Capítulo 1. Helado

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En el equilibrio de la vida y la muerte, existen 3 reinos; Inframundo, Empíreo y el mundo mortal.
Cada reino estaba dirigido por sus respectivos reyes máximos, los reyes del Empíreo y el Inframundo fueron creados por estos lugares para mantener en orden y respetar el lugar del otro.

El Inframundo era un lugar con una temperatura extrema, al que solo podían soportar los demonios y ciertos ángeles de alto rango; habitaba una gran cantidad de demonios de todo tipo y gobernaban en sus respectivos reinos, separados por su misma especie, tenían ciertas características como cuencas negras, piel pálida como papel, garras filosas listas para cazar su presa y una gema distintiva que sostenía su alma.

Luzbel Hoshi fue muy conocido por todos los demonios como su autoridad justa, que mantenía el orden en ese lugar... pero hace siglos que ya no se vio y todos los demonios comenzaron a crear un caos para ver quien gobernaba al otro.

Un ángel superior los escuchó y se convirtió en su rey para toda la eternidad, en ese momento se apropió de la Lun Etern que Luzbel había creado y lo convirtió en un lugar lleno de luz celestial... claro que esto a los demonios les molestó y por dos demonios a la cabeza, declararon la guerra, una guerra que derramó mucha sangre por ambos bandos con el propósito de alcanzar su libertad del ángel superior que faltó el respeto a su anterior rey.

En el reino Avaluna, donde se encontraban criaturas felinas con pelaje naranja oscuro con negro, eran llamados los demonios oscuros, demonios con habilidades oscuras y que eran duros de roer por su constante ira que al parecer era su fuente de poder, el rey de este reino era llamado Azebel Doll, de la familia Doll predominante entre todos sus súbditos.

El rey Azebel se encontraba caminando en una montaña helada que ya no se encontraba en el Inframundo, si no, en el mundo mortal, se encontraba cargando a un pequeño, un pequeño felino de cabello negro, marcas rojo oscuro en sus mejillas y que aparentaba tener 4 años; el demonio deja con cuidado al pequeño en un lugar seguro donde las criaturas de ese lugar no pudieran hacerle daño, finalmente abre el portal para volver a su reino.

El pequeño demonio al pasar las horas, despierta algo confundido, pero finalmente se levanta y recorre esa blanca nieve, parecía que a su corta edad estaba acostumbrado a la temperatura, pues era una característica especial de los demonios de soportar una temperatura extrema y similar a su hogar.

El demonio habla buscando a su familia, pero solo atina a pronunciar sonidos incomprensibles a los oídos de los mortales, se topa con figuras hechas con la nieve y se acerca con curiosidad, siempre manteniéndose en alerta.

- ¡Alto! -le grita un pequeño lobo que estaba atrás de una figura de nieve- ¿Quién eres tú? No deberías estar aquí...

El pequeño demonio mueve sus orejas, pues no entendía lo que decía, intenta hablarle, pero solo salían esos sonidos guturales para los oídos del lobo.

- N-no sé qué tipo de criatura eres... pero no eres bienvenido aquí -intenta ahuyentarlo con una bola de nieve.

El pequeño demonio no entendía lo que ocurría, pues tenía mucho miedo de estar solo y que nadie pudiera entenderlo, se sienta en la nieve para comenzar a llorar de la desesperación, de sus ojos en lugar de brotar lágrimas cristalinas, brotaba sangre negra que manchaba la nieve.

- M-mmm...o-oye...por favor no llores... -baja sus peludas orejitas sin saber qué hacer y se va acercando poco a poco a él hasta estar frente al pequeño demonio- m-mira, tal vez pueda regresarte de donde viniste...s-solo espero que él no se enoje...

Intenta examinarlo con cautela para saber qué criatura era, pero el pequeño se mueve bruscamente dejándole en claro que no le gustaba ser tocado, de hecho, inconscientemente de gruñe en señal para atacar, a lo que el pequeño se va a esconder en sus muñecos de nieve.

- Lo siento...mira, si quieres que te ayude debes cooperar un poco... -no tarda mucho en darse cuenta que no podía entenderlo y piensa en una forma para poder comunicarse con él.

El lobito sale corriendo a donde estaba aquello que tanto protegía, un inmenso cristal palpitante en un cruel frío, el pequeño pone sus pequeñas manos en el cristal.

- Hay una criatura extraña, pero parece no hacer nada y está perdido, te pido de favor que me puedas ayudar en esta situación...solo para desalojar a la criatura...

El cristal brilla intenso y el pequeño lobo regresa con el demonio, al hablarse ambos podían entenderse a la perfección, era el poder momentáneo que el cristal le prestó para poder sacar al demonio de sus dominios.

- Bien, ahora...debes irte, no perteneces aquí...

- Está bien... pero...no sé cómo llegar a mi casa, con mis padres...

- Puedo ayudarte un poco, pero debes irte ya...

- ¿Por qué tienes tanta prisa porque me vaya?

- El cristal me dijo que no deberías estar aquí -habla de forma inocente y señala a la punta de la mañana.

En eso comienza a hacer una fuerte tormenta de nieve que cubre la vista y el lobo va con el demonio.

- Mira, mis poderes aún no son lo suficientemente fuertes para detener la tormenta... pero te acompañaré.

El lobo asiente decidido y usa sus poderes para abrir un camino de nieve, el pequeño se desliza sobre la nieve como si patinara mientras que su compañero camina con cautela, pues sentía que se resbalaba; el pequeño lobito lo mira y se siente avergonzado por ser imprudente, pero aun así se acerca al demonio.

- ¿Q-Qué eres tú?...

- Soy...un demonio oscuro... ¿Y tú?

-parecía que evadía su pregunta- ¿Un demonio? Eso es imposible, los demonios no existen, m-mm...bueno, yo soy mitad humano y mitad lobo.

- ¿Lobo?

Su pequeña colita se mueve con emoción y se dirige al lobo que estaba un poco más alto que él, le acaricia las orejas a lo que hizo que el lobo se alerte y saliera corriendo dejando al demonio en una zona sin tanta nieve.

Kurayami No Akuma 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora