El joven Ryūnosuke había ido al Instituto usando falta y uniforme escolar femenino. Llevaba su cabello como de costumbre, suelto, pero con una diadema que combinaba con el color del uniforme.
Chūya caminaba a su lado, dispuesto a defenderlo de cualquiera que quisiera hacerle daño física o verbalmente. No lo permitiría. Ryūnosuke era su única familia y lo amaba, era su hermano pequeño y debía cuidarlo incluso si arriesgaba sus amistades por él.
Las miradas de rechazo no se hicieron esperar. Incomodaban al azabache, quien se pregunta a si seguir caminando al lado de su hermano, cargando su mochila en su espalda, hasta que sintió que Chūya sujetó una de sus manos y eso lo animó a seguir.
— Chūya-nii... Todos me miran raro. C-Creo que debería de traer mañana mi otro uniforme... Aunque es raro para mí. Muy raro.
Dijo cabizbajo, sin ninguna expresión, pero Chūya sabía que su hermano se encontraba triste. Podía sentirlo.
— A tí... ¿Te gusta esa falda, esa diadema y esa mochila?
— Sí... Me gusta.
Respondió apenado y con un ligero sonrojo en sus mejillas. Chūya sonrió, lo atrajo hacia él, y besó con cariño la frente del menor deseándole éxito en su primer día siendo diferente en la escuela.
— Si a tí te gusta, debes sentirte cómodo...da, y ser tu misma. Por favor, si alguien te hace daño, dímelo. Ya sabes el funcionamiento de la pulsera, me llamará cuando tú lo necesites. Quiero que estés bien, Ryū. ¿Lo prometes? ¿Prometes que no te sentirás mal si alguien se burla de tí?
— Eso es difícil... Pero puedo prometerlo.
— ¡Bien! Iré a mi clase. Mucha suerte, Ryū.
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Nadie se había sentado cerca de Ryūnosuke. Lo dejaron en la parte trasera del aula e incluso varios profesores empezaron a tratarlo raro, de una manera incómoda para él. Hasta que alguien más se sentó en el mismo espacio que Ryū. El nuevo chico de la clase.
— Hola. Eres muy bonita. ¿Por qué te sientas hasta atrás?
Preguntó curioso. El azabache se ruborizó ante la primera persona que le dirigía la palabra, sin creerlo aún.
— ¿M-Me estás hablando a mí?
Al escuchar su voz, el joven lo supo desde un principio. Comprendió.
— Sí. Soy Atsushi Nakajima. ¿Y tú?
— Yo no.. digo, soy Ryūnosuke... Ryūnosuke Nakahara...
— Seamos amigos, Nakahara-chan.
— ¿Eh?

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LA OVEJA NEGRA
FanfictionRyūnosuke tenía crisis de identidad constantemente. No era feliz actuando como los chicos "normales" de la universidad. Ryū deseaba llevar el uniforme de las chicas, poder peinar su cabellera como ellas, usar zapatillas, maquillaje y muchas cosas má...