La niña pérdida

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Estoy caminando, sin rumbo fijo, con mis dos hermanos detrás, hace un calor alucinante, no hemos comido en tres días, no tenemos fuerza ni para matar a un miserable zombie, por eso intentamos evitarlos, para no gastar la fuerza que no tenemos.

—Me aburro—Habló mi hermana mientras bufaba.

—Yo también—Siguió mi hermano.

—¿Jugamos al veo veo?—
Preguntó mi hermana ilusionada.

—Otra vez no porfavor—Susurré.

—Veo veo—Cantó Adele.

—Qué ves—Siguió Jacob.

—Una cosita—.

—¿Qué cosita es?—.

—Empieza por la letra...—Hizo una pausa—C.

—Qué fácil, coches.—Bufó Jacob mientras se ponía al lado mía.

Ya hubiera elegido otra cosa más difícil, estábamos caminando por una carretera, lleno de coches, guaguas, camiones...En fin, no podría pasar un coche por aquí ni de broma.

—No vale—Se quejó Adele mientras alargaba las palabras.

—Eres malísima—Le picó Jacob.

—Rachel dile algo—Se quejó mientras se ponía a mi lado izquierdo.

—Sois peores que los niños pequeños—Bufé.

—Mentira—Dijieron a la vez mientras se ponían las manos en el pecho.

Solté una pequeña risa, se veían graciosos.

—¡Se ha reído!—Gritó mi hermana mientras saltaba.

—¡Sí!--Saltó junto Adele.

—¡No griten!—Grité bajito—Por si no lo saben, vivimos en un mundo lleno de zombies señoritos.

—Uy lo siento—Dijieron al unísono mientras paraban de saltar.

Sonreí ladeadamente.

Para tener solo diecinueve años, soy una madre para ellos, Adele tiene quince y Jacob diecisiete, para tener esas edades parecen niños pequeños de cinco añitos, pero bueno, tampoco me quejo, si no fueran así, sería muy aburrido el camino, no se que haría sin ellos la verdad.

—¿Eso qué es?—Señaló Adele.

Miré dónde señalaba, eran personas, vivas, cuanto tiempo sin ver a gente viva.

—No vamos a ir—Dije mientras me daba la vuelta.

—¿Porqué no?—Preguntó Adele con un puchero mientras me cogía de la mano.

—Hace mucho tiempo que no vemos a gente viva—Siguió Jacob.

—Porque puede ser muy peligroso, ¿y si son caníbales? ¿Violadores? No nos vamos a arriesgar.

Me di la vuelta y seguí caminando, pero antes de dar otro paso, oí a mi hermana gritar.

—¡Hola!, ¡Me llamo Adele!—Hizo una pequeña pausa—¡pero me pueden llamar barbie!

Esto no puede ser verdad.

La cogí de la mano y la escondí detrás de un coche.

—¿Pero estás loca?—Susurré.

Me puse en la esquina del coche y me asome. Vi unas piernas. Miré para arriba y había un hombre apuntándome con una ballesta.

—Lo que me faltaba—Susurré.

Always together [Daryl Dixon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora