carta de una mariposa con el corazón roto

08

-En realidad..- Comenzó james pero se vio interrumpido por mi voz.
-En realidad, no- Terminé la frase por él a lo cual vi como me miró frunciendo el ceño confundido.
-Ehhh, ¿Valee?- dijo Emma sin terminar de creernos pero dejándolo pasar, aunque sabía que acabaría haciendo mil preguntas sobre esto.
-Pues vale- Alegó James con evidente enojo pasándonos de largo dirección al jardín trasero sin siquiera dirigirme una última mirada.
-¿Qué ha pasado ahí?- Preguntó Emma una vez nos quedamos a solas.
-¿Realmente? Nada importante- Dije quitándole importancia.
-¿Segura? Se os veía bastante cerca- Comentó no muy convencida.
-Si,parece ser que a algunos les sigue afectando el alcohol del día anterior- Mentí haciéndome la loca mientras ya me dirigía a la entrada para salir de esa casa.
-Por esta vez haré como la que te creo. Vamos a desayunar, tengo cosas que contarte- Espetó de buen humor mi amiga dirigiéndose también a la entrada principal.
Antes de salir, paré solo un segundo para dirigir mi vista de nuevo al interior de la vivienda para observar a un James mirándome fijamente desde el salón. ¿Será que escuchó lo que dije?. Me miraba bastante serio pensando a saber qué cuando sonriéndole le dije adiós con mi mano a cual, parece que lo confundió mas porque frunció el ceño mientras dió un paso en mi dirección.
Automáticamente huí del lugar cerrando la puerta tras de mí para dirigirme hacia el coche de mi mejor amiga.

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-¿Enserio te lo has tirado?- pregunté atónita a mi amiga la cuál le estaba dando un trago a su café.
-Sí y déjame decirte que parece creado desde los mismísimos Dioses del infierno- Siguió contándome divertida mientras me hacía un moño despreocupado a mi cabellera de color anaranjada.
-Emma, no me lo puedo creer. Lo conociste recién anoche- Comenté medio en diversión medio enserio. Ese hombre podría ser un lunático o tener cualquier cosa.
-Ayy amiga ya, usé protección además siquiera le di mi teléfono. No creo que vuelva a verlo. Solo pasé una noche de diversión. Deberías de probarlo de vez en cuando aunque, parece que muy mal no lo pasaste con James- Dijo guiñándome un ojo.
-¿Lo conoces?- Le pregunté queriendo no sonar interesada.
-claro, comparte una clase conmigo. Todos le conocen no sé como tu no. Creo que estudiaba psicología o algo así no lo recuerdo exactamente- Dijo intentando recordar.
Asique es un futuro psicólogo (JA, que de vueltas da la vida ¿no?) Me dijo mi subconsciente. De pronto no me sentí del todo bien por lo que decidí que sería mejor volver a casa.
-Emma, creo que me voy a casa. Mi madre ya mismo se pondrá histérica- Comenté mientras cogía mis cosas.
-Claro, al menos pude sacarte un día ya es mas de lo que suelo conseguir- finalizó divertida mientras nos dábamos un abrazo como despedida.
Cuando salí del establecimiento, me puse mis cascos para darme mi sesión de música diaria y dirigirme hacia la parada del autobús.

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Entrando por la puerta de casa, percibí un aroma a chocolate caliente el cual se fundió en mi ser haciendome saber que siempre hay espacio para un vaso (para ti siempre hay espacio cuando se trata de comida) replicó el subsconciente.
Dirigiéndome a la cocina escuché una voz la cual siempre reconocería.
-¡Dame el balón es mío!- escuché chillar a la enana la cual era mi sobrina.
-Cariño, tienes que aprender a compartir con tu hermano pequeño. El solo quiere jugar contigo- Le regaño mi hermana con dulzura.
-Tiene razón, además si no se la prestas, me enfadaré tanto contigo que me pensaré el llevarte al parque el miércoles- Concluí yo haciéndome de notar en la sala.
-¡Tata!- Chilló con alegría mi sobrina.
-¡Carla!- Grité con su mismo entusiasmo agachándome a su altura para poder abrazarle.
Carla tenía 7 años aunque aveces hacía unos comentarios los cuales nos hacía creer que realmente era una persona más mayor oculta en una edad temprana. Era pelinegra con los ojos castaños. Parece que en esta familia nadie sacó los ojos de otro color.
Una vez terminé de darle unos mimos me dirigí al más pequeño con tan solo 2 años y medio al cual cogí en brazos para llenarlo a besos hasta que quiso apartar a su pesada tía. Una vez finalizado con mis sobrinos fui hasta mi hermana para darle un pequeño abrazo feliz por verla.
-¿Cómo que te has pasado por aquí?- Pregunté una vez dejamos de abrazarnos.
-¿Una ya no se puede pasar a saludar a su familia o qué?- Replicó en molestia fingida Marta.
-Sabes que no es eso idiota- Dije divertida mientras me acercaba a la cocina para beber un vaso de agua. Estaba sedienta.
-¿Y mamá?- Le pregunté a mi hermana.
-Salió a comprar unas cosas para la cena. Se quejó de nuevo sobre que ni eso puedes hacer tú- Dijo de mala gana. Mi madre es así antiguamente machacaba a mi hermana una vez esta voló todo su enojo hacia la vida lo enfocó en mi.
-Bueno, creo que voy a jugar con Carla y william un rato- dije evadiendo la conversación.
-No cassandra, no ignores el hecho de que mamá tiene obsesión por recordarte lo que haces o cree que haces mal, no es sano- Me comentó preocupada.
-Entonces ¿Me quedo el miercoles con Carla no?- volví a cambiar de tema para evadir esa conversación.
Ella, simplemente suspiró sabiendo lo que hacía y dijo.
-Sí, su cumpleaños es el sábado y es la única tarde que puedo escaparme un rato- Contestó intranquila.
-Y por cierto, invité a papá a la fiesta- Soltó rápidamente con temor a decirlo.
Palidecí automáticamente. Hacía 2 meses que no quedaba con mi padre y recuerdo que la última vez, salió horrible.
-Creo que iré a hacer tarea, no quiero dejarlo para el último momento- y con esto salí flechada de la cocina subiendo rápidamente las escaleras. El tema de mi padre lo llevaba bastante mal. Él prácticamente nos abandonó por tal de estar con otra familia y eso, es algo que no llegaba a perdonarle.
Sin querer pensar demasiado. Me puse mis cascos a todo volumen para calmar no poder enfocar mis pensamientos y me dispuse a hacer la tarea, sabiendo que no podría concentrarme.

'notificación de teléfono desconocido'
*HOLA :)*

*¿Quién eres?* Pregunté.

*Creo que tienes algo mío ¿No?*
¿Algo suyo? ¿Quién coño era? Comencé a buscar en mi bolso las cosas que tenía en el para comprobar cuando antes de ir a meter la mano vi la camiseta negra. ¡OH POR DIOS, QUE PATÉTICA SOY! Rápidamente le contesté el mensaje.

*Lo siento, al parecer lo cogí sin querer por las prisas*

*Te iva a pedir si me la podrías devolver pero ahora que lo pienso, te queda mejor a ti que a mi;)*

¿Cómo? Sin poder evitarlo me puse roja automáticamente para después sacudir la cabeza alejando esos pensamientos.
(Estúpida... ¿De verdad piensas que está flirteando? Solo querrá un polvo. Mírala que patética pensando que la querrían para otra cosa) se burló de mi mi subsconciente haciendo que automáticamente me enfadase con James. Decidí no contestarle siquiera, mañana le devolvería la maldita camiseta.