𝐆𝐇𝐎𝐒𝐓𝐈𝐍 | Midoriya Izuku [EDITANDO]

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— No lo veo por ningún lado...—murmuró la albina mientras con la mirada buscaba a sus alrededores a su amigo, ya saliendo del pasillo donde estaban para empezar a ver familiares esperando sentados y parados por todo el piso.

Izuku llegó un segundo después que ella y apenas entró, lo pilló.

— Ahí está—avisó mientras apuntaba con su dedo hacia la dirección, caminando hacia el mayor que estaba de pie mientras veía la pequeña venda que tenía ahora en su dedo meñique.

Al acercarse a este, llamó la atención del mismo quien no evitó sonreir al ver que la fantasma aún no despertaba.

— Menos mal estabas aquí. Deku y yo estuvimos tan preocupados...—susurró, esperando que nadie lo escuchara y lo viera como un loco. Ambos jovenes llegaron frente a él y el peliverde tomó aire antes de hablar, como si aún le costara aceptar lo que estaba pasando.

— Debemos ir a tu departamento ahora—dijo sin titubear.

El contrario alzó una ceja mientras su mirada pasaba de Erika a Izuku como si de una pelota de ping pong se tratara.

— Disculpa, ¿sucede algo?—preguntó completamente confundido, por lo que Erika bufó algo estresada.

— Ahora mismo estoy entre morir o despertar del coma.

Sonaba muy fácil de decir, pero vaya que fue difícil mencionarlo de manera tranquila para Masaki. Inclusive se asustó cuando el más alto abrió sus ojos más de lo normal por la sorpresa que le tomó aquella noticia.

— ¡¿Qué?!—exclamó un poco alto, por lo que ambos contrarios lo callaron indicándole que no debía gritar.

— Llamarás la atención de la gente—le regañó la fantasma algo molesta por el grito, haciendo que este asiente con su cabeza mientras susurraba algunos "lo siento".

— Debemos irnos si queremos a Erika viva—habló el estudiante mirando a los dos presentes, quiénes luego lo vieron caminar hacia las escaleras del edificio—. Podrás despertarla y después-

— Espera un segundo—interrumpió el mayor provocando que el chico frenara y se girara para ver a este, quién dibujó una pequeña sonrisa en su rostro mientras llevaba su algo burlona sonrisa hacia la más baja—. Entonces quieres despertar—dedució mientras ella llevaba la mirada al cielo algo ofendida e inclusive irónica.

— No, cómo crees—fue su sarcástica respuesta haciendo que el castaño suelte una pequeña risa. Ante esto ella soltó una queja—. ¡Por supuesto que quiero hacerlo! No soy esa misma joven que solo quería desaparecer pensando que estaría mejor así y que sería un alivio para todo su alrededor, ¡esta vez estoy segura de vivir y pelear por mi felicidad!

Ahora el más alto sonrió algo conmovido, luego soltando una última pequeña risa.

— Está bien, te ayudaré—dijo mientras comenzaba a caminar hacia donde antes iba el peliverde, por lo que ambos chicos suspiraron aliviados y lo siguieron directo a las escaleras.