- Él quiere que sea el gran maestro de la secta, por eso debo tomar todas las clases con los ancianos – Lan Qiren sirvió más té en la taza de Wen Ruohan, mientras su acompañante lo miraba con una sonrisa curiosa – Por mi parte... creo que está bien – se encogió de hombros, haciendo que la sonrisa de Ruohan se hiciera más grande – Él será el líder y yo el primer maestro –
- ¿No quieres nada más? – preguntó Ruohan, tomando su pincel para dibujar finas líneas sobre el papel – No lo sé... cacerías nocturnas, vagar por el mundo... ¿familia? –
Lan Qiren sonrió tenuemente y negó con la cabeza. Aunque no se avergonzaba de sentir ciertos deseos por los hombres, no era algo que contaba en voz alta. Ambos se sumergieron en un silencio suave y cómodo. Wen Ruohan era bueno en las artes, Qiren se había dado cuenta con el tiempo, escribía poesía y dibuja de una manera tan bella que ahora guardaba una de las pinturas en su habitación.
Se habían estado conociendo después de aquella cacería, la excusa perfecta: no quiero que te quede una cicatriz en el rostro. Se veían en Caiyi y comían, Qiren se permitía romper solo algunas reglas con Wen Ruohan. Y es así que ambos comenzaron a tener una amistad más amena.
- Mi padre quiere que despose a una mujer de Meishan – comentó Ruohan, Qiren notó que sus hombros se tensaban un poco – No es que no me guste... es que aún es muy pronto –
- Supongo... que es porque eres hijo único – Ruohan asintió, mirando el té que se comenzaba a enfriar - ¿No hay nadie más en la línea? –
- Tengo un par de primos, pero padre quiere que ellos se mantengan en la medicina – Wen Ruohan dejó el pincel en su base y miró a Qiren – No quiero casarme con nadie – las palabras eran claras, dichas con fuerza y convicción – No es porque no desee tomar responsabilidad... es porque... no quiero casarme con una desconocida –
- Tal vez... solo para tranquilizar a tu padre, puedes tener la excusa de conocer a quien será tu prometida – Wen Ruohan asintió y colocó su cabeza entre sus manos – Dile que quieres un cortejo lento y apropiado... quizás te dé tiempo –
- La boda es inevitable, ¿no es así? – Lan Qiren asintió con pesadez, su vista a través de la ventana, mirando el río de Caiyi. La vista de Wen Ruohan era más interesante, fugaz y deleitante, hermosa y misteriosa. Siempre había pensado que los ojos de Lan Qiren eran los más hermosos que había visto en su vida.
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- No es una mala mujer –
- ¿Ves que fue bueno conocerla? –
- No es una mala mujer... pero no es para mí –
Lan Qiren suspiró ante la terquedad de Wen Ruohan bajó su arco después de que la presa se quedara en su lugar. La cacería no estaba bien, se había salido de casa con apenas un aviso, pero no había avisado cuanto tiempo estaría fuera. Sabía que le esperaba un castigo al regresar.
- Entonces, ¿qué es para ti? –
Wen Ruohan bajó su espada y lo miró unos segundos. Por la falta de respuesta, Lan Qiren se dio la vuelta para encontrarse con los ojos oscuros de Ruohan. Siempre le había parecido que las llamas vivaces del sol vivían en esos ojos.
- Tú – Qiren respiró con fuerza y se quedó en su lugar. Fue Ruohan quien se acercó a él – Tú podrías ser para mí –
- Ruohan... -
- ¿Sería malo? No quiero casarme con esa señorita Yu... quizás y no quiera tener una boda rodeado de telas rojas... pero tal vez... podría hacer las tres reverencias contigo –
Estaban uno frente al otro. Sus ojos conectados, sus labios entreabiertos dejando que los suspiros de sus almas escaparan, incontenibles, anhelantes, abrumados...
Ruohan levantó su mano y acarició la mejilla de Lan Qiren. Sus ojos veían los labios del joven mientras su otra mano tomaba con solo un poco de fuerza de la Qiren. El joven maestro Lan cerró los ojos, sintiendo el cosquilleo recorrer la piel de sus dedos y luego de sus manos. El toque de Ruohan lo hacía sentir amado.
Lo hacía sentir en casa.
Se sentía apreciado y querido. Sentía que alguien lo veía a él. El calor de un alma que por fin podría sostener sus deseos.
