Light jamás llegó a poseer la death note, ahora tendrá que ayudar a su padre y L para encontrar y detener a Kira, mientras sin darse cuenta enamorarse de L.
"La persona cuyo nombre quede escrito en esta libreta, morirá"—Death Note
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Eran las 8 de la mañana, Light apenas se despertaba de lo que creyó un sueño muy extraño. Lo último que recordaba de ello fue un rostro pálido con grandes ojeras y unas alas negras similares a las de un cuervo.
Deshaciéndose de cualquier idea que haya creado su cabeza, se alistó rápidamente, llegaría tarde a sus clases, las cuales comenzaban en menos de media hora.
Se despidió de su madre, quien lo había regañado por su impuntualidad y corrió hacia la parada del autobús. Su día transcurrió con normalidad, la escuela a este punto le parecía aburrida, el único punto bueno que encontraba es que pronto se graduaría y entraría a la universidad, soñaba con poder ser detective y ayudar a la sociedad.
Y con tranquilidad transcurrió el resto de su año escolar.
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Light había empezado el primer semestre de criminología. En todo ese tiempo había ayudado a su padre con más casos que no podían resolver en la APN, esto le ayudaba académicamente, siendo así el primero de la clase como siempre lo había sido. También comenzó a tener sueños recurrentes con un hombre, no recordaba haberlo visto antes, sin embargo no podía evitar sentir una gran calidez en su pecho al verlo. Pocas veces lograba recordar su cara perfectamente, así que para alimentar su memoria, decidió dibujarlo hasta que tuviera una forma real.
Era un viernes tranquilo, Light regresaba de la escuela a su casa vacía, su madre había salido, su hermana seguía en la escuela y su padre trabajaba. Decidió prepararse para hacer su tarea mientras escuchaba la televisión.
—El mismo agresor que asaltó ayer a 6 personas en el distrito comercial de Shinjuku atacó de nuevo— comentó el periodista en el canal de noticias —Hoy tomó a ocho rehenes en una guardería, la policía lo ha identificado como. . .— Light quedó asqueado ante el tipo que presentaron en pantalla, le causaba rechazo los criminales. Si pudiera castigarlos a todos de la manera en la que, el cree, es más justa lo haría, pero sabe que debe limitarse a seguir las normas y leyes.
En lo que el castaño se acomodaba en el escritorio, sucedió algo repentino en la transmisión
—Esperen, algo está pasando adentro— La reportera junto a la gente al rededor observaba a los rehenes salir rápidamente del lugar donde se encontraban.
—Bien, ¡Nos han informado que el sospechoso fue encontrado muerto!— Light se sorprendió de aquello, parecía un acto divino el como aquel individuo había fallecido tan repentinamente —Según la declaración de. . .— Light apagó el televisor, sentía un deja vu muy fuerte, no lograba comprender por qué. Se recargó en su asiento y suspiro pesadamente, tenia el presentimiento de que algo muy grande estaba a punto de ocurrir.
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En la noche decidió ir a la tienda de conveniencia más cercana que tenía, un pequeño seven eleven. No tenía idea de por que se le había antojado comer unas papitas saladas, pero no iba a negarse ese pequeño antojo después de tanto esfuerzo en la escuela.
Antes de salir del local notó una pandilla de motociclistas acosando a una chica, se debatía en si debía ayudar o no, pero antes de decidirse, el líder del grupo se tambaleo hacia atrás repentinamente y un auto lo atropelló, matándolo al instante. Muchos testigos del incidente huyeron asustados, incluido Light, que se convenció que cada vez, este mundo se volvía más extraño.
Los días pasaron y más criminales morían, los civiles ilusos creían que todo esto ocurría gracias a un dios al cual nombraron Kira, este castigaba