Capítulo 5-¿Qué anoche qué? (Nathan)

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Sentí el sol entrar por la ventana provocando que me despertará. Anoche había bebido demasiado y hoy esperaba una resaca horrible, yo no era una persona de beber como un loco, no se que me había pasado. Lo bueno es que había dormido como un lirón sin pastillas, cosa que rara vez ocurría, normalmente tenía muchas pesadillas y apenas pegaba ojo. A veces eran sueños sin sentido que lograban acojonarme vivo, otras eran recuerdos de la guerra y la gran mayoría eran recuerdos horribles que no me gustaba recordar.

Me intente estirar en mi cama, mientras mis ojos se acostumbraban a la nueva luz, cuando note un peso encima de mi pecho. ¿Qué coño?

—Mierda—susurre bajito mientras observe a Carlotta y durmiendo encima de mi.

La chica rubia dormía plácidamente sobre mi pecho, ajena a la realidad. Lo peor, era que yo estaba desudo y aunque a ella la cubría la sabana suponía que también. ¿Qué coño hice anoche? Ahora mismo estoy muerto de miedo, no debería haberme acostado con alguien de la empresa, mucho menos con ella, joder sabía que era guapa pero que paso anoche para que mi norma de "no chicas" se fuese a la mierda. Y lo peor, es que mi mayor preocupación no era haberme acostado con Carlotta, era que lo hubiese hecho y no le hubiera gustado.

Cuando mi relación con Mia acabo, ella me echo en cara muchas cosas, entre ellas que no me preocupaba de su placer cuando follabamos. Y yo no quería eso, yo sí me preocupaba por ambos y esa acusación, me había dolido especialmente. Yo siempre me preocupaba por ella, en todo pero ella parecía no querer darse cuenta de ello. Cuando nuestra relación terminó acabe echo mierda y aunque me cueste admitirlo había creado en mi muchísimas inseguridades.

Localicé mis boxers y me levante con cuidado de no despertara. Joder era preciosa hasta durmiendo y con el maquillaje corrido. Sin ser consciente de lo que hacía mis dedos rozaron su cara, estuve un rato mirándola mientras dormía y luego me vestí para irme de la habitación sin ser visto, con un poco de suerte Carlotta no se acordaría de con quien se había acostado.

Cuando mis dedos rozaron el pomo de la puerta, mi mente hizo un click y un recuerdo vino a mi mente.

La besaba, la estaba besando y se sentía como tocar el cielo, nos chocamos con la puerta de la habitación del hotel, ella buscó la llave en su bolso y yo mientras aproveche para besarle el cuello, oía su risa suave y me estaba volviendo loco, nunca había tenido tantas ganas de estar con nadie, era una necesidad. Cuando por fin, consiguió abrir la puerta entramos como pudimos y seguimos besándonos hasta llegar a la cama...

Y no podía recordar más, por mucho que lo intentase estaba en blanco. Me cosquillearon los labios con el recuerdo, es imposible que un beso se sienta tan bien, mi mente lo debe de estar manipulando. Y como estaba en mis pensamientos y seguía agarrado al pomo de la puerta no oí que la chica de la cama se despertaba.

—¿Nathan?—me llamó confundida mientras me miraba con cara de sueño, se había levantado envuelta en la sabana.Y cuando me vio agarrado al pomo de la puerta y vestido su cara cambió a una de enfado.—¿Ya te vas?—preguntó molesta.

Mi mano automáticamente cayó de dónde estaba y me di cuenta de lo gilipollas que era al huir.

—Lo siento, no se que nos paso anoche...—empecé a decir pero ella me interrumpió.

—Y como no lo sabes te largas. Sin preocuparte una mierda si yo me acuerdo de algo o pienso que me han violado o cualquier otra mierda.—me grito en la cara.

Eso había dolido, porque tenía razón, era un cobarde y me aterraba esta situación así que decidí huir de ella sin pensar en nadie más. La chica era buena persona, no se que había pasado anoche para que decidiese acostarse con un capullo como yo, no se merecía esto.

—Si alguien de la compañía nos hubiera visto, nos meteríamos en un lío.—respondí seco, no quería que viese mis miedos.

Carlotta rió.—Claro, se lo van a decir las cámaras secretas que nos ponen en la habitación. Además dudo mucho que volvamos a coincidir en un vuelo—contestó con ironía.—Mira si te arrepientes de lo de anoche vale, pero no te largues así sin más, esta feo ¿sabes?.

Asentí y antes de que pudiese si quiera pensarlo tres palabras salieron de mi boca, sin freno.—No me arrepiento.

Su cara cambió drásticamente, sus facciones se relajaron y sus cejas subieron hacía arriba. Se agarró mejor la sabana y se acercó a la puerta, se situó justo enfrente de mi.

—Yo si me arrepiento, no tenía ninguna intención de acostarme con nadie y mucho menos contigo. Eres una persona muy extraña, me tratas fatal en el avión, luego te vuelves agradable, más tarde vuelves a ser un capullo y luego decides acostarte conmigo mientras estoy borracha—me echo en cara la azafata.

—Tienes razón soy un capullo, pero yo no me aproveche de ti borracha, yo también lo estaba y para tu información no me acuerdo de nada.—le informe.

—¿De nada?—pregunto mientras yo asentía.—Yo si me acuerdo.

—¡Te acuerdas de lo que hicimos anoche! ¿Qué paso?¿Como acabamos aquí?—empece a preguntar mientras me acercaba a ella.

—Ese es tú castigo por ser un capullo, la duda.— sonrió plenamente.

—Seguro que te lo estás inventando.— asegure, es imposible que se acordase de algo, lo poco que recordaba es que estaba tan borracha o más que yo.

—¿Quieres que te diga cuantos tatuajes tienes y en dónde?—pregunto pícara y en ese instante supe que Carlotta Di Angelo me iba a dar muchos dolores de cabeza con el día que nos acostamos después de emborracharnos  en la Guarida del Lobo.

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