Ruohan cerró sus ojos y besó con suavidad a Qiren. La mano libre de Qiren tomó la mejilla de Ruohan y se perdió en la calidez de ese primer beso. Movimientos suaves, apenas una caricia como el té caliente y la brisa de verano. Ambos habían compartido una jarra de licor el día anterior, pero el sabor a frutos seguía ahí.
Ruohan sabía a frutos ácidos y dulces.
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Las cacerías fueron más frecuentes. Los besos, apenas roces, pasaron a caricias más firmes y delirantes.
Una noche, Wen Ruohan había sido invitado a Gusu. Qiren fue por él después del toque de queda y lo llevó a su habitación.
- Es bonita, muy modesta –
- Así debe ser –
- No, tú eres más que alguien simple – estaban sentados en el piso, los cojines por todos lados y la tinta manchando todas las pinturas que Wen Ruohan había hecho – Eres fuego y eres brisa, eres la última brisa del verano, antes de que el otoño cautive nuestras almas con los colores del fuego. Eres el cielo –
Qiren lo vio con una sonrisa y lo besó de nuevo, pensó que era su turno. Fue él quien acarició con la punta de sus dedos las túnicas de Ruohan, fue él quien las separó, dejando la piel de Ruohan al descubierto, fue él quien se quitó la cinta de la frente.
- Tú y yo somos todo – Ruohan estaba sobre él, dentro de él – Tú eres mi todo, Lan Qiren –
Los ojos llorosos de Qiren era la vista del paraíso. Gloriosa y digna de dioses. Ruohan se sentía afortunado. Se movió con suavidad al principio, aturdiendo los sentidos de Qiren que ya se habían perdido minutos atrás. Sus piernas se doblaban, buscando esconderse del dolor que lo molestaba y el placer que lo culpaba.
- Ruo-Ruohan... - sus manos lo sostenían del piso, temía perderse y no volver a encontrarse jamás – Yo... no puedo... -
- Tranquilo, ven aquí – tomó las manos de Qiren y las guio a su cuello, Qiren se aferró, sus pechos conectados, sus corazones latiendo como si fueran uno – Quédate conmigo, Qiren... Quédate conmigo –
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Qiren despertó con una sensación cálida en su espalda y un cosquilleo en sus hombros. Quiso darse la vuelta, pero el dolor en su espalda lo hizo quedarse quieto.
- No te muevas, aquí estoy – era la voz de Ruohan, calmándole y acariciándole.
- ¿Qué haces? –
- Te cuido... y te pinto – los recuerdos de la noche anterior hicieron que Qiren se sonrojara, desde las mejillas hasta las orejas, cubriendo incluso parte del cuello. Entonces escuchó a Ruohan reírse - ¿Qué ocurre? –
- Estoy dibujando flores en las marcas que te dejé... y, no sé qué has pensado, pero te has puesto tan rojo que las flores no se ven más en la piel –
Compartieron noches y citas después de aquella primera vez sin ser atrapados. Qiren le mandaba partituras y libros y Ruohan le devolvía pinturas y poemas. Ambos se amaban tanto que estaban dispuestos a darlo todo, pero ninguno se atrevía a dar indicios de aquello.
Qiren se arrepintió de no haberse ido con Ruohan. Se arrepintió de no haber salido a más cacerías con él, podría haber pasado los castigos sin ningún problema. La puerta de su habitación se abrió y su hermano, Qingheng-Jun, el líder de secta Lan, entró.
- Qiren... tendré que hacer algo para salvar a una persona –
- Ya escuché a los maestros... hermano... -
- Sé que es una mala idea, y sé que estaré rompiendo muchas reglas – su hermano lo miró, a Qiren le daba miedo esa mirada – Pero necesito que me ayudes. Necesito que aceptes ser el maestro, que aceptes el puesto para el que has estado entrenando –
Lan Qiren no tuvo otra opción. No más cacerías nocturnas por un tiempo. No más noches con Ruohan.
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La Familia de Lan Qiren. Cultivación Oscura (3, Precuela)
FanfictionLan Qiren tiene una relación particular con Wen Ruohan. Amantes que tienen que verse a escondidas. Wen Ruohan tiene otros planes, una familia, un bebé de los dos. Lan Qiren no lo sabe. HISTORIA PUBLICADA EN AO3 Y WATTPAD, SI ESTÁ EN OTRO LUGAR ES P...