APRENDIENDO A AMAR

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La idea del amor en mi vida estuvo distorsionada, muchas veces hasta lo añoraba en la convivencia de mis padres que mi infancia dejó marcada. Por supuesto otra vez estuve equivocada, de amor mis padres no me enseñaron nada, no hablo del que me propiciaban, porque para eso estuvo mi madre siempre bien preparada. Hablo del que aprendí en el colegio a la mala, cuando por primera vez un chico me hablaba y notaba, lo linda que era mi cara, la que para ese entonces a mí no me gustaba pues siempre me sentí acomplejada, de mi forma, cuerpo y talla. Pero a periquito, no le importaba, me dió el primer beso de secundaria, yo sentí que volaba y me creí enamorada hasta que descubrí que de una apuesta se trataba. Esa fue la primera desilusión, hasta me avergüenzo de contarla pero es para que puedan entender las rayas que debajo de mi falda ocultaba. Pero eso pasó en secundaria, el primer año cursaba. No crean que aquí acaba porque luego llega una visita inesperada, con quién me atreví a dar las primeras pisadas, en temas de placer para ser exacta. No piensen mal, que de besos no pasaba, pero muchas veces el deseo se desencadenaba y terminaba en arrepentimientos en mitad de la jugada, lo que me gustaba es que él no se frustraba por el contrario, me esperaba. Lástima que ese amor no duró como anhelaba, se trata de algo prohibido para la ética que la sociedad ha dejado clara. Eso no quiere decir que con el tiempo ya no nos importara, pero eso sucedió cuando ya de amor no quería saber nada. Ahora continuo con el que provocó  creyera en los cuentos de hadas, dónde todo es color de rosas sin darme cuenta de cuánta espina hay enredada.

AVES DE PASODonde viven las historias. Descúbrelo ahora