Capítulo 1: El fragmento perdido en el tiempo.

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Separadores que encontrarás en esta historia.

&&& -> Cambio de escena. Ya sea que los mismos personajes estén en otro lugar o se relate una situación diferente con otros personajes en otro sitio.

+++ -> Un personaje está soñando.

*** -> Flashback / momentos del pasado.

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-¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOO!!

El desgarrador grito de su hermana menor la hizo despertar de golpe. Tomando su espada; colocada a un lado de la cama, salió con prisa de su cuarto, atravesando un pasillo angosto, para luego bajar por unas largas escaleras en forma de espiral.

Llegando a la gran puerta de la iglesia, la cual, abrió de par en par, dio un paso al exterior y cruzó hacía el otro de la calle, terminando en los restos de un edificio que había sido calcinado hace bastantes años.

Por el descuido del personal de la ciudad de Londres, la tierra continuaba cubierta en cenizas antiguas, charcos de agua y polvo de cemento. El paso se dificultaba más por las grandes vigas de madera tiradas en los alrededores.

-¡Susan! – exclamó la chica de largo cabello castaño.

Para su mala suerte, la oscuridad de la noche no le permitía ver con claridad. Sin embargo, cuando llegó a una parte del edificio, donde un gran agujero en la pared dejaba que la luz carmesí de la luna entrara por completo, los vio.

El Conde del milenio sonreía complacido, frotándose las manos mientras observaba como su creación; un esqueleto negro sin manos, se introducía a una joven de 18 años con el largo cabello rojo, a través de su boca.

Megumi, parada al otro lado de la escena, abrió los ojos como platos y se cubrió la boca con sus manos temblorosas. Fue descuidada y ahora su hermana estaba pagando las consecuencias con su vida.

-JEJEJE... - el Conde del milenio, percatándose de su presencia, reflejó su silueta en los cristales de sus anteojos oscuros. – Llegas tarde, guardiana. – dijo triunfante, poniendo sus manos sobre los hombros de la mujer pelirroja. – Ahora ella me pertenece.

-Bastardo... - susurró, enfureciendo al escuchar su risa.

Desenfundó su espada de filo negro y dio un salto hacia él. Por desgracia, su hermana se interpuso en su camino, golpeándola con fuerza en el estómago y haciéndola volar hacia una pared de ladrillos calcinados.

-¿Qué sucede? – interrogó la entidad maligna con su gran sonrisa, al ver como se deslizaba hasta caer. - ¿No puedes matar a tu hermana?

Megumi apretó los dientes con impotencia, aguantando el dolor mientras se arrodillaba.

-¡Esa cosa ya no es mi hermana! – gritó enojada, con una lágrima escapando de su ojo izquierdo. - ¡Te aprovechaste de su tristeza y la convertiste en un Akuma!

-¿Será cierto? – cuestionó el Conde, más que divertido con la situación. - Después de todo, tú dejaste morir a su prometido.

La joven frunció el ceño, resignándose a escuchar una vez más su risa. Entonces, usando un paraguas rosado que llevaba consigo, el Conde abrió para su creación un portal circular de varios colores.

-¡Adelante mi hermoso Akuma! – exclamó, dándole ánimos para avanzar. - ¡Esparce el caos en esa dimensión!

-Maldición... - pensó la joven, recordando de pronto como su hermana menor guardaba un rosario blanco, en el interior de sus ropas de sacerdotisa. Gruñó y apretó más los dientes. Tomó con fuerza su espada y la movió de un lado a otro. - ¡Cadenas de sangre!

Fragmento de mi corazón | COMPLETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora