Capítulo 7: la estación.

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Capítulo siete.



Rin se mordía las uñas de las manos, estaba nerviosa, ansiosa, estaba esperando por Sesshomaru en el living, sentada en el sofá.

Dejó de morderse las uñas cuando observó como Sesshomaru aparecía ya listo.

—¿Nos vamos?—dijo él sin siquiera mirarla, caminando directamente a la puerta de salida.

—Sí, claro—respondió ella torpemente, siguiéndolo de inmediato.

En un abrir y cerrar de ojos ya estaban en el lujoso auto deportivo del doctor, rumbo a su destino.

Rin estaba que se moría de los nervios, se sentía muy ansiosa, tenía miedo, y no sabía exactamente de qué, parecía tener miedo de todo en si, de lo que le iba a deparar de ahora en adelante.

Sesshomaru por otro lado, se estaba preguntando que mierda iba a responder cuando le preguntasen el porqué una menor de edad, la cual han estado buscando, involucrada en un asesinato, estuvo todo ese tiempo con él. ¿Le creerían cuando él cuente su parte?

Bueno, le estaba dando igual, después de todo sí tenía pruebas, para empezar, de su ingreso y estadía en el hospital.

Miró de reojo a su acompañante, ¿en qué te metiste, Sesshomaru?

El auto se paró en la estación principal de policías de la ciudad de Tokio.

—Llegamos— mencionó parcamente Sesshomaru.

Rin lo miró, y él le devolvió la mirada. Ella asintió varias veces con la cabeza, aún viéndolo a los ojos, en silencio, no quería bajarse, y Sesshomaru notó aquello.

—Las cosas saldrán bien, Rin, estaré detrás de ti—intentó alentarla un poco con aquellas palabras, y antes de que ella pudiese decir cualquier cosa, él salió del vehículo, rodeándolo, para posarse frente a la puerta del copiloto y abrirla, como todo un caballero, invitándola a desmontarse.

Rin suspiró por última vez, y salió por completo del auto, agradeciéndole con una cálida mirada a Sesshomaru. Ambos se aproximaron hasta la edificación que tenían en frente, adentrándose en ella.

Una vez adentro, en la parte del recibidor, un puesto, aparentemente de recepcionista, con dos oficiales allí, fue lo primero que tanto Rin, como Sesshomaru, vieron.

Ambos se acercaron allí.

—Buenos días—saludó cordialmente Rin, mientras que Sesshomaru no dió más que un leve asentimiento de cabeza a modo de saludo.

—Buenas, señorita, ¿en qué le podemos ayudar?— saludó de vuelta una chica, la cual era uno de los oficiales.

—Soy Rin Nakamura, ya sabrán porqué estoy aquí—esto último lo dijo bajando, sin darse cuenta, el tono de voz.

Los dos oficiales la miraron con las cejas en alto, el otro oficial, compañero de la chica, dejó de lado la dona que se estaba comiendo, y empezó a buscar en una computadora que había ahí en la barra/escritorio. Tecleando el nombre de Rin, apareciendo una fotografía de la misma, alternando así su mirada entre el dispositivo y el rostro de Rin, queriendo comprobar que eran la misma persona.

Cuando ya estuvo convencido de que era ella, tragó de forma gruesa, lo que aún le quedaba de dona en la boca, y procedió a salir de detrás de la barra/escritorio, dirigiéndose a Rin.

—Señorita Nakamura, sígame por aquí, por favor.

El oficial empezó a caminar rumbo a no-sé-donde, queriéndola guiar probablemente con algún superior de allí o llevándola a alguna sala de interrogaciones. Pero, antes de Rin empezar a seguirlo, se dió vuelta para observar a Sesshomaru, el cual tal y como ya le había dicho anteriormente, se mantuvo siempre detrás de ella.

Por un accidente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora