Cuando el señor pocos amigos salió de mi habitación me enfade conmigo misma por haberme acostado con él. Anoche estaba triste y Nathan fue tan bueno conmigo, no parecía el capullo que solía ser, le conté todos mis dramas y bebimos por ellos. Y no se muy bien como acabamos en mi cama, el alcohol me nubló el juicio y creí que acostarme con él me haría sentirme querida por un hombre. Y para ser sinceros no lo sentí, pero si que tuve el mejor polvo de toda mi existencia. Nathan fue dulce y salvaje a la vez. Cuando acabamos, me pregunto una docena de veces si lo había disfrutado. Y allí, en mi cama, sudados y cansados Nathan Hawkins dejo ver un poco de su lado sentimental y me confesó que su ex decía que era un egoísta en la cama. Yo había visto todo lo contrario pero no quise opinar. Para ser sinceros pensé que se iría al acabar, pero me abrazó y se quedó dormido junto a mi. Me gustaba el Nathan borracho, que no se frenaba constantemente y era tan agradable como cuando toma café, incluso más.
Pero al despertar y desaparecer el alcohol en sangre volvía a salir el capullo. Sin embargo en sus ojos vi algo que no comprendí, miedo.
Decidí bajar a la piscina a intentar que la vitamina D me ayudase con la resaca. Otra compañera estaba allí también y estuvimos conversando un rato. Ella llevaba volando un par de años y ya se conocía medio mundo. Me contó que estaba casada desde yace cuatro años, pero que con su trabajo ella y su marido habían decidido tener una relación abierta y que también se había tirado a medio mundo. Incluyendo pasajeros, tripulantes de cabina y pilotos.
—Creía que las normas de la compañía prohibían ese tipo de relaciones.— murmure bajito para que solo ella lo escuchase.
—En realidad no prohíbe nada, solo recomienda que no afecte al avión ni al vuelo y que todo lo que hagas con pasajeros sea sin uniforme.— rió.—Aunque reconozco que es incómodo relacionarse con compañeros de trabajo, a la gran mayoría no los he vuelto a ver después del encuentro. Ya sabes, la tripulación cambia en cada vuelo las posibilidades de volver a coincidir son escasas.
Mientras la chica me seguía contando sus expresiones sexuales por el mundo, vi entrar en la zona de la piscina a Jayden y a Nathan. Cuando el último se quitó la camiseta para entrar al agua casi me muero de la vergüenza, tenía un chupetón enorme en el cuello y toda la espalda arañada. Observe como al copiloto se le ponía una cara de sorpresa total y casi reí.
—¿Ves? Mira al piloto, todos son así, tienen a alguna chica esperándoles siempre en cada destino. Son unos mujeriegos y no son de fiar.—comentó la mujer mirando fijamente a Nathan.
Y por mucho que dijese, yo estaba segura de que nuestro piloto no era así, anoche lo vi tan vulnerable que dudaba que hiciese eso cada semana, me dio mucha ternura, una pena enorme y una grandísima curiosidad. La azafata se despidió de mi y dijo que nos veríamos en el avión. Casi automáticamente después de que mi compañera se fuese , Jayden ocupó la tumbona que dejó libre.
—Hola Car.¿Que tal la resaca?— comentó mirándome fijamente.
—Buenos días Jay, bien, el sol ayuda.-le sonreí aunque el me seguía observando con mucho interés.—¿Tantas ojeras tengo?—pregunte bajo su mirada.
—No, no es eso. Estaba casi seguro que habías sido tú la chica con la que había pasado la noche Nate, pero no tienes ninguna marca.—suspiro decepcionado.
Iba a preguntarle que porque pensaba que era yo y porque iba a tener alguna marca, pero antes de que contestase me había dado cuenta de que había empezado a llover. Mire hacía arriba esperando ver el cielo gris, pero una cabeza ocupaba todo mi espacio visual, y las gotas de agua de su pelo era la lluvia que caía en mi. Gruñi y le di una patadita en la pierna para que se moviera, sin éxito, Nathan seguía estático delante de mi.
—¿Qué haces Jay?— preguntó a su amigo ignorándome.
—Estoy buscando a la chica misteriosa con la que te acostaste ayer.—le explicó el moreno.
—Mira que eres cotilla...—se quejo el piloto.
—¿Sabes que Nate? Te acabas de descubrir tu solito viniendo como perro pastar a proteger a la pobre ovejita.—Jayden le puso una cara que solo ellos dos descifraron.
—¿Hola, existo sabeis? Y no soy ninguna pobre ovejita ni nada así.— dije ofendida.
—Acerte.— canturreó Jayden mientras hacía una especie de baile de celebración.
—Déjate de bailes, que yo no me acuerdo de nada de lo que paso y como la señorita aquí presente no me quiere aclarar la mente, si no me acuerdo no paso.—aseguro Nathan sentándose a los pies de mi hamaca.
—Bro, tu espalda dice lo contrario.—aseguro el chico moreno y yo no pude evitar empezarme a reir., cosa que ofendió enormemente al piloto.
—¿Es gracioso Carlotta?— pregunto mientras se levantaba y se acercaba a mi amenazante.
—Much...— y antes de que pudiera acabar la frase, Nathan me había levantado como un saco de patatas y se dirigía conmigo hacia la piscina . Chille y patalee haciendo todo un espectáculo en el hotel pero pocos segundos después note el impacto y el agua alrededor de mi.
Intenté salir a la superficie para gritarle al chico rubio mil improperios, pero unas manos me agarraron impidiéndome salir. No había dado cuenta de que él había entrado al agua también.
Pelee para subir a flote y cuando salí de la piscina le saque el dedo a el señor cambios de humor y subí a la habitación. Lo último que oí antes de salir de el recinto fue la voz de Jayden diciendole:"Te gusta".
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Noga
RomanceUna joven enfermera decide dejarlo todo y empezar como azafata en Noga Airlines. Pero en su nueva vida en los aires conoce a un piloto bastante capullo, al menos hasta aquella noche en Sydney...