2-Suciedad

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'¿Qué demonios estoy haciendo?'- se preguntaba el zaunita mientras yacía en su enorme habitación.

La cena había sido horrible, los señores Talis fueron muy amables pero el ambiente era demasiado incómodo gracias a su hijo. Él lo entendía, no era usual traer el a desconocidos a tu casa pero había necesidad de ser tan imbécil?.

Todo había sido tan loco que no sabía que pensar. Claro que todavía estaba triste pero fueron tantas emociones que no lograban coordinarse entre sí.

'¿Qué debería hacer?'-El suspiró. Pensó entonces en quedarse solo por unos días hasta replantearse su situación, no quería ser desconsiderado con sus salvadores.

Todavía pensaba que no tenía motivos reales para creer que todo saldría bien. Estaba en un momento excelente hasta hace unos días, iba a ingresar oficialmente en la academia, a pesar de su clase social, sus logros habían sido reconocidos y si no fuera por aquello...

Viktor estaba consciente de que no era su culpa pero se sentía de esa forma, nunca tantas personas lo habían apuntado y, no era por buenas razones. Al menos el rumor de lo sucedido no había llegado más allá del consejo pero ya no podría cumplir sus sueños de ser un gran inventor nunca más y, todavía sentía esa horrible sensación recorriendo su cuerpo. Al pensar lo último una lágrima se escapó de su ojo derecho.

'esto me da tanto asco'- pensó recorriendo su abdomen y recordando la situación. Era una persona en la que confiaba plenamente la que le había hecho esas cosas horribles, alguien a quien consideraba su mentor.

'hah y ahora ingenuamente vuelvo a seguir a un desconocido'- rió. Igualmente este hombre parecía genuinamente preocupado por su situación o bien sentía pena por él. Por el momento no tenía motivos para desconfiar de él.

De tanto dar vueltas en sus pensamientos terminó cansándose y se durmió.

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Cuando me desperté no sabía qué hora era,la cama era tan cómoda que no me quería levantar, sentí que había dormido un milenio.

Mientras me vestía escuché golpes en la puerta seguido de una voz familiar, era la señora Talis.

"Buenos días Viktor, el desayuno está listo"- tenía una voz tranquila y reconfortante.

"Iré en un momento"- respondí y terminé de abotonar mi camisa rápidamente, tendí la cama y luego bajé por las largas escaleras.

La mansión era tan enorme que no sabía muy bien donde estaba el comedor así que caminé por un largo pasillo esperando encontrar algo.

"¿Qué haces por aquí?"- él malhumorado hijo de los Talis estaba frente a mí, había salido de una puerta que parecía otro estudio o algo así. No entendía la necesidad de tener tantas habitaciones.

"Buenos días"- yo pensaba que no estaría bien tratarlo de la misma manera, así que le respondí de manera cordial-"estoy buscando el comedor"

"Me parece que el comedor comunitario no está en esta casa"- sonrió y yo traté de mantener la compostura.

"Por favor podrías decirme dónde está el comedor"- le sonreí y él me miró disgustado.

"Por aquí"- gruñó y me llevó hasta unas grandes puertas que se encontraban abiertas y daban lugar a una galería donde al final se encontraba el dichoso salón.

"Buenos días Jayce, Viktor"- el señor Talis nos recibió con una sonrisa y nos invitó a sentarnos.

"¿Pudiste dormir bien?"- me preguntó amablemente el hombre.

Sin señalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora