Epílogo

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Hacía un par de semanas que había decidido dar un cambio drástico en mi vida. Mi vida era bastante normal, era enfermera en un hospital de Madrid, tenía un novio perfecto y una gran cantidad de amigos. Mis padres y mis hermanos vivían cerca de mí, y a pesar de que el resto de mi familia residía en Italia los veía muy a menudo. No me podía quejar, mi vida era un sueño.

Pero como en todos los sueños te acabas despertando, y yo desperté un día caluroso de verano, cuando por urgencias entro una pareja joven y asustada, la chica tenía sangrados y estaba embarazada. Nada que no hayamos tratado antes, sin embargo mi mundo se derrumbó cuando vi al chico...era mi novio. La gran mayoría de nuestros amigos en común se pusieron de su lado, él les contó una historia, dónde yo era la mala. Mi día a día en el hospital era horrendo, aunque amase mi trabajo cada vez que entraba en una sala, las voces se cortaban y los susurros de lastima llegaban después.

Quería olvidarme de todo. Necesitaba un cambio de aires. ¿Y que mejor cambio de aires que sobrevolar estos? Mande mi currículum a un montón de compañías aéreas pero después de una semana ya había perdido la esperanza, decidí olvidarme del tema y buscar otra alternativa. No me gusta centrarme en los problemas, me gusta buscar soluciones y arreglarlo.

Por eso mismo ese día estaba buscando vuelos a Italia, ya que nací allí y es como mi segunda casa, igual algún hospital necesitaba personal... Ví un vuelo bastante económico y me dispuse a reservarlo, pero la web no parecía aceptar mi tarjeta de crédito. Quizás fue el destino o simplemente casualidad, pero en ese instante mi teléfono empezó a vibrar en la mesita de noche.

—¿Carlotta Di Angelo? Te llamamos de RRHH de Norga Airlines. Esta es tu golden call—dijo una voz femenina en perfecto inglés al otro lado del teléfono.

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