❝ 11 ❞

644 109 65
                                    

— No le creas, no le creas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— No le creas, no le creas...

— No le creo, doctor.

Un aliviado y feliz suspiro salió de los labios de Adan mientras se dejaba caer sobre el cómodo sofá, justo al lado del felino que vivía junto a él. Amaba ver telenovelas, le ayudaba a distraerse de los malos pensamientos que a veces tenía.

Y más aún cuando lo único que tenía en su cabeza y corazón era la gran carga de ocultar algo tan importante para su amiga. De solo pensar lo que tenía que decir, los cabellos de sus brazos se ponían de punta.

No se sentía completamente capaz, y era por muchas razones. Temía que ella no tuviera un final feliz, y cuando tenía tanta química con el joven que podía verla...

Él sabía que podía molestar mucho con eso, pero al ser alguien que observaba todo podía notar esa dulce y brillante mirada de Izuku al ver al fantasma. Era único y hermoso, incluso esa mirada le recordaba la forma en la que su esposa lo veía antes de irse...

Entre tantos pensamientos, se sentó en el sofá mientras veía un poco más de la telenovela.

— A veces la televisión es aburrida—escuchó a su lado de repente, provocándole un fuerte grito del susto que le dio mientras el sobresalto le hacía levantarse rápidamente, llevando una mano a su pecho como si su corazón hubiera sufrido un paro.

Al mirar de dónde provino, su expresión se vio molesta.

— ¡Te he dicho que no hagas eso de aparecer de la nada!—regañó mientras la fantasma cruzaba sus propios brazos sobre su pecho, ofendida.

— ¿Y qué quieres? ¿que te avise por teléfono? ¿que toque la puerta?—preguntó mientras se sentaba en el pequeño sillón que estaba al lado del sofá.

— Eres un fantasma, entiendeme un poco, el que...—respiró hondo antes de responder, sintiendo su corazón más tranquilo—. El que me asustes con solo aparecer podría provocarme un paro.

La joven suspiró, ahora transformando su mirada en una seria y tranquila.

— Adan, tenemos que hablar.

El mayor detuvo toda su acción y respiración, mirando a su amiga sorprendido.

— La última vez que oí eso fue cuando mi esposa quería hablar sobre qué hacer sus últimos días de vida...—susurró mientras se sentaba en el cómodo sofá, aún mirando a la contraria.

— No es algo malo, tonto—le aclaró mientras ahora llevaba sus manos a sus piernas, algo ansiosa y nerviosa a la vez que una pequeña sonrisa amenazaba con asomarse—. Es sobre... Mi coma.

El castaño alzó una ceja.

— Tu coma...—repitió en voz baja.

— Sí, mi coma.

— ¿Por qué hablarías sobre eso? ¿pasó algo malo?

— No, no es eso...—fue la suave respuesta de la albina, quién soltó una pequeña risa antes de hablar—. Es todo lo contrario. Sabes que estuve con Izuku y... La verdad hay algo que pasó.

𝐆𝐇𝐎𝐒𝐓𝐈𝐍 | Midoriya Izuku [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora