Especial 2 Feliz Cumpleaños Mew

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Gulf bullía alrededor de la cocina tratando de recordar las instrucciones que Saint le había dejado. Cocinar en realidad no era el fuerte de Gulf, pero quería hacer un esfuerzo extra para el cumpleaños de Mew.

El cumpleaños real de su compañero era mañana y Boston y Samanta vendrían para una gran cena familiar como lo hacían para cualquier ocasión especial en estos días. Gulf amaba a su nueva familia, hasta el último miembro de la misma, pero de vez en cuando era bueno tener una pequeña cena íntima con sólo el hombre que amaba.

Esta noche era una de esas noches.

Todos los niños habían sido recogidos y todo el mundo se había ido a la casa de Boston y Samanta hacía media hora. La casa estaba en silencio, tranquila. No era algo que sucedía muy a menudo cuando se vive con otros siete hombres y cuatro niños.  Gulf miró su vientre plano y lo acarició.

Pronto a ser cinco niños.

Una enorme sonrisa se desató en su rostro mientras pensaba en cómo iba a reaccionar Mew a su regalo de cumpleaños.

Desde la pasada Navidad, cuando habían decidido formar una familia, ellos habían tratado. Pero mes tras mes transcurrió sin ningún éxito. Gulf admitió que había empezado a pensar que podría haber algo mal.

Entonces hace tres días, él se había despertado sintiéndose un poco mareado. Gulf no había pensado en nada de eso y siguió su día y la hora del almuerzo él estaba sintiéndose normal de nuevo. Lo mismo había ocurrido los siguientes dos días.

Había contado mentalmente hacia atrás en su cabeza cuando había sido la luna nueva anterior y comenzó a emocionarse... y aterrorizarse. Había salido durante el día y compró una prueba casera, casi se desmayó cuando dos pequeñas líneas azules aparecieron.

Había estado listo para llamar a Mew en el acto y hacerle saber, cuándo se detuvo con su dedo en el botón. Esta sería una muchísima mejor manera de decírselo a su compañero. Había estado corriendo todo el día, organizando la sorpresa y no podía creer que había logrado llevarla a cabo.

Gulf incluso había llamado a , el salón de tatuajes de Mew, y habló con Earth, uno de los empleados de Mew, y reclutó su ayuda para mantener a Mew en la tienda hasta las siete. Gulf miró su reloj. Mew llegaría a casa en cualquier momento.

La mesa estaba lista, las velas en su lugar, las encendió; cerveza enfriándose en un cubo de hielo junto con un poco de agua para sí mismo. La cena estaba casi lista. La carne sólo necesitaba un minuto antes que pudiera ser retirada del calor y reposar antes de servirla. Las verduras asadas al horno que serviría con los filetes estaban listas y manteniéndose calientes en el horno.

Retiró los filetes y los cubrió con papel de aluminio para que reposaran, según las instrucciones de Saint, cuando escuchó el profundo rugido de la moto de su compañero entrar en el garaje. Las palmas comenzaron a sudar. A pesar de que tenía una idea bastante buena de cómo su compañero iba a reaccionar, él todavía estaba sangrientamente nervioso. No todos los días le informabas al hombre que amabas que sus vidas estaban a punto de ponerse patas arriba.

Apagó la luz en el comedor cuando escuchó la moto apagarse. No tuvo que esperar mucho tiempo por su compañero.

—¿Dónde están todos?— Mew se detuvo a mitad de la frase mientras se dirigía a la habitación y observó la zona.

Gulf sonrió, le encantaba ser capaz de dejar, a veces, sin habla a su compañero. Es cierto que muchos de esos momentos se encontraban en el dormitorio, después de una sesión caliente y pesada de follar. Sólo de pensar en eso tenía a la polla de Gulf animándose, queriendo algo de acción.

Un San Valentín Muy PrukDonde viven las historias. Descúbrelo ahora