La Familia de Lan Qiren. Cultivación Oscura (3, Precuela)

Dolor

- Lo prometiste –

- Esto está más allá del mal, Ruohan. Una invocación, un demonio... ¿siquiera es posible? – Wen Ruohan asintió con una sonrisa – Olvídalo, olvidemos esto, podemos hacerlo sin esto –

- A-Ren... un bebé... un bebé fuerte, tuyo y mío – Ruohan se acercó y lo abrazó por la cintura, la espalda de Qiren pegada al pecho de Ruohan – Nos hará fuertes, el ritual hará que seamos más rápidos, más inteligentes... nadie podrá interponerse en nosotros –

- ¿Desde cuándo has estado buscando esto? –

- Desde que asumiste el rol de maestro en Gusu –

- ¿Ese ha sido tu plan todos estos años? – Lan Qiren soltó los papeles con algo de fuerza sobre la mesa - ¿Qué creemos un bebé? ¿Qué yo lleve a un bebé mitad demonio? –

- ¿Por qué sería algo malo? – Lan Qiren negó con la cabeza por las palabras tercas de Ruohan – Los demonios no siempre son malos, a veces puede elegir su camino –

- Hay razones por las que un hombre no concibe... es completamente antinatural –

Le dio la espalda a Wen Ruohan, tomó su espada y pensó en irse. Pero un ligero pinchazo en su hombro le hizo dar la vuelta, justo después... su visión se tornó borrosa, y tuvo sentido que Ruohan lo citara en una cabaña lejos de cualquier pueblo.

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Qiren sentía ese ardor en su vientre bajo, además de que la energía espiritual en su cuerpo parecía no fluir como antes. Ruohan había bloqueado sus poderes espirituales.

- Ruohan, por favor... - decía Qiren, sus ojos llorosos por el miedo y el dolor, mientras el Wen tan solo se despojaba de sus ropas y caminaba hacia él – Ruohan, esto no... por favor, detente, yo no quiero esto –

- Mi querido A-Ren... tú dijiste que confiabas en mi palabra – le dijo, posicionándose sobre él y tomándolo de los brazos, aunque la fuerza de Qiren no sería oponente para la buena cultivación de Wen Ruohan – Lo prometiste... ¿no es esa una de tus reglas? –

- Ruohan, no quiero... no me toques – sus palabras fueron ignoradas completamente, Ruohan solo abrió sus piernas y se inclinó sobre él - ¡Basta, Ruohan! Detente... - sus respiraciones aceleradas comenzaban a ser sollozos que intentaba contener. Pero la sensación de algo entrando en él le hizo soltar más sollozos - ¡WEN RUOHAN! – la intrusión en aquella parte privada se detuvo, y luego un trapo cubriendo su boca.

- Por favor, A-Ren... ¿no lo dijiste? – Ruohan se puso sobre él, su rostro tan cerca y su mirada tan llena de energía demoniaca como la marca en su abdomen – Seremos más fuertes... un bebé de ambos sería más fuerte que nosotros dos juntos –

Lan Qiren negó con la cabeza mientras intentaba forcejear, pero cualquier intento sería inútil. Su energía era tan débil... Y entonces Ruohan comenzó a morder su cuello. Esta vez no se sentía bien. No le gustaba ese roce ni sentía algo revolotear en su estómago, tan solo miedo que presionaba con fuerza en su pecho mientras los dedos del Wen recorrían ese lugar que tantas veces antes le habían hecho sentir bien.

Sintió entonces a Wen Ruohan que se posicionaba entre sus piernas con firmeza. Tomó la cinta de Qiren, arrancándola de su frente para después amarrar sus manos en la cama. Sus lágrimas jamás cedieron. Ruohan tomó con fuerza las piernas de Qiren y las separó con brusquedad, como si se tratara de una bestia que no conocía nada más allá de sus impulsos.

- Esto es por ti – gruñó Ruohan – Es porque te amo, porque quiero que seas más fuerte –

Y entonces lo desgarró lentamente. Qiren se movía entre las sábanas, lo hacía, pero no podría romper la cinta que lo ataba a la cama y no sería capaz en ese momento de empujar a Ruohan.