UN LUGAR PODRIDO Y ABANDONADO

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Yu Ziyuan, camino lentamente, alejándose del lugar de entrenamiento, Wei Wixian, miro a su alrededor, sentía una mirada sobre él, pero no logro ver nada. 

Hasta de eso, en ese momento tenía que estar atento, nadie debía darse cuanta a donde se dirigían. Su sonrisa se borro inmediatamente, en cuanto todos los demás discípulos se alejaron. 

La esposa del líder de la secta, al no sentirlo avanzar, dijo gritando en un tono bastante desagradable, sin siquiera voltear hacia atrás.

-Solo eres un simple sirviente, como te sientes capaz de decir ser amigo del segundo heredero de la secta Lan, solo estas aquí porque yo lo permito, sin embargo, no pienses que estas por encima de mi hijo, o a la par de cualquier heredero de alguna secta, así sea la más inferior. Tienes la osadía de humillar al único heredero de esta secta frente a sus subordinados, tienes el descaro de humillarlo frente a mi, eres igual a tus padres, no conoces tu lugar. Vives y respiras gracias a mi, sino, serias un hombre vulgar como todos los que caminan por el pueblo. No eres nada, no tienes a nadie, solo te debes al cuidado de mis hijos, eres un subordinado, un esclavo malagradecido.

Zidian, brillaba, mostrando su enojo, no detenía sus pasos, como tampoco lo hacia con sus palabras llenas de veneno y odio.

Wei Wuxian, suspiro, detuvo sus pasos y agacho la cabeza. No podía decir nada, solo aceptar las palabras que herían su corazón. Ella tenía razón, tenía que estar agradecido por lo que le dan, solo que él nunca comprendía el porque humillaba a Jiang Cheng, él no buscaba eso, cada uno tenía su lugar, desde que llego a la secta conocía su rango, desde que llego a Yunmeng Jiang, también, desde su primer día aquí conocía el lago de los lotos muertos. 

¿Porqué esta mal considerarse amigo de Lan Zhan?, aunque era estoico y malhumorado, no le falto al respeto, no lo alejo como lo hacia con todos, le permitía permanecer a su lado a pesar de sus continuas bromas, a pesar, de sus continuos enfados, Lan Zhan sabia que era así y nunca lo trato inferior. 

Sus pasos se volvieron pesados, en cuanto le llego el aroma del agua, tembló, todos en Yunmeng sabían que a pesar de un agua turbia un loto florecería, pero este lugar estaba tan cargado de odio y venganza que solo se veía en el agua hojas manchadas, lotos muriendo, solo percibía olor a podredumbre. Es por ello que nadie se acercaba, realmente estaba prohibido pisar ese lugar.

Yu Ziyuan, sonrió siniestramente, mientras observaba un pequeño bulbo de loto putrefacto, justo en medio del lago, y sin demora ordeno, -tráelo. hazlo rápido-.

Lentamente Wei Wuxian se quito la túnica exterior para entrar al lago, sabia de antemano que no podía utilizar su energía espiritual para protegerse, como tampoco la pequeña balsa que estaba a la orilla. Entro y al instante comenzó a sentir que su poder se drenaba, que el alma le dolía.

Wei Ying no comprendía el porque ese lugar lo debilitaba tanto, al entrar al agua era como si toda su energía espiritual fuera drenada,  por cada poro de su cuerpo ese algo comenzó a invadirle, despertando sus memorias más aterradoras y dolorosas, era imposible saber que le causaba más dolor, si los recuerdos que volvían a su mente como si en ese momento estuviesen pasando de nuevo, o los golpes que  recibía de Zidian sin descanso. Como distinguir en ese momento si eran los perros que lo mordían y desgarraban su cuerpo, el sufrimiento cuando nunca regresaron sus padres o los latigazos que lastimaban su piel.

Ziyuan reía a la orilla, ese era su pequeño y constante castigo frente a ese maldito bastardo, gracias a él, gracias a su estúpida madre, ella siempre sería la segunda, siempre estaría a la sombra de un recuerdo. Mirando a ese estúpido chiquillo, veía que su hijo sería igual, la sombra del hijo de esa familia de sirvientes con un cultivo envidiable, pero sirvientes al fin.

El lago de los lotos muertos, era un lugar donde las personas no se acercaban, contaban entre las calles que un día, una mujer despechada destrozó a la que creía amante de su esposo junto con sus hijos, y entre risas, entre bailes, bañada en sangre arrojaba pedazos de los cuerpos que destruyó al agua, nunca existió tal relación entre esa mujer y el esposo, esos hijos no le pertenecían, había demasiado odio en sus acciones, pero al sentir que vengaba su puesto como esposa, no dejo un rastro de energía resentida, por lo cual, nadie sospechaba para que había utilizado ese lago descuidado y abandonado por la secta a pesar de ser parte de su territorio.

Ziyuan creía lo mismo de su esposo, lo mismo de la madre de Wei Wixian, los mismos celos, la misma inseguridad, el mismo odio... Solo sentimientos, emociones, pensamientos que creo dentro de su mente y que no existieron en verdad.

El agua tenía tanto dolor, tanta tristeza, tanto despecho, que las almas limpias, en las almas que disfrutaban y vivían la vida eran vaciadas poco hasta que las personas morían de tristeza y soledad.

-¿Entonces porque este estúpido ha aguantado tanto?- Se repetía en la mente, lo dejaba agonizando para que entrara a la pequeña y única cabaña que estaba cerca, el pretexto era que necesitaba meditación aislada, esto para reforzar su cultivo para sanar las heridas de su discípulo principal. Heridas que tenía que desvanecer y sanar con su cultivo, sin entender, dentro de la bruma de sus emociones negativas que eso solo fortalecía su alma y cuerpo. El castigo inexplicable que le daba, por los sentimientos enfermizos que la abordaban le saturaban los sentidos, mientras Wei Wuxian sentía que debía aguantar y ser fuerte para proteger a aquellos que le ofrecieron comida y techo sin tener responsabilidad hacia él, un huérfano cuyas padres decidieron abandonar para irse a cazar. Ese era el discurso que Ziyuan le restregaba sin parar.

Lan Zhan sintió que las piernas se le doblaban, unas ganas inmensas de vomitar lo atacaron, ese dolor que vio en Wei Ying no era normal, ese olor no era algo de la naturaleza y ese sufrimiento que emanaba el agua como un lamento silencioso abrumaba su corazón limpio y noble. No podía creer que detrás de esa sonrisa estuviera guardando tanto dolor, no comprendía cómo podía no guardar su Wei Ying odio en su corazón con ese trato, si a él en ese momento el deseo de dañar a esa serpiente lo invadía sin recato.

¡Oh si! Su Wei Ying, desde ese instante algo se quebró en si corazón y juro que moriría antes de volver a ver ese sufrimiento en la mirada gris que tanto le perturba si estabilidad, al grado de venir tras ella, abandonando todo, rompiendo tantas reglas.

Respiró profundo, y observo su entorno, no, aún no, definitivamente no era tiempo que los demás se dieran cuenta que él estaba ahí.

EL JARDÍN DE LOS LOTOS MUERTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora