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Era su oportunidad

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Era su oportunidad. Definitivamente no la desperdiciaría.

Sabía que estaba dejando un momento sola a su amiga, pero quería escuchar al mayor. Deseaba ayudar a Erika para que al despertar estuviera tan feliz como sentía que lo merecía... Y para eso debía oír lo que pensaba su padre.

— ¡Señor Masaki!—lo llamó, mientras trotaba hacia este. Al estar ya un poco cerca de él, unos pasos atrás claramente, siguió caminando lento para estar al mismo ritmo que él.

El de cabellera roja no dijo nada. Ni siquiera se dio la vuelta o detuvo su caminata.

— Señor, soy amigo de Erika y-

— Niño, quiero estar solo—interrumpió el más alto con una voz densa y dura. Izuku se sorprendió, pero dio un pequeño suspiro que le dio el valor de no querer rendirse.

— Lamento que lo moleste—comenzó a decir en un tono suave, observando que el contrario no quería ni verlo mientras daba sus palabras—. Solo quiero hablar con usted.

Dicho esto ladeó su cabeza para intentar ver un poco del rostro del que aún caminaba, como si esperara alguna respuesta positiva.

— No estoy de ánimos—volvió a decir rápidamente. Ni un suspiro o tartamudeo salía de él.

— Es sobre su hija—insistió Deku. Aún le daba un pequeño temor ese hombre, de que incluso se le acabara la paciencia y le gritara, delatándolo ante las enfermeras y quitándole la oportunidad de poder ver de nuevo a su amiga en coma.

Takeshi negó con el movimiento de su cabeza, aún caminando hacia lo que era una habitación que estaba al fondo del pasillo.

— ¿Por qué apareces de la nada y quieres hablar de ella?—le preguntó un poco más tranquilo, sin querer sonar tan pesado.

— Porque al igual que usted, estoy preocupado por Erika.

Ante estas palabras, el mayor frenó de golpe, ahora mostrando una expresión seria mientras se giraba hacia el joven.

— ¿Cómo sabes lo que siento por todo esto?—cuestionó mientras Izuku frenaba aterrado, como si un monstruo lo hubiera asustado. Este tomó aire antes de responder.

— Es su padre, es normal—dijo algo nervioso, por lo que el de orbes azules arrugó el entrecejo y se giró nuevamente, siguiendo su camino. Después de todo no le faltaba mucho para llegar a su destino.

— No suenas seguro. Vuelve a tu casa.

— Tiene una relación complicada con ella, ¿no?—volvió a hablar el más bajo, siguiendo su paso esta vez algo tímido.

— Dije que te vayas—gruñó el contrario sin mirarlo.

— Sé que no quiere hablar de esto, pero estoy seguro que pueden arreglar todo y llevarse bien.

𝐆𝐇𝐎𝐒𝐓𝐈𝐍 | Midoriya Izuku [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora