Capítulo 3

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Me sofoca, me ahoga que me hablen de ti. La sola idea de que alguien me recuerde el hecho de que ya no estás, es más doloroso que entenderlo yo mismo. No quiero saber, no quiero saberlo, solo quiero fingir que vas a volver en algún momento, entraras por esa puerta, y te veré sonreír con esa sonrisa tan hermosa y preciosa que tienes.

Un engaño, una ilusión.

Una en la que preferiría vivir si con ella te vuelvo a oír.

Nuestros amigos que estaban en el extranjero volvieron, y han venido a darme su pésame. Me cuentan una cantidad de historias sobre ti, sobre tu paso de dos años por el mundo, sobre el tiempo que viviste alejado de mi, sobre los días en los cuales yo ni siquiera contemplaba una oportunidad contigo.

Días en los que fuiste feliz.

No quería oírlos. No quería escuchar todo eso, pero a la vez si, porque eran versiones de ti que nunca pude ni podré ver.

Solo son imaginaciones que puedo tener de la belleza en la que envolvias tus días con alegría, y la bendita sencillez de tu cariño, el cual no negabas a nadie.

Cariño que tanto extraño, y que deseo volver a sentir.

Ese cariño al que me acostumbré y con el cual soñé siempre.

¿Podrías volver y abrazarme, por favor? Solo sostenerme en tus brazos, acariciar mi cabeza y permitir que mi corazón se sincronice al tuyo. No pido mucho. No es demasiado.

Solo necesito tenerte a mi mano, que estoy a nada de perder mi propia lucidez por ya no estar contigo.

Junto a ti (Katsudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora