El ascenso de los Drakens

Regresando a casa

Notas:

Ultima vez

Harry cerró los ojos sintiéndose saciado, feliz y felizmente sin huesos. Dio un último bostezo y se durmió en cuestión de minutos. Uno por uno, el resto de sus compañeros hicieron lo mismo, todos ellos acurrucados bajo el edredón.

Texto del capítulo

Capítulo Treinta y Tres – De vuelta a casa

El período escolar estaba llegando a su fin y con él aumentaban las ansiedades de Harry. ¿Sabían los Dursley que él no iría a su casa con ellos? ¿Qué pasaría si aparecieran en la plataforma e hicieran una escena sobre él y sus compañeros?

Blaise le pasó una taza de té de jengibre y un puñado de tritones de jengibre porque había vomitado esa mañana, de nuevo era más probable que fuera por los nervios que por las náuseas matutinas. Odiaba no saber lo que iba a pasar.

Desde esa noche en la que todos se unieron y Draco finalmente llegó a confiar en ellos, todo se había vuelto pacífico y simplemente asombroso. Todos se estaban llevando mucho mejor y Max estaba tan feliz de verlos interactuar, estaba feliz de que todos estuvieran felices. Max puso todo lo que tenía en la familia, ya fuera su familia de sangre o su nueva familia emparejada, y verlos a todos relajarse juntos le dio una gran sensación de paz.

Harry sonrió mientras observaba a Nasta pasar una mano afectuosa por el cabello de Draco, solo para que el rubio lo mirara y tratara de 'arreglar' los mechones fuera de lugar. Hace solo un mes, Draco habría gruñido, maldecido y tratado de golpear a Nasta por hacer lo mismo y antes de eso, ninguno de ellos se habría atrevido a tocar el cabello de Draco.

"¿Tu casa está lista?" Nasta llamó a Max, quien, como era de esperar, estaba en la cocina limpiando el desorden del almuerzo.

"No soy una persona desordenada, ¿qué estás tratando de decir?" Max preguntó con una sonrisa. "Por supuesto que la casa está lista".

Se había decidido que todos irían a la casa de Max durante las vacaciones de verano. La madre de Blaise había estado entusiasmada de tenerlos a todos en su casa en Francia, pero a Blaise le preocupaba que tuvieran intimidad y olvidaran los encantamientos silenciadores y admitió con un sonrojo que su madre a menudo también olvidaba los encantamientos silenciadores.

Los padres de Draco habían sido fríamente educados con todos ellos, no habían rechazado a Draco en absoluto, pero tampoco lo habían aceptado demasiado, por lo que ninguno de ellos sugirió siquiera que se quedaran con los Malfoy mayores. Nasta tenía un apartamento pequeño para una persona que apenas cabía en el hombre de seis pies y seis pulgadas, y mucho menos para más de dos personas, por lo que su lugar estaba fuera, lo que solo dejaba la hermosa y modesta casa de Max.

Los Dursley habían sido mencionados como un lugar para quedarse, pero Harry había controlado su pánico y le había señalado pacientemente que eran muggles; que era un hombre embarazado, por lo que no podría salir debido a los vecinos muggles que no lo sabían y que los Dursley vivían en una pequeña casa suburbana de cuatro habitaciones en la que no cabrían todos, el bebé y el Dursley. Harry también había expresado su duda sobre cualquier cosa más grande que un capazo, y mucho menos una cuna que encajara en el dormitorio de su infancia, lo que hizo que Harry volviera a pensar en su armario y en la última amenaza de su tío antes de irse a Hogwarts que llegaría el verano en el que regresaría. eso.

Max vivía en una casa de tres dormitorios bastante cerca del medio de la nada. Su vecino de al lado estaba a tres millas de cada lado y había un hermoso huerto que rodeaba la parte trasera de la casa. O eso le habían dicho a Harry.

Max lo había comprado por la privacidad que ofrecía si quería caminar en toda su gloria Dracken o simplemente volar. Tenían la esperanza de que Harry diera a luz en casa de Max y no en septiembre cuando la escuela estaba en sesión porque Harry podía anidar en cualquier lugar entre un día y un mes y medio antes de dar a luz y tomarse un mes sin ir a la escuela sería lo mejor. un infierno de una dificultad.