Cuando aún había reies, príncipes y castillos un joven llamado Felix no quería casarse, no como el resto de la población. Cuándo ya había perdido la esperanza de ser feliz, le encontró a él Hwang Hyunjin.
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Mi nombre es Felix Lee, tengo 19 años y vivo con mis padres en su castillo, soy el futuro rey de la zona, por ello mis padres quieren que me casé con alguna princesa. Mañana vendrán jóvenes princesas o eso espero por lo menos... Yo no quiero casarme, sé que al igual que el resto de las personas debo hacerlo aun así.
¡- Felix!
¿-Que ocurre madre?
¿-Sabes donde está mi collar favorito?
- No, lo siento madre.
- No importa, recuerda Felix no debes pedir perdón siempre.
-Sí madre.- Mi madre llama a Martha, ella y un par de mujeres más se ocupan de mantener la casa limpia y en orden, pero ahora mi madre les pide ayuda para encontrar su collar favorito. Esta noche llega una de las princesas y tenemos que tratarla bien a ella y a su familia, no me interesa casarme y mucho menos pasar mi vida junto a una mujer que apenas conozco.
Debido a la visita de la princesa todos se están preparando, todos menos yo, no quiero decepcionar a mis padres, pero no necesito dos horas para prepararme así que lo haré en un rato...
...
Todos estamos listos, veo a una chica de pelo liso, largo y negro con un vestido muy bonito, al cabo de unos segundos tres personas más aparecen detrás de ella, un hombre mayor el cual supongo que es su padre, la madre, quien le da la mano al hombre y un chico joven, de pelo negro más largo que el mío pero más corto que el de la princesa. Todos van bien vestidos, en especial el chico que aparenta ser de mi edad. Estoy en el piso de arriba, por lo que a pesar de que yo les veo ellos a mí no. Veo como mis padres les saludan y escucho mi nombre. Martha aparece a mi lado.
- Deberías ir Lix...
- L-lo sé, p-pero no quiero.- Mi voz está entrecortada, a pesar de que usualmente controlo mis sentimientos, está vez no logro hacerlo. Mis ojos se cristalizan, aun así no permito que salga ni una sola lágrima. Vuelvo a dirigir mi mirada hacía los invitados, el chico, que debe ser el hermano de la princesa y futuro rey de algún lugar del mundo me mira, con curiosidad. Al instante bajo la mirada, Martha se da cuenta, ríe por lo bajo antes de darme un abrazo y animarme a bajar.
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