Princesa Foca(extra)

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Al tardío amanecer en la zona, Mafuyu despierta como todos los días. Aún en la penumbra la niña lucha contra sus ganas de permanecer en cama, arropada en las cálidas mantas y con su mejilla contra la almohada. Así mismo bosteza una vez aleja las telas que la cubrían para dar una bienvenida forzosa al frio invernal. Mafuyu se incorporaría con pereza, tallando sus ojos con el nudillo, en lo que pasando a piloto automático, se quita de la cama y pasa a abrigarse con su típica cubierta de pie blanca en lo que se arrastra hacia el baño. A fuerzas la menor se pondría de pie para lavarse los dientes cubriéndose por su capa del frío.

Pequeña foca finalmente abre los ojos, aun adormilada y tras quitarse la arenilla de los parpados desplazaría su aún adormilado cuerpo a su cuarto para vestirse como si su madre todavía estuviera presente en su subconsciente. Movimientos automáticos que hacen a Mafuyu ir directo a la cocina y buscar inútilmente su desayuno. Naturalmente se sienta en su silla predilecta frente al mesón bajo, casi cayendo dormida en el mismo. Uno, dos, tres... veinticinco ¿Dónde está su desayuno? ¿Dónde está mamá? Hay hambre y sueño y ella necesita su té para despertar.

Finalmente y replanteándose todo su tiempo fuera de los sueños, Mafuyu se estira y con un bostezo agudo y somnoliento mira a su alrededor esperando encontrar a Rocma, pero no, está sola en casa. "Sola en casa" repite con lentitud tras darse cuenta que ni siquiera la osa fue a despertarla. Ni estuvo peinándola mientras ella desayunaba. La foca del ártico solo mira a su alrededor y ni siquiera ve un desayuno ya hecho: ¿Dónde está mama?

¿Mama..?

¡Mama!

La llama instintivamente, aunque los nervios afloran al igual que el mal estar. Si bien podía quedarse perfectamente sola en casa, era porque sabia que Rocma volvería eventualmente ¿Pero ahora? ¡No sabia nada! ¡Y mas sabiendo que su madre tenia enemigos!

En círculos ella camina, pensando en que su adorada cuidadora había caído presa de las garras de ese fumador molesto que a veces decía cosas malas a Rocma, por lo que tras divagar se armó de valor. Su lógica infantil, influenciada por historias y libros decían que esta seria la oportunidad donde ella se alzaba como héroe, frente al mal.

No tiene mucho con que hacer una improvisada armadura, y valiéndose de cuerdas y las tablas de cortar, se coloca un colador de fideos en la cabeza. Y finalmente, con el cuchillo en mano de la cocina, se prepara para salir de su casa. Mafuyu ya frente a la puerta , enfrenta su destino. ¿Es apresurado? Si, la verdad si, no se ha planteado nada y quizás el sueño esté jugando un rol importante en su toma de decisiones; y el hambre, sobre todo el hambre.

Con fuerza abre la puerta, la guerrera Mafuyu en su cruzada parte finalmente. Aunque al bajar de la colina ya está cansada. Ridículamente pesado su equipamiento hogareño, el cual considera dejar de lado tan pronto llegue al centro del pueblo.

- ¿Eh? ¿Mafuyu? - Alguien pregunta, por lo cual la infante levanta la mirada para encontrarse con un ave ¡Es el Sr. Cartero! ¡Nekorama! - ¿Qué haces aquí afuera?

- ¡Sr. Nekorama! - Ella dice deshaciéndose de su armadura y armas para encarar al trabajador,  cosa que molesta a la gaviota quien solo puede caer rendido ante la ternura e inocencia de la peliblanca. - ¡¿Sabe donde está mamá?! ¡Desperté y ya no estaba! - Exclama angustiada, cosa que al cartero solo puede flechar con pena su corazón de pollo. -

- ¡Pobrecilla! ¡¿Como puede una criatura como tu sufriendo esta desdicha?! - El cartero por un momento cae en el drama, hasta que vibra en su bolsillo (si, este man tiene bolsillos o cangurera-), diablos, el deber llama y la comida no se paga sola, esto no era Lat Am; se acerca pero no es. Con esto en mente la gaviota solo deja el paquete, un caja de mandarinas para Rocma. - Quisiera ayudarte, pero he de continuar con mi labor... pero primero te bendeciré con un guardián. - Decía, exagerando con sus manos sus declaraciones a la vez que tomaba lo mas cercano a un teléfono que tenía, un silbato para perros. - 

 A los pocos minutos Shirogane aparece, el cartero había acordado con el tener este código donde el silbato llamaba al lobo donde el ave necesitara, a cambio de beneficios a la hora de recibir envíos. 

- ¡A ver! ¡A ver! ¡¿Quien quiere vérselas conmigo?! - Desde hace un par de ocasiones, Shirogane tuvo que pelear para que Nekoyama escapara, y por esta razón es que vino corriendo ya con su lanza arpón listo. Aunque al ver a Mafuyu mordiendo una mandarina termina por bajar el arma y mirar al cartero. - Ehhh... -

- ¡Gracias por venir Shirogane! ¡Rocma ha desaparecido y Mafuyu necesita alguien que la cuide! ¡Yo no puedo! Mi trabajo lo es todo para mi ¡Pero no puedo dejarla sola en la fría nieve!...  Así que cuídala por favor. - El lobo reclamaría por un momento, elevando su mano para pedir la palabra, mas al mirar a la pobre foca, este calla y asiente aceptando, cosa que Nekoyama se despide de ambos emprendiendo vuelo.  -

- Señor Shirgane ¿Me ayuda a dejar estas cosas en la puerta de mi casa? - Pregunta extendiendo lo poco que quedaba de la fruta que comía. El mayor solo suspira y se carga la caja encima. Al terminar este se queda viendo a la niña, el verla sola y con frio en esta casa, por un momento se ve a si mismo, y con el corazón derretido en empatía termina por invitarla donde Yukisada. Mafuyu acepta sonriendo y corre a buscar un juguete antes de partir, pobrecilla, no sabia que esta decisión desencadenaría un torbellino de cosas.


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Vengo escribiendo esto desde Marzo, la universidad me cagó bien feo xd

Atte: Gamer_fan18

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⏰ Última actualización: Sep 03, 2022 ⏰

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