Esperanza

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No respondió ninguna de las cartas de Wen Ruohan. La seguridad de su secta le hacía estar calmado, pero en las noches las pesadillas le recordaban una y otra vez la frialdad con la que su supuesto amante lo había tomado aquel día.

Se despertó otra vez con esa sensación sofocante y aturdida, se quitó la manta con rapidez y retiró sus túnicas, quedando solo en ese pantalón blanco para dormir. Caminó hacia la ventana, poco le importaba si alguien lograba verlo, pero necesitaba sentir el aire frío en su piel.

El viento alivió un poco el miedo, se abrazó a sí mismo en busca de consuelo y luego las lágrimas llegaron.

- ¿Tiene que ser así? – preguntó en voz alta, su mirada perdida en la vista de su ventana - ¿Pueden las cosas... ser como antes? –

Esperó a que el frío se llevara las crueles memorias de aquella vez y volvió a dormir. Pero de nuevo tuvo pesadillas, plagadas de monstruos saliendo de su vientre, destrozando sus entrañas para salir de él.

********************

- Maestro Lan –

- Dime –

- Han llegado noticias... algo inesperadas – Lan Qiren trató de contener las náuseas y miró al cultivador frente a él, esperando a que hablara – El líder Wen falleció durante la noche – Qiren bajó la taza de té y respiró profundo – Wen Ruohan ha tomado el liderazgo de su secta –

- Entonces... tendremos que viajar para asistir a la secta Qishan Wen –

- No, el nuevo líder Wen ha dicho que la ceremonia de su padre será solo familiar – Qiren se dio cuenta de que aquel joven intentaba suavizar lo que iba a decir a continuación, que estaba tratando de organizar las noticias – Pero el líder Wen... desea reunirse con usted para tratar algunos términos –

Lan Qiren sintió como los nervios se metían por la punta de sus dedos, como una corriente que rasguñaba poco a poco hasta llegar a su pecho. Él no podía salir de la secta, su hermano dijo que Wen Ruohan tendría que visitarlos.

- Dile... le mandaré una carta – mencionó, tomando papel y pincel para comenzar a escribir – Gracias, yo me encargaré de hacérselo saber –

Qiren se quedó solo en la habitación. Había amado tanto a Ruohan, aún lo amaba, le había dado todo de sí y sería fácil para él recuperar aquello. Pensó de nuevo en sus pesadillas, la horrible sensación de ahogarse al despertar y el deseo de arañar su vientre hasta sacar aquello que estaba creciendo dentro de él.

Escribió la carta como si fuese solo el líder de secta Wen, le escribió con cortesía y simpleza, una invitación para visitar Gusu Lan y tratar temas que involucraban a ambas sectas. No más palabras tiernas, no tenía cariño para escribir. Deseaba respuestas, deseaba vivir en el pasado como antes.

Antes de que su hermana mandara a su misma esposa a reclusión, antes de que Ruohan se casara, antes de tener que verse a escondidas.

Antes de repudiar a Wen Ruohan.

********************

- Y bien, líder Wen – Lan Qiren sirvió té y dejó las tazas sobre la mesa, Ruohan no lo miraba con esa sonrisa mal contenida como antes, no lo miraba con ternura y amor - ¿Qué quieres que tratemos primero? –

Ambos estaban solos en la oficina de Qiren. Todo el mundo sabía que Qingheng-Jun estaba en reclusión y era su hermano menor el que se hacía cargo de muchos de sus deberes.

- Los jóvenes cultivadores del clan Wen no vendrán más a las clases impartidas por Gusu Lan – comenzó Ruohan, mirando con desdén a Qiren – No necesitan ser adoctrinados. Tampoco participarán en cacerías nocturnas con discípulos externos a Qishan Wen –

- ¿Por qué? – Lan Qiren miró los ojos de Ruohan. Carecían de calidez, lo miraban con frialdad y crueldad – La secta... ¿los ha ofendido de alguna manera? –

- Ninguna, son solo reformas en mi secta –

- Bien –

Se quedaron en silencio, la mirada de Ruohan era insistente, buscando, esperando algo de Qiren. Se apoyó en la mesa y sonrió.

