Capítulo 6: Una despedida oscura.

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-En mi mundo, existe una entidad maligna que fusiona a los humanos y a las almas de sus seres queridos en máquinas sin sentimientos. La chica que está frente a nosotros es una de esas máquinas. Un Akuma.

-¿"Akuma"? – cuestionó InuYasha, sosteniendo su espada con ambas manos.

-Son seres malignos que nacen a partir de una tragedia. – explicó Megumi, bajando la mirada. - Yo... no pude impedir que mi hermana llamara al alma de su prometido. Y ahora, se ha convertido en esa cosa...

-Tienes razón. Tú eres y siempre serás la única culpable de nuestra desgracia. – dijo Alan, con extrema frialdad. - Si lo que tanto querías era salvarnos, entonces debiste llegar antes a la iglesia, a nuestra boda. Pero no lo hiciste y ahora le pertenecemos al Conde.

-¡Ya fue suficiente! – gritó Kagome, enojada. - ¡Después de lo que Megumi tuvo que soportar para recuperarse del coma, ¿Ahora también la obligarás a cargar con algo que no hizo?! ¡¿No crees que es un poco egoísta?!

-Tú no sabes nada. – declaró, devolviendo sus brazos a la normalidad y levantándolos a la altura de su cabeza. - Alguien como tú, que lo tiene todo y no ha perdido nada... - en medio de las palmas, se formaron un par de esferas de materia oscura. - ¡¡JAMÁS ENTENDERÁ COMO NOS SENTIMOS!! 

Al liberar su técnica; manifestada en forma de dos rayos oscuros, InuYasha se colocó frente a todos y levantó con sus manos la funda de colmillo de acero, la cual formó un campo de energía que los protegió.

Megumi tragó saliva. ¿Por cuánto tiempo podría soportar aquel ataque despiadado? Decidida, cerró los ojos y respiró con calma.

-Concéntrate...

***

-Los Walker tenían un conocimiento bastante avanzado sobre magia de todo tipo. – le comentó un hombre de largo cabello rojo, con una máscara blanca cubriendo la parte derecha de su rostro. - Así que, si heredaste los poderes de Neah, entonces también eres apta para convertirte en hechicera. Dime, ¿Te interesa aprender?

***

-On abata... - murmuró, invocando en la palma de su mano derecha, la cual, sostenía su hombro izquierdo, un fuego blanco.

-¡Imposible! – pensó el Akuma, deshaciendo su técnica. - ¡Mi bala debió hacerla añicos, pero ahora solo se está desvaneciendo!

Ya sin rastros de dolor, Megumi abrió los ojos y llamó a colmillo sangriento, haciendo una seña en el aire con su mano derecha. Una vez que la agarró con fuerza, saltó por encima de Kagome y sus amigos y corrió hacia "Susan", clavándole el arma en medio de su abdomen. La joven se había movido tan rápido, que ninguno de los presentes supo en qué momento había llegado con el Akuma.

-Sangre divina. – murmuró, transfiriendo por medio del filo negro, una cierta cantidad de sangre hacia Alan.

-¡¿Qué es eso?! – se preguntó, viendo con los ojos abiertos de par en par, como aquella sangre entraba en su interior.

-¡Tienes razón, Kagome! – exclamó la joven con una sonrisa, sacando a colmillo sangriento del cuerpo del Akuma y guardándolo en su funda. – Solo tuve la mala suerte de llegar tarde ese día.

Sus ojos se pusieron llorosos, derramando sin querer una lágrima por su mejilla derecha.

-¿Qué fue lo que me hiciste? – cuestionó Alan en un ataque de furia, tomándola del cuello de su piyama azul. - ¡¿QUÉ ME HICISTE, MALDITA?! ¡¡CONTESTAME!!

Megumi volvió a sonreír, deshaciéndose del agarre y limpiando la lágrima de su mejilla derecha.

-Muy pocas personas saben sobre mi condición. Pero, ya que estás a punto de desaparecer, te la diré. – comentó, mientras la máquina le gruñía. – Antes de morir, mi padre adoptivo, Neah Walker, colocó un trozo de inocencia en mi corazón. Por mis venas, corre sangre mezclada con la energía pura de ese pedazo. Y con colmillo sangriento, puedo transferirla fácilmente a mis enemigos. Incluyendo a los miembros de la familia de Noé.

-No... - dijo horrorizado, tomándose el rostro con sus manos. - ¡¡NO, NO, NO, NO, NO, NOOOOOOOOOOOOOO!!

Unos segundos después, su cuerpo se convirtió en cenizas, deshaciendo la cadena que ataba a la fuerza el alma de la verdadera Susan. Megumi, al ver como dejaba de ser un esqueleto y se irradiaba de luz, sonrió.

-Gracias, hermana... - asintió, transformándose en una esfera de luz blanca, para luego entrar en el corazón de la guardiana.

Sintiendo su calidez, se permitió llorar unos segundos en silencio.

-No entiendo bien qué sucedió, pero fue bueno que la vencieras. – habló InuYasha, aproximándose a ella con las manos detrás de su cuello. - A propósito, la espada que llevas ahí...

Recuperándose, Megumi se giró.

-Mi padre adoptivo me la entregó, junto con una misión importante. – explicó, volteando sus ojos castaños de su arma hacia el Hanyou. - Lo lamento, pero aún no puedo devolvértela.

Fin del capítulo.

Fragmento de mi corazón | COMPLETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora