Capítulo 1

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Bien entre al ascensor presione el botón del último piso. En ese instante tuve un déjà vu. Muchas veces en el pasado había realizado esa acción, en la suite de un lujoso hotel había un hombre, esperandome.

Pero ocasión sé va a ser diferente, él será el último.

Miré mi reflejo en el vidrio, necesito comprobar que estoy bien arreglada. Acomode mejor mi vestido negro y volví a colocar en su posición un mechon de cabello rebelde. Entonces me acerque más al espejo para ver mi rostro. Esa noche quería verme especialmente hermosa, por lo que me empeñe a que el maquillaje estuviese perfecto y creo que lo obtuve. Me veía muy bien y eso me daba la seguridad que él me vería de la misma forma.

Cuando el ascensor se detuvo y abrió sus puertas, me sorprendió ver a Natalie y a otra mujer, paradas frente a mí.

- Buenas noches Natalie -la salude amable, pero no respondió inmediatamente. Por un momento pensé que después de tantos años que nos conocíamos, Natalie iba a aceptarme pero no era así. Ella miro hacia la mujer que estaba a su lado y vi que algo murmuro.

- Buenas noches -respondió la desconocida.

- buenas noches -correspondi, le sonreí y salí del ascensor. Y ellas tomaron mi lugar

- Él te esta esperando -escuche decir a Natalie. Gire la cabeza para mirarla- y te vez bien -dijo y ajusto sus labios con rrprobavion .

Las puertas se cerraron y quede sola en el largo pasillo. Cuando estuve enfrente a su puerta, me tome unos segundos antes de tocar para tranquilizarme porque a pesar de que pasaron varios años desde nuestro ultimo encuentro, aún siento nervios. "Eres una profesional. Es entrar y hacer lo tuyo, luego te vas" Me repetía una y otra vez, en mi mente. Necesito convencerme que él sólo es un cliente más y nada mas.

Respire hondo y le di pequeños golpes a la puerta. Mis nervios se acrecentaron cuando note que la puerta se abria. Las palpitaciones de mi corazón eran tan aceleradas, que temí sufrir algún ataque, que cuando lo vida sentí desfallecer en mi interior.

Se veía tan diferente, en el pasado había quedado el chico de 19 años con que estuve alguna vez, ahora se veia tan sofisticado y elegante en su traje negro.

El tiempo de detuvo para nosotros y su efecto nos hizo quedar inmóviles. Dejando en movimiento nuestros deseos, antiguas pasiones, que al vernos renacian con fuerza. Tuve el impulso de correr a besarlo, pero me contube. No debía mostrarle que él era capaz de desestabilizar todos mis sebtidos .

- Paso tiempo pero otra vez estas aquí -habli con su voz seductora y lo acompañó con una espléndida sonrisa. Entonces Bill extendió su mano; invitandome a entrar; la tome y él la estrecho cariñosamente- Te vez radiante. Los años no pasan para ti -coqueteo.

- En mi los años no pasan, pero en ti hacen maravillas -le hable y note como las mejillas de Bill se sonrojaban. Soltó mi mano y camino hacia la ventana. Su actitud misteriosa siempre Mr cautivaba, era algo que no podía dejar de observarse. Lo mire por unos instantes y luego observe la suite, las luces estaban tenues lo que creaba un ambiente especial, las cortinas de las ventanas estaban cerrada, aislándonos de la gran ciudad de Múnich. Sonrei al recordar.

- Creí que te gustaría regresar... -me hablo.

- Regresar aquí, trae muchos recuerdos -dije nostálgica.

- Espero que sean buenos -

- Los tuyos son muy buenos -me apresure a responder- espero que tu tengas buenas memorias de mi -

Bajo la cabeza y vislumbre una traviesa sonrisa. En silencio se acerco y se detuvo frente de mi, estabamos tan cerca que podía sentir su aroma invadiendo mis sentidos. A pesar de ser casi tan alta como él, me sentía vulnerable ante su presencia. Entonces Bill apoya la punta de sus dedos en mi hombro y con un suave movimiento, acaricio la forma de mi clavícula y recorrió mi cuello. Incline ligeramente la cabeza y cerré instintivamente los ojos cuando sentí su respiración. Deseaba sentirlo, deseaba que me besara la piel, pero no hozo lo que yo quería. En cambio hizo algo que me enloqueció aun mas, con sus labios entreabiertos los deslizo por mi cuello hasta mi oreja y me dijo al oido, lo que tanto anhelaba escuchar- Sería imposible olvidarme de ti -su voz era tan sujerente, que sentí el cuerpo estremecerse.

IntimidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora