Capítulo 2: Completamente Sola.

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Capítulo dos.

Después de que el Taisho mayor terminara de examinar nuevamente a su paciente, la cual terminó nuevamente inconsciente, determinó su estado actual y les dejó unas ordenes medica a las enfermeras con referencia a la medicación de la chica.

Volvió a entrar por última vez a la habitación de la muchacha para hacer unas últimas anotaciones antes de volver a lo que hacía antes de que ella despertara.

—Seguro su familia la anda buscando—mencionó Inuyasha, el cual seguía en la habitación.

—Seguro, pero hasta que no despierte no podremos ayudarla respecto a eso, no tiene identificación ni nada para identificarla. Sino despierta en unas horas entonces será buscada en la base de datos.

—Es más que obvio que es menor de edad, que suerte la tuya Sesshomaru, mira que atropellarla—rió Inuyasha de forma maliciosa—ahora es tu responsabilidad por así decirlo, al menos hasta que encuentres donde dejarla.

—Cierra la boca Inuyasha, al final todo fue tu culpa.

—¡Khe! ¡¿por qué mi culpa?!

—Sino tuviese que ir a buscarte a la casa de tu noviesita nada de esto hubiera pasado, y ya no hables más, haces demasiado ruido. —se giró sobre sus talones dispuesto a irse, pero fue interrumpido por Inuyasha.

—Oh no, tú no te vas, te quedas a esperar que despierte, esta vez no me quedaré yo.

—Hpm...—antes de que Sesshomaru se negara Inuyasha ya había salido de la habitación.

Que fastidio. Sesshomaru suspiró y salió de la habitación, leería unos expedientes en la sala de espera.


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Rin abrió sus ojos deseando que todo lo que pasó tan solo fuera una mal sueño, pero cuando notó que seguía en la habitación de un hospital un terrible pesar la inundó, ¿entonces todo era cierto?

Tenía tanto miedo, no quería asimilar las cosas aún, solo quería volver a casa. Sollozante, empezó a hiperventilar.

Fuera de aquella habitación, un joven doctor esperaba por la joven dentro de la habitación despertara, y en cuanto escuchó unos sollozos ingresó a la habitación.

Sesshomaru fruncio el ceño al verla llorar.

—¿Te duele algo?—fue lo primero que preguntó mientras examinaba a la joven con la vista.

Sin embargo la joven no le contestó hasta después de un tiempo.

—Por favor, solo quiero ser dada de alta, necesito irme—intentaba hablar sin llorar.

—¿Cómo te llamas? ¿Eres menor de edad? Si es así que tengo que comunicarme con tus padres.

Sus padres... En cuanto los recordó sollozó más fuerte.

—E-ellos..no están.., déjeme ir señor—Rin se sintió tan abrumada.

—No puedo hacer eso, y si tus padres no están, ¿hay alguien de tú familia con quién pueda comunicarme?

—No.— lo miró directamente a los ojos— soy mayor de edad.

Sesshomaru frunció bastante el ceño, ¿acaso estaba ella jugando con él? Ella tenía cara de bebé, no podía tener más de dieciséis años de edad, tenía que comunicarse con algún adulto ahora mismo.

—¿Estás mintiendo? —preguntó con severidad.

—No señor, estoy completamente segura de lo que digo, así que ya no me haga más preguntas, por favor.

Por un accidente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora