06

15 5 0
                                    

(¿Has visto lo que eres Cassandra? Eres una auténtica zorra. Después, pregúntate el por qué no te merece nadie. Cuándo uno se da la vuelta ahí estás tu para demostrar lo patética y fácil que puedes ser, por dios das pena) escuché como me recriminaba mi mente dejando que mis propias palabras me afectaran de sobremanera.
- No... Esto no puede ser cierto...- me repetía a mi misma notando como se me acumulaban las lágrimas sin ser capaz de reprimirlas.
(¿Qué esperabas? ¿Comportarte como una auténtica fulana y despertar al día siguiente con el hombre de tu vida? Aceptalo nadie te querría en su vida eres una desgracia para todo aquel que tenga la osadía suficiente para cruzarse) Seguía diciéndome mi subconsciente. Si no paraba esto, desembocaría a un fuerte ataque de pánico.
- No. No aquí- Me dije a mi misma.
Tenía que largarme de aquí y ahora mismo.
Miré hacia todas las direcciones posibles.
Entré por la puerta mas cercana a mí, encontrándome un baño.
-Mi ropa...- caí en cuenta en que necesitaba mi ropa. No podía salir semi desnuda al exterior. Como alguien poseído por el mismo lucifer, comencé a buscar por todos lados revolcando todo lo que se ponía en medio de mi búsqueda.
(Se la han llevado ¿No lo ves? Vuelve a pasar lo mismo) me dijo la mini yo en el interior de mi cabeza.
En ese momento noté como se me paralizó cada parte de mi ser y noté como si de un interruptor de alguna parte escondida dentro de mí se activó con click provocando en ese momento que empezase a necesitar más aire del que disponía en ese momento.
Una vez me puse a hiperventilar más de prisa observé como las paredes del dichoso baño comenzaron a hacerme presión provocando que comenzase a marearme.
Cuando caí al suelo intente andar hacia atrás arrastrando mi trasero por el suelo como si de esa forma pudiese conseguir esquivar la situación que había llegado de golpe.
En el momento donde creí que caería desplomada en el suelo, escuché como se abrió una puerta. En ese momento salieron las palabras de mi boca incluso antes de poder contenerlas.
- Por favor. Ayúdame por favor- dije pensando que había gritado cuando simplemente dije con una voz apenas audible.
- Cassandra, ¿Estás ahi? - Escuché una voz masculina un tanto familiar seguida de unos toques en la puerta.
Presa del pánico viendo cómo no era capaz de articular palabra cogí el primer objeto que tuve más cerca de mi mano y la lancé con toda la fuerza que pude reunir hacia la puerta.
- Clarissa, ¿Va todo bien? Voy a entrar- dijo la voz del chico. Solo fueron unos segundos los cuales yo noté como si de siglos se tratase, pero finalmente el muchacho entró haciéndome ver que era el pelinegro del que se trataba. Éste al verme de tal forma una ropa que llevaba consigo dejó que cayese al suelo para instantáneamente correr hacia mi. Me cogió rápidamente y me llevó a la habitación, una vez sentó en la cama yo simplemente me hice una pequeña bola sintiéndome insignificante cuando noté, como me abrazó aferrándose a mi cuerpo.
No sé cuánto tiempo pasamos así hasta que comencé poco a poco a controlar mi respiración. En ese momento el pelinegro se separó levemente de mi para mirarme y empezó a acariciar mi cabello suavemente.
-ya.. tranquila, sea lo que sea ya está todo está bien. Todo va a estar bien. Vamos respira conmigo- dijo de una forma la cual me trajo en calma automáticamente, yo siguiendo sus pasos como pude, respiré a su ritmo consiguiendo así que terminase de calmarme.
-voy a traerte un poco de agua ¿Vale? No te muevas de aqui-  Me dijo tranquilamente mientras se levantaba de la cama e iva a lo que supuse por lo que dijo ir a por agua.
Aproveché en ese momento para con mucho pesar y agotada, volver a al baño para tomar una ducha, con o sin ropa, debía de quitarme todo rastro de lo que me acaba de pasar de encima.
Al entrar al baño mi pie chocó con algo a lo cual por mera curiosidad cogí para saber de que se trataba dejándome bastante sorprendida cuando pude reconocer mi ropa limpia y calentita.
(No pudiste esperar, como buena dramática que eres tuviste que suponer que la historia se repetía) me dijo mi subconsciente a lo cual no comprendía del todo. Primero yo misma me hice pensar que todo se había podrido y ahora me llamaba exagerada por ello mismo.
Muy confundida conmigo misma, abrí el grifo para darme una buena ducha que limpiase toda la mierda que llevaba conmigo (esa mierda no se quita amiga). Esta vez sin hacerle mucho caso terminé de ducharme para volver a colocarme la ropa del día anterior.
Saliendo de la ducha me asusté encontrándome al pelinegro en la habitación con una bandeja de agua, zumo y unas tostadas con mermelada.
-Te tardaste mucho ahí dentro estuve a punto de preguntarte si todo iva bien- dijo un tanto preocupado.
Bien, este era el momento, tengo que actuar como que nada pasó.
-Estaba duchándome, llegas a entrar en ese momento y eres chico muerto- contesté entornando los ojos en su dirección.
-Clarissa ¿Qué pasó ahí dentro? Quiero que sepa que puedes contármelo- comentó preocupado.
-¿Eso es zumo natural? Hace un tiempo que no me tomo un buen vaso- hablé despreocupadamente evadiendo su pregunta. Sin pensármelo, me acerqué a la cama y cogí el vaso para darle un buen trago así refrescando mi garganta la cuál parecía que se iva a rajar de lo seca que estaba.
-No puedes actuar como que nada pasó- siguió diciendo mientras mantenía contacto directo con mis ojos.
-Mira solo te lo diré una vez y espero que te quede claro. Tienes dos opciones: una, sigues preguntando por lo cuál deberás disfrutar de la decepción al darte cuenta que ni una sola palabra saldrá de mi boca o dos, callarte y desayunar conmigo- Dije duramente manteniendo el contacto.
Pesadamente dió un suspiro y una vez cogió la tostada para darle un mordisco me dió una sonrisa de dientes con toda la boca repleta de pan.
-Buena decisión - respondí cogiendo también una tostada para darle un mordisco.

carta de una mariposa con el corazón rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora