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Ganah.

—¿Entonces cuál es su veredicto, Value? ¿Escribió o no las cartas, William V? —preguntó el rey Darcy Al- Fallet, al mejor analizador de letras de su reino, días más tarde de su encuentro con el príncipe Harold. Darcy siempre había sido un hombre interesado de la sabiduría humana, razón por la que, había llenado su corte con médicos, científicos, artistas y eruditos con conocimientos específicos para que le ayudasen a resolverle dilemas, tales como este. Por eso, luego de que le hubiesen entregado las supuestas cartas de William V, junto a una mas antigua que tenía de él pidiéndole el mismo que renovaran sus alianzas, había entregado todo el material a John Value para el análisis. Él era un señor bajo, flaco y de lentes, quien llevaba varios años en el reino, descifrando escritos y mensajes ocultos para su ejército.

—Verá, su majestad, comparé la carta verificada que me dio y las dudosas. La del sujeto y las que había que analizar tienen todos los trazos parecidos. —contestó Value, reforzando su contestación, apuntando con los dedos las dos cartas remarcadas, que le tenía sobre el escritorio de su oficina aquella tarde. — Si ve, no hay ninguna letra que tenga un detalle diferente a la de la carta del sospechoso. Hasta la forma de salpicar levemente con la tinta en la primera en todos los finales de las oraciones, se ve en las demás. —ahora señaló esas salpicaduras encerradas en círculos.— Además tambien percibí que en todas las cartas el escribiente es una persona con temperamento explosivo y contundente, razón por la que afirma con furia cada trazo angular y es por eso que en los finales salpica. Es un sujeto que se ve a mismo con mucha confianza por la forma de hacer sobresalir las letras T y L. —Value volvió a señalar estos detalles, tambien encerrados con círculos, mientras Darcy miraba con detenimiento lo que él le indicaba, sentado en la silla tras su escritorio. —Muchos afirman que la escritura tambien va ligada a la personalidad, su majestad y hay muchos detalles que apuntan que es la misma persona quien ha escrito todo.

—Ya veo...—susurró entre dientes Darcy, sabiendo que su erudito le había descrito a la perfección la personalidad violenta de William V, mismo quien tambien se le notaba, pensaba era una divinidad en la tierra y hacía todo seguro de sí mismo.

—Aunque...—Value titubeó.

—¿Aunque...?—presionó el rey a Value, sobre lo que le iba decir.

—Siempre puede haber un margen de error en los análisis—contestó el hombre, tocando la montura de sus lentes—En otros casos de falsificación es fácil determinar la mentira por alguna letra distinta o porque la fuerza de hacer los trazos no es la misma, aquí no es el caso porque las cinco cartas dudosas, no tienen detalles distintos a la real, sin embargo, repito, siempre puede haber un pequeño margen de error.

—Pero si me está diciendo que todo es igual Value ¡y en cinco cartas!...—dijo Darcy, quien necesitaba una certeza.

—Tiene usted razón, su majestad, porque tambien pongamos el punto que hubiese sido fácil falsificar una carta y hasta dos con los detalles precisos de caligrafía, ¿pero cinco con tanta precisión, en temas tan profundos, como la forma de remarcar la pluma, sintiéndose la misma personalidad en todas las cartas?

Darcy suspiró, sabiendo que con ese comentario tenía la afirmación, en eso se oyó una discusión afuera con sus guardias como si alguien deseara entrar, luego la puerta se abrió y entró una impulsiva Helena a la estancia con las faldas de su vaporoso vestido, reafirmando cada paso, viéndose muy desesperada.

—¡Papa! —gritó ella, mientras las lágrimas corrían de sus ruborizadas mejillas. Como Helena no era de ponerse así, ya que muchos la consideraban desafectada en sus emociones, Darcy supo de inmediato que había pasado algo grave, por eso se levantó de su puesto angustiado y preguntó:

La prisionera del rey LIBRO 2.5 Lucha de reinos (CAPITULOS DE MUESTRA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora