LA OVEJA NEGRA

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La hora del receso había llegado, el joven Atsushi sacó su obentou y lo puso sobre la mesa del pupitre. Tenía gran variedad de comida en el obentou que podía compartir con su nuevo amigo, o mejor dicho amiga.

— Nakahara-chan, ¿traes algo para comer? Puedes tomar de mi obentou también.

Dijo amable y sonriendo de manera tierna. Ningún compañero de clase le había sonreído a Ryū jamás. Estaba ruborizado por la acción.

— G-Gracias... Sí, traigo mi obentou. También puedes tomar lo que quieras.

Sacó su almuerzo y lo dejó sobre su mesa, la cual estaba al lado de la de Atsushi.

El silencio incómodo se hizo presente nomás comenzaron a almorzar. Sólo podían escucharse masticando y eso volvía el momento más incómodo hasta que Atsushi tiró un palillo a propósito para hacer ruido.

El albino se agachó para recoger el palillo y limpiarlo con un pañuelo de papel.

— Nakajima.

— ¿Si?

— ¿Por qué quieres que seamos amigos?

Atsushi sonrió.

— Porque eres muy bonita, y porque eres diferente a los demás.

Atsushi revolvía unos fideos que traía entre la comida de su obentou, mientras hablaba en un tono calmado y especial.

— Tú... ¿Sabes que en verdad no soy una chica, verdad?

— Lo sé. Pero... ¿Eso me impide ser tu amigo?

— Pues... Nadie quiere serlo.

— Yo sí.

En ese momento, Chūya entró al aula de Ryūnosuke encontrándose que tenía un nuevo y único amigo.

— ¿Ryū? ¿Quién es él? ¿Qué hace contigo?

Se acercó celoso. Chūya siempre estuvo con Ryū, lo cuidó, lo apoyó en todas sus decisiones. Ahora se sentía un poco excluido de que su pequeño hermano no lo buscara en la hora del receso cuando siempre almorzaban juntos.

— M-Mi amigo, Atsushi Nakajima.

Respondió tímido.

— Mucho gusto, Nakahara-san.

— O-Oye... ¿En verdad quieres ser amigo de mi hermani...ta?

— Claro que sí. Cuidaré a Nakahara-chan cuando Nakahara-san no esté.

Esto último... Trajo un mal recuerdo a Chūya, y un pensamiento triste y negativo. Aún así, sonrió.