- ¿Cómo puedes hacer eso? – Lan Qiren frunció el ceño – Fingir que somos desconocidos... tratarme como si jamás hubiésemos compartido tantas cosas –

- Lo que me hiciste la última vez que nos vimos... yo no quería eso –

- ¡Ya habíamos compartido la noche y la cama tantas veces! – Qiren agradecía haber tomado la oficina ligeramente alejada para que no le escucharan - ¿Por qué fue diferente? ¿Ya no sentías amor por mí? –

- Yo no quería participar en ese ritual, yo no quería cargar... - señaló su vientre con asco – Esto –

- ¿Esto? ¿Hablas así de nuestro hijo? –

- No es un bebé, tú lo dijiste, es en parte demonio –

- Lan Qiren, las madres abrazan a sus bastardos sin padre con tanto amor, los abrazan con entrega y besan sus rostros sin importar como llegaron a sus vientres... ¿Y tú le llamas "esto" a un hijo tuyo y mío? –

- Ellas son mujeres, yo soy un hombre – Wen Ruohan conocía a Lan Qiren, sabía que la única razón por la que no le gritaba era porque estaba nervioso y asustado - ¿Crees que puedo sentir amor por algo que invocaste sin mi deseo? –

Wen Ruohan soltó una risa tenue cargada con locura, tenía en la mano la taza de té y entonces, sorprendiéndose a sí mismo y a Lan Qiren, estrelló la taza justo sobre la mano de Qiren, encajando las astillas en su mano, la sangre escurriendo y pintando de carmesí las manos blancas de Lan Qiren.

El tiempo se detuvo solo un instante. Los ojos de Wen Ruohan se aclararon, la neblina de odio y locura despareció para ver aquello que había hecho. Y la mirada que le había dado Lan Qiren... miedo y dolor.

- Me queda claro, por las cartas sin respuesta – retiró su mano, llevándose solo unos pocos pedazos de lo que había sido la taza – que no me deseas más – Qiren comenzaba a derramar lágrimas – Maestro Lan, gracias por la hospitalidad de su secta, nos veremos en la próxima conferencia de cultivo –

Wen Ruohan se levantó, dispuesto a salir corriendo si era posible para escapar de la mirada dolida del hombre que amaba. Pero la voz de tal hombre lo hizo detenerse.

- ¿Qué haré? – preguntó Qiren, mirando la sangre escurrir por el dorso de su mano – Con... el bebé... ¿Cómo nacerá? ¿Cómo se supone que debo cuidarlo? ¿Qué será? –

Wen Ruohan suspiró y encaró a Lan Qiren: - Jamás hubiese engendrado a ese hijo si te hubiese hecho daño. Te amo. Es solo un bebé, como tu sobrino y como mi hijo – Ruohan regresó y puso sobre la mesa una botella con un líquido oscuro y espeso dentro – Puedes darlo a luz y dármelo, o puedes tenerlo... si le tienes tanto asco... bebe eso – señaló la botella – Hará que tu cuerpo expulse al bebé –

Wen Ruohan dejó la habitación y se fue de la secta. Lan Qiren regresó a su recámara y limpió su mano, la vendó con cuidado y se recostó. Estaba cansando, irritado y adolorido. La botella presionaba entre sus manos.

Los recuerdos de su sobrino cuando era un bebé recién nacido llegaron a él. A-Huan era pequeño y le daba miedo presionarlo con fuerza. Recordaba la calidez al sostenerlo en su pecho mientras dormía.

Un bebé.

Un pequeño hijo o hija.

Dejó la botella escondida entre sus libros. Lloró la partida de Ruohan y la herida de su mano. Lloró la soledad de sus habitaciones. Lloró la ausencia de su hermano y el destino solitario de su sobrino.

Lloró el repudio que había sentido por su bebé. Pero se sintió un poco esperanzado. Tendría un bebé para tomar en brazos, para arroparlo y darle de comer. Tendría un pequeño para que le hiciera compañía. Para que lo amara.

La Familia de Lan Qiren. Cultivación Oscura (3, Precuela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora