Capítulo 4: como Rapunzel.

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Capítulo cuatro.

Al día siguiente, como ya era de esperarse, Sesshomaru se marchó al trabajo, pero no sin antes dejarle unas cuantas instrucciones a Rin, sobre algunas pastillas que debía tomar si le llegaba a doler la cabeza, cosa que la estuvo afectando en la madrugada, consecuencia del accidente. Sobre las comidas, debía comer adecuadamente, y en su apartamento estaba lo necesario para que lo haga, pero sobre todo, le dijo que no le habra la puerta a absolutamente nadie. Durante toda la noche Sesshomaru se la pasó pensando en la situación que se había metido.

¿Por qué rayos se ofreció a traerla a su casa? Aún no estaba seguro del porqué hizo aquello.

Bueno, probablemente por lástima, después de todo él la atropelló, seguro se sentía culpable, y saber que la niña no tenía a nadie se le sumaba a la situación. Y sabe muy bien que él no es del tipo de personas que sienten lástima, ya que él no siente nada relevante, a Sesshomaru todo lo que no sea de su incumbencia le daba exactamente igual. Pero ahí estaba, teniendo a aquella chiquilla allí.

¿Qué haría? No parecía tener más de dieciséis, en la revisión que se le realizó en el hospital parecía completamente sana, y para ser alguien que según él es huérfana y que ha vivido probablemente en la calle, está bastante raro. Los niños así siempre tenían algo, aunque sea leve.

Es más que seguro que aquella niña necesitaba educación, ir a la escuela, tal vez tiene mucho tiempo sin hacerlo, pero, ¿él cómo se encargaría de hacer que asistiría a la escuela?, no es su familiar, ni mucho menos tutor, y para una inscripción escolar se necesita ciertos papeles que contienen la información requerida para poder estudiar.

Sesshomaru giró los ojos con fastidio al recordar algo. Que estúpido, ¿de verdad lo había olvidado?, sin duda sí, y esto sólo era una prueba más de que sin duda no está pendiente a la vida de los demás, incluida su madre.

Aquella mujer que le dió a luz, era directora y dueña de una escuela, justo a la cual asistía su hermano menor, no cabe recalcar que sí deseaba que recibiera educación y que la niña estudiaste ahí, no tendría que mortificarse por los papeles que no tenía.

Esos y unos miles pensamientos más estuvieron rondando la cabeza de Sesshomaru todo el día.

Por otro lado, la joven Rin pensaba detenidamente mientras estaba recostada en la cama.

¿Y ahora qué?, ¿debería ir con la policía?, bueno, lo más seguro es que ellos la estén buscando, después de todo a la familia que asesinaron era una de gran prestigio en todo Japón. Los Nakamura eran conocidos por sus grandes empresas de cosméticos, sin una de las mejores por no decir que la mejor. ¿Y ahora?, debía ir a la comisaría, porque cuando los oficiales llegaron a la escena del crimen sin duda alguna debieron notar que faltaba un integrante de la familia, aparte, ¿quien se haría cargo de la empresa de la familia?. Sin duda tiene que ir, rendir su declaración y que encuentren a los asesinos de su familia, pero no quería ir sola, además sentía que le debía al doctor unas explicaciones, no quería meterlo en problemas, así que hablaría con él cuando llegue.

Decidida a que haría algo se levantó de la cama, y salió de la habitación, se tomó las pastillas que le recomendaron y fue a la cocina a hacerse algo de comer.

Preparó un sarten y lo puso a calentar, mientras puso a tostar unos panes integrales. Hizo todo y lo sirvió, lo llevó al comedor y luego se regresó a la cocina para servirse de un jugo de naranja que había en la nevera.

Después de desayunar y sentirse bien físicamente, limpió y organizó todo lo que utilizó.

Después de eso no sabía que hacer, tendría que esperar al señor Sesshomaru y contarle mejor las cosas, pedirle que simplemente la acompañe hasta la comisaría y agradecerle por todo, pero para eso se tendría que esperar hasta mañana, ya que Sesshomaru le contó que su turno hoy en el hospital terminaría hasta en la noche.

Por un accidente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora