CAPÍTULO 1

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THE GUY WITH HELMET
[EL TIPO CON CASCO]

 
 

 

Scarlett se despertó asustada ante el estruendoso sonido que provenía del techo. No podía ver qué lo había provocado. De hecho, no podía ver nada. Todo estaba muy oscuro y húmedo.

Intentó incorporarse, pero un asfixiante dolor en el pecho la obligó a soltar un quejido. Cierto. Se había olvidado de sus costillas rotas. No estaba cien por ciento segura, pero había leído una vez los síntomas que presentaba una lesión de tal magnitud y ella desgraciadamente los estaba experimentando de primera mano.

Paladeó el sabor metálico de la sangre en sus labios. Se lo había roto hacía un ciclo de sueño atrás y no tenía ni idea de cómo se veía, así que no podía determinar cuán fea era la herida. Estar encerrada en un lugar sin luz ni ventanas no ayudaba mucho con el examen médico.

Volvió a incorporarse, esta vez soportando el dolor y teniendo éxito. Aguzó el oído, esperando escuchar los gritos de Ryan. Siempre que él bebía se volvía muy agresivo y tiraba los muebles de la casa mientras soltaba miles de maldiciones a los cuatro vientos. No le extrañaba que no tuviera novia y que siempre tuviera que pagarle a prostitutas o que empecinarse con ella misma.

Sin embargo, la usual letanía de palabrotas y maldiciones no se escuchaba por ningún lado. Eso le dio miedo. Esperaba que se tratara de algún objeto que el viento haya tirado al piso o algo así. Pero poco después pudo oír unos pasos pesados recorrer el techo de su habitación.

Tragó su saliva mezclada con sangre y sus pulsaciones aumentaron tanto como sus temblores. Esperaba por todos los dioses y diosas habidos y por haber que no se tratara de algún ladrón, mucho menos un asesino. Y también deseaba con todas sus fuerzas que no le descubriera.

No quería ser vista en ese estado. Estaba segura de que la droga no había abandonado del todo su sistema. Aún se sentía letárgica y no dejaban de bombardearla algunos mareos repentinos. No podría defenderse, aunque claro tampoco era como si estuviera en condiciones óptimas para protegerse incluso con su cuerpo sano.

Los pasos se escuchaban cada vez más cercanos. En medio de la densa oscuridad apareció el contorno de un rectángulo de luz y después un haz entero. Cerró los ojos por inercia y parpadeó varias veces tratando de acostumbrarse a la iluminación.

Alguien abrió la puerta. No era Ryan. Lo sabría si fuera él. Había visto mucho más de lo que le gustaría de aquel loco. La persona frente a ella no tenía la complexión de un balón de basketball con patas y cabeza de ratón. Tampoco vestía un traje de empresario ni llevaba anillos en los dedos.

Era un hombre alto, mucho; y también musculoso. Eso le asustó. Podría romperle los huesos fácilmente si le golpeaba solo un poquito. Vestía completamente de negro: botas, pantalón militar repleto de bolsillos, suéter ajustado y guantes de cuero. El único color en su indumentaria era el rojo. En su pecho había un dibujo de un murciélago escarlata y llevaba un casco a juego que cubría toda su cabeza.

No sabía qué era lo más intimidante en él. ¿Su tamaño? ¿Su fuerza? ¿Su desconocida identidad? ¿O tal vez las pistolas en su cinturón y la de su mano? Sí, esas se veían bastante intimidantes.

—Mierda—Espetó una voz distorsionada tras el casco rojo.

Scarlett se tensó. Esa palabra era su alerta roja antes de que llegaran los golpes. Se encogió en el lugar lo máximo que pudo, tratando de que aquel extraño no pudiera golpearle muchos lugares.

—Hey, tranquila. ¿Estás bien?—El tipo con casco bajó su pistola e hizo amago de acercarse, pero se detuvo cuando Scarlett se arrimó aún más contra la pared como acto reflejo.

LEGENDS NEVER DIE [Jason Todd/Red Hood]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora