CAPÍTULO 3

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BRAVE ENOUGH PART 1
[SUFICIENTEMENTE VALIENTE PARTE 1]

 
 
 
 

Los días de Scarlett se volvieron bastante rutinarios. Cuando salía el sol, se iba a dormir. Cuando salía la luna, estaba despierta esperando a que él regresara para tratar sus heridas. No intercambiaban palabras durante ese tiempo que pasaban juntos a menos de que tuvieran que ver con la condición de su cuerpo y él casi siempre respondía en gruñidos.

Aún sentía miedo de él, pero al menos no se sentía tan nerviosa y asustadiza como antes. De hecho, su presencia llegaba incluso a ser reconfortante cuando, después de tratar sus heridas, comían juntos. En esos momentos no llevaba casco y parecía solo un hombre.

Lo reconoció como el chico de pelo negro de las fotos de su habitación. Tenía la piel ligeramente bronceada, como si el sol solo le hubiera dado una leve caricia. Llevaba el cabello corto y desordenado cubriéndole la frente. Sus ojos eran de un azul más claro que el cielo. Y debía admitir que su rostro era apuesto, aunque tuviera algunas casi imperceptibles cicatrices de cortes.

Le daba mucha curiosidad preguntarle acerca de a qué se dedicaba exactamente, pero no se atrevía a preguntar y destruir esa burbuja de cómodo y relajante silencio. Eso no detuvo su cabecita de formular teorías. Sospechaba que era un mercenario, miembro de alguna mafia rival a la que le estaba atacando o un superhéroe.

Nunca había tratado de salir de aquel departamento. Antes de vivir encerrada en ese sótano, no solía salir mucho de su casa salvo para ir a la escuela. Tal vez también solía quedar con sus amigos, pero en ese entonces aún mojaba la cama al dormir y su mamá le presentaba a todas las hijas de sus compañeras de trabajo para que fueran sus amigas.

Además estaba la cuestión de que tenía miedo de salir. ¿A dónde iría sin dinero ni ropa decente? ¿Debía regresar? No. Esa idea quedaba absolutamente descartada. ¿Y si la descubrían? ¿Y si la encontraban? ¿Iban a volver a venderla? ¿Volvería a ser encerrada? ¿Por cuánto tiempo? Mejor no obtener respuestas a esas incógnitas por experiencia propia.

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Se despertó ahogando un grito de espanto. Vio la luz del sol que se filtraba por la ventana iluminando su habitación, en el departamento del tipo con casco y se sintió más calmada, aunque no por ello menos asqueada. Corrió al baño a vomitar. Odiaba cada vez que recordaba en sueños lo que ese estúpido pervertido le hizo.

Cuando lo único que le quedaba para vomitar fue pura bilis, descargó el inodoro y se enjuagó la boca. Al mirar su reflejo en el espejo notó un cambio bastante fuerte en ella. Ya no parecía estar a punto de fallecer de hambre. Su piel había adquirido un ligero bronceado al dormir con la ventana abierta todos los días. Había recuperado algo de peso y su cara se veía menos esquelética. Y sus ojos tenían un pequeño brillo de felicidad en ellos.

Volvió a tumbarse en la cama a tratar de conciliar el sueño, pero solo lograba revolverse entre las sábanas. Rindiéndose con la idea de dormir, decidió mejor ir a la cocina a picar cualquier cosa. No lo vio por ningún lado y su puerta estaba cerrada, así que ella sonrió y caminó como Pancho por su casa.

LEGENDS NEVER DIE [Jason Todd/Red Hood]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora