Capítulo 5: ¿mal o bien?

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Capítulo cinco.

Una vez Sesshomaru la habría entregado un calmante a Kagura, la cual lo tomó de mala gana con el agua que Rin le entregó, los tres se quedaron en silencio en la sala.

—Sesshomaru...—siseó Kagura al fin— explícame qué es esto—gruñó señalando a Rin.

Esta última se puso aún más nerviosa, y miró a Sesshomaru, el cual le hizo un señal de que se retire, y así lo hizo.

—Atropellé por accidente a esa niña, terminó en el hospital, y ahora está aquí por el momento—empezó hablar Sesshomaru de la nada— pagué todos los gastos, pero ella no tiene a nadie, y de una forma u otra... me sentí responsable—terminó por decir con fastidio, de forma rápida.

—Pero... ella no es tu responsabilidad, Sesshomaru.

—¿Crees que no lo sé?

—Devuélvela a un orfanato.

Sesshomaru miró a Kagura, y por un momento no dijo nada.

—¿A qué es que venías?—cambió él de tema.

—Venía...—Kagura suspiró resignada— a darte tu regalo de aniversario—dijo ella y rió por lo bajo, luego se puso de pie frente a Sesshomaru y procedió abrir la gabardina negra que llevaba puesta, bajo la atenta mirada de Sesshomaru, revelando un rojo y sexy conjunto de lencería—¿qué tal?—preguntó con gracia.

—Tápate—Sesshomaru movió de forma rápida sus manos y cerró la ropa de la mujer—¿estás loca? Hay alguien más aquí.

Él se dió la vuelta y ella se colgó de su cuello.

—¡Vamos, Taisho! No seas tan aburrido. Si el problema es esa niña, podemos ir a otro lado.

—Kagura—él se giró y se la despegó con cuidado—hoy no, no estoy de humor, tengo cosas por hacer.

—Dios—bufó ella y se tiró nuevamente al sofá— qué ganas de joder las cosas, ¡es nuestro aniversario! Llevamos ya un año saliendo, Sesshomaru.

—Te lo voy a compensar luego. Ahora voy a ducharme— dijo y simplemente terminó por irse de ahí,

Kagura miró el techo.

—Hice todo este viaje en vano, que rabia— pataleó como niña pequeña— y de paso casi me abren la cabeza.

Rin pasó por la mente de Kagura, así que esta última se puso de pie, no había nada más que hacer, así que decidió darle otro vistazo a la chiquilla.

Empezó a caminar por donde se supone están las habitaciones, buscó en una de ellas, y nada, ahí no había nadie, cuando de momento escuchó ruido en la habitación próxima, y sabía que esa no era la de Sesshomaru, por lo que supuso que ahí debía estar la niña.

Se acercó y tocó la puerta, luego sin esperar respuesta la abrió y asomó la cabeza.

Ahí estaba Rin, mirando por la ventana que tenía la habitación, daba una linda vista de la ciudad. Al escuchar la puerta abrirse se giró, y se encontró con Kagura.

—Hola—dijo tímidamente la chica.

—Hola, niña—devolvió el saludo—¿puedo pasar?

—Sí, claro—accedió de inmediato—no tiene ni porque preguntarlo—rió nerviosa, esa mujer era un poco intimidante—yo... lamento mucho lo de hace rato, en verdad no fue mi intención—se volvió a disculpar y realizó una reverencia a Kagura, la cual ya había entrado por completo a la habitación.

Kagura la miró algo sorprendida, pero que niña, no todos tienen educación hoy en día, los chamacos son rebeldes.

No hagas eso— dijo la mayor, sentándose en una esquina de la cama—te digo que en verdad me dolió—pasó su mano por la cabeza y miró a Rin, la cual se había sentado ya al otro extremo de la cama—pero qué más da—se encogió de hombros—mejor dime...—Rin la miró con intriga.

—¿Sí?

—¿Cómo terminaste aquí?

—Pensé que el señor Sesshomaru le— fue interrumpida.

—¿Me dijo?—completó la frase—sí, pero quiero saber por ti. ¿No tienes a dónde ir?

—Yo...—Rin lo meditó antes de darle una respuesta—estaba pensando decirle al señor Sesshomaru que ya debía marcharme, más tardar mañana—confesó al fin.

—Entiendo. Y ¿a dónde irás?

—Aún no sé exactamente.

Kagura la miró en silencio, a opinión personal, Rin le parecía ser una muchacha amable y sin malicia, por un momento llegó a pensar cosas extrañas, pero ella confiaba en Sesshomaru, y por lo que veía, la muchacha no parecía ser alguien con malicia.

—¿Qué edad tienes?

—Dieciocho, señorita—le respondió Rin con una leve sonrisa—¿y usted?

—No le preguntes a una mujer su edad—dijo Kagura alzando su dedo incide y cerrando los ojos.

—Pero usted acaba de hacerlo—refutó Rin.

—¿Eh?—cayó en cuenta, y se sintió algo tonta—tienes razón, que tonta. Tengo veintisiete.

—Joven, y aparte muy bonita.

—¿Eso crees?— preguntó mientras miraba sus uñas, se las había pintado esa mañana de un rojo intenso.

Rin asintió.

—¡Que bueno que lo notas!—exclamó con picardía— acabó de comprar un nuevo producto facial...—empezó hablar con toda la confianza del mundo, como si fueran amigas de toda la vida. Caminó hasta el espejo que había en la habitación, y miró atentamente su propio reflejo—es muy buena, parece que está haciendo efecto, es para mejorar el cutis.

Kagura sonrió sin mostrar los dientes, y luego se giró a Rin.

—Tú me agradas, niña—la señaló con un dedo—pero ya debo irme. Espero volverte a ver antes de que te marches, y esta vez no recibir con sartenazo.

—Prometo que no habrán golpes—Rin alzó las manos y rió—hasta luego.

Kagura no dijo nada y simplemente se marchó de la habitación, camino a la salida se encontró a Sesshomaru, aún con el pelo mojado por la ducha que acababa de tomar.

—Parece caerte bien—comentó él sin mayor interés.

—Puede ser. El que no me cae bien en estos momentos eres tú, Sesshomaru, yo sé que olvidaste la fecha de hoy—lo acusó ella con la mirada—así que espero que hagas algo bueno, para que te perdone.

Sin más, ella terminó por irse del lugar, dejando a Sesshomaru con una clara muestra de fastidio.







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¡Hola!

Bueno, dejo esto y me voy, mini cap xd. Perdóname las faltas ortográficas.

¿Qué opinan de Kagura?

Por un accidente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora