Ganah.
—Creo que ha llegado el momento, su majestad. —escuchó Darcy que le dijo su ministro de guerra, una mañana en su despacho, luego que les trajesen noticias de la guerra que se estaba efectuando entre Siam y Baulgrana en la frontera de estos dos países. Ya William V estaba allí, hacia días, dirigiendo a sus hombres y ya le habían destruido gran parte de su ejército, hasta el punto que el mismo había pedido más regimientos de Baulgrana, como estimaron que haría. Ya el plan de conseguir que quedara con menos hombres, defendiendo su ciudad había funcionado, así que era el momento de penetrar hacia su palacio, como le indicaba su ministro a Darcy, parecía el momento justo de hacer. Darcy días atrás se había reunido, de nuevo de forma secreta, con Reynald Bowes-Teck y un representante de Harold, ya que el último estaba en guerra. Allí habían acordado que ganaba cada parte aliada de la toma de Baulgrana. El conde de Ambrose, quien le mostró que tenía documentos para ser sucesor de William V al trono, ayudaría a su general a dirigir la operación de la toma de ese reino, porque Darcy pensó que era mejor hacer a Beatriz, quien ahora era la regente de Baulgrana, abdicar el trono, a favor de su sobrino, así evitaban que se formara una revuelta en el propio pueblo, o en la corte, quienes podían unirse para no aceptar otro gobierno al mando. Además de esta forma tampoco podía intervenir el vaticano, alegando que estaban cometiendo un delito, si la propia Beatriz cedía el trono al conde de Ambrose. En fin, presionarían a la reina madre para ceder a esto, pero claro, esto lo haría Darcy, cuando la trajesen a Ganah, ya que prefería hacerlo él, en persona, antes de ordenar a otro a forzarla a hacerlo violentamente. El representante de Harold cuando él había indicado que se haría de esta forma, replicó que era mejor matarla allí mismo, luego de obligarla a firmar torturándola, pero él había dicho que todo lo echaría atrás, si alguien se atrevía a hacer daño a la reina madre, ya que la venganza contra los familiares de William V, debían ir a cuenta de él, así que debían traérsela a su reino. En cuanto a la otra muchacha, dijo a los demás que ella no era importante, porque finalmente ella no era una reina, además ya no llevaba la descendencia de William V en su vientre, porque había perdido a la criatura, según le había dicho el cardenal Di-santi, cuando estuvo en Ganah, informándolo de la supuesta inocencia de William V. Si esa muchacha pensaba con inteligencia, era mejor que decidiera irse bien lejos, agradeciendo a su buena fe, cuando debía destruirla porque sabía que esto haría más daño a su marido. Aunque bueno, no hacía falta hacerle nada a esa mujer, porque a William V ya le quitaría lo que más amaba: su reino.
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Baulgrana.
Había pasado casi veinte días desde la partida de William y no se le veía fin a ese conflicto que su hijo había ido a enfrentar, ya que cada día Beatriz era informada que William requería de nuevos regimientos. Lo único que la tranquilizaba era saber que él continuaba con vida en aquella horrible guerra, porque gracias a Dios recibían cartas de él regularmente, diciéndoles que estaba bien. Esto tambien ayudaba a mantener estable a Elizabeth, misma quien es ese momento desayunaba con ella en el comedor de sus aposentos, viéndosele el atractivo rostro, lleno de tristeza. Beatriz la entendía porque la muchacha no estaba acostumbrada e esta situación que algunas veces se tenía que vivir en los reinos: ver a nuestros hombres partir, sin la certeza de que regresarían. La sola idea de que William muriese en batalla helaba a Beatriz, quien había vivido muchas cosas horribles, porque antes de entrar en este reino, había nacido en otro igual o peor de conflictivo, pero esto no la exentaba que su corazón de madre sufriese y que solo se sostuviese, diciendo a su mente que todo saldría bien.
—Cómete todo, Elizabeth—pidió Beatriz a su nuera, viendo que remoloneaba con las frutas del plato de desayuno. —Recuerda que no solo comes tú, sino tambien nuestro pequeño. —agregó con dulzura.
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La prisionera del rey LIBRO 2.5 Lucha de reinos (CAPITULOS DE MUESTRA)
Ficción históricaEl deseo de venganza de Darcy, hacia William V, se renueva cuando recibe nuevas pruebas de la culpabilidad del mismo en el atentado de su hijo, pero su decisión de aceptar la alianza que le propone el príncipe Harold para destruir a William, la toma...