieran nada, pero era omnipotente. Sasuke dormía, se iba a reuniones, se marchaba a trabajar y me dejaba solo, desprotegido, al cargo de alfas que no estaba seguro en confiar. Tampoco estaba seguro de cuando había empezado a confiar ciegamente en el alfa, ni era una decisión sensata. La verdad es que no estaba seguro de nada, sólo de que tenia que entrar en esta habitación y enfrentarme al caos de mi propia mente, que amenazaba con desbordarse y sumirme de nuevo en el pánico absoluto.

-¿Qué tanto piensas? –

Había olvidado por completo que alguien había entrado.

Cerré los ojos y respiré hondo.

-No...es nada – susurre.

-¿Seguro? – hizo una mueca -Tu... ¿Estás bien? –

Asentí con inseguridad. Sasuke miro a otro lado, sin sonreír.

-Pensé que estabas en la otra habitación – admitió despacio, con la voz gruesa.

Parpadee; no había considerado esa opción, pero ahora que lo decía, no seria mala idea. Pero ahora que me había visto y estaba en su cama, ya no era una opción.

-Quiero explicarte algo – Sasuke se sentó en la cama y se acomodo a mi lado. No me toco ni yo lo intente; parecía desolado como si ya hubiera pisado las rosas delante de él. Mire la mesita; seguían ahí, perfectas, tal y como las había dejado. Sasuke siguió la dirección de mi mirada y tomo aire.

-Naruto, yo nací aquí. Desde que era niño me enseñaron a matar, a trabajar con astucia, a tener orden. Yo entiendo que estés asustado – suspiro – Se que para ti todo esto es nuevo. Y no quiero mentirte, pero no quiero que estés a mi lado, con miedo. No quiero que estés aquí siendo infeliz y tampoco quiero que me mires como un asesino – su mirada estaba triste – Da igual, ahora ya sabes a que me dedico y sabes que puedes rechazarme -

Respire hondo y lo observe con atención, pero no vi el brillo de sus ojos. Deseaba que volviese a ser el mismo de antes, con su sonrisa coqueta.

Me exprimí los sesos en busca de algo que solucionara nuestra situación, algo que aliviase la tensión, que rompiera el pesado silencio que caía sobre nosotros.

-Eres un asesino – dije al final. Me quede helado, al escuchar las palabras que salían de mi boca sin pararme a pensarlas.

"¿Qué demonios estoy diciendo?"

Él apretó los labios.

-Si- respondió con calma, dejando que siguiera.

Intente de nuevo.

-Has matado gente – insistí. Ya no estaba seguro de que estaba hablando.

-Si-

Note los latidos de mi propio corazón en mi clavícula, que empezaban a doler de verdad.

-Si me quedo – dije despacio – mataras a más gente. No importa lo que diga –

Él suspiro, pero ahora las palabras borboteaban en mi interior sin que pudiese hacer mucho para pararlas.

-Si me quedo – insistí – tendrá que parecerme bien. Tendré que asumirlo. Tendré que vivir con todo esto sobre mi cabeza –

-Si –

Bad deathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora