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Una vez Emma aparcó el coche en el primer hueco que encontró, bajó el pequeño espejo que se encontraba en cada asiento delantero para retocarse en él, me planteé hacerlo también pero rápidamente deseché la idea.
- vamos Emm , estás que quitas el sentido, deja de mirarte en el espejo presumida - dije con obvia diversión a lo que ella simplemente contestó sacándome la lengua.
- Siempre hay que darse un último arreglo para sobresalir ante la gente- comentó mientras dejó de mirarse para salir del coche.
Decidí esa noche dejar el abrigo en el coche, seguramente en una enorme casa atiborrada de jóvenes repletos de hormonas alteradas por culpa del alcohol y el baile, no me hiciese falta, habría suficiente calor humano como para preocuparme de ello.
- ¿te das cuenta? Hace siglos no vamos a una fiesta estoy emocionada por volver a ir de caza- dijo risueña mi amiga mientras entrelazaba su brazo con el mío.
- Por dios, deja de ser tan dramática hace solo 3 semanas fuimos a la última- le replique mientras soltaba una carcajada.
- Lo que dije... Demasiado tiempo- dijo con una sonrisa tan amplia la cuál me dio envidia al ver cómo era capaz de vivir tan feliz en esta vida cuya mierda te llenaba hasta el cuello.
Las luces que transmitía la casa hizo que me fijase un poco mejor en su vestimenta de la noche.
Era una chica alta pero no demasiado, mediría cosa de 1'63m. Era tan solo unos centímetros más alta que yo ya que yo medía aproximadamente 1'60 m .
Las luces rojas hizo que su negra cabellera negra de forma aguada la cual posaba sobre sus hombros reluciesen aún más oscura.
Ese vestido blanco... Solo con pensar en ver cómo le caia una gota de alcohol encima hizo que me pusiese enferma, aunque a decir verdad, hacia ver sus curvas perfectas, era una chica bastante completa físicamente, suele ser la tipica chica que aparte de tener un cuerpo envidiable también tenía una personalidad magnífica, no tenía un ápice de maldad en el cuerpo, eso sí , no tomes eso para intentar tomarla por tonta . Era alguien bastante inteligente y siempre ponía en su lugar a quién lo merecía.
Una vez llegamos a la puerta de la enorme casa seguramente cedida por algun alumno con bastante dinero como para meter dentro lo que aparentaba ser medio campo de fútbol, me miró mi amiga con mucho entusiasmo decidida a pasar una noche por todo lo alto. Yo sin embargo, le respondí a esa emoción con una sonrisa un tanto forzada. Me gustaban las fiestas pero al mismo tiempo me agobiaba en ellas, ver a tanta multitud de personas, todas desesperadas por querer ser el mayor centro de atención, ya fuese por sus extravagantes ropas o por hacer tantas payasadas para gustarle a los demás.
Cuando entramos por la puerta me paré un segundo a mirar a mi alrededor dándome cuenta que todo lo que había dicho era cierto. Eran las 23:30 de la noche y la mitad de ellos ya se encontraban altamente alcoholizados.
~~~
- ¡vamos! ¡Dalo todo mami!- Gritó Enma en mi dirección mientras ya bastante borrachas lo dábamos todo en la pista de baile. Me encantaban esos momentos porque, eran de los pocos en los cuales mi mente me dejaba tranquila y me dejaba actuar tal y cómo yo quisiese.
Vi como como mi mejor amiga sacaba su teléfono para lo que supuse que era grabarnos para subirlo a las historias de instagram.
- ¡den un buen grito de guerra para instagram!- Gritó mi amiga hacia todos los presentes los cuales, sin tan siquiera cuestionarla, gritaron a todo pulmón para su historia. Grito, al cuál yo también me uní felizmente.
Después de grabarnos en unas ocasiones más en cuyas grabaciones seguramente me arrepentiría mañana al verme expuesta de esa manera, vi la hora de mi reloj para darme cuenta que eran las 2:26 de la madrugada.
Mire a mi amiga la cual estaba igual o inclusive mas alcoholizada que yo con una sonrisa la cuál me devolvió mientras me pasaba un chupito más de a saber que trago asquerosamente espectacular.
- ¿no tienes calor? - Le medio grité a mi amiga por culpa de la musica tan fuerte que no permitía que uno siquiera escuchase sus propios pensamientos.
- ¿Con eso quieres decir lo que creo? - dijo mi amiga emocionada sabiendo a lo que me refería.
Tan solo afirmé con la cabeza escuchando un grito de emoción de parte de mi mejor amiga y con una traviesa sonrisa en la cara nos dirigimos hacia la parte de atrás de la casa al son de la música.
Una vez llegamos allí, sin pensarlo demasiado nos quitamos los zapatos y lanzando un grito para llamar la atención de los presentes nos tiramos a la enorme piscina con la ropa aún puesta. No hizo falta contar hasta tres para empezar a escuchar chillidos a favor de lo que habíamos hecho para justo después empezar a ver como muchos y muchas otras personas se lanzaban también a la piscina.
Una vez creí que moriría de frío ahí dentro salí subiéndome a una mesa mientras tomaba otro chupito. Comencé a bailar sin pudor alguno ante los presentes viendo cómo mi mejor amiga feliz venía conmigo a que diésemos juntas una buena demostración. (Para, te arrepentirás de esto payasa) replicó mi subconsciente. Sin hacerle mucho caso seguí bailando provocando a algunos hombres cuándo sentí que un gran mareo se apoderó de todo mi ser.
- ¡AHH! - Grité aterrada en cuánto note como me daban la vuelta y colgaba boca abajo sobre un cuerpo el cual no pude reconocer.
- ¡AUCH!- Escuché como se quejó el chico después de darle una palmada en el trasero, divertida ante la situación me reí sin poder evitarlo.
- ¿te resulta gracioso? ¿A ver que tal sienta esto? -  contestó dándome una palmada también en el trasero a lo cuál protesté pero con obvia diversión. Aunque ahora que lo pensaba, este chico... Esta voz...
Pero no pude pensar mucho más ya que caí inconsciente sobre su hombro sin poder remediarlo.
~~~
Desperté a la mañana siguiente con un dolor de cabeza espantoso el cual siquiera me permitía abrir los ojos sin que me deslumbrase.
-¿Qué cojones?- Pregunté en voz alta una vez abrí los ojos y me di cuenta de la situación.
Esta habitación no era mía (¿Tú sola has llegado a esa conclusión Einstein?) Habló mi subconsciente con tanta ironía que rodé los ojos incluso a causa de mis propios pensamientos.
Cuándo me dispuse a bajar de la cama, vi lo que menos esperaba, estaba vestida con una camiseta que me llegaba hasta los muslos.
- ¿Qué coño has hecho Cassandra?- .

carta de una mariposa con el corazón rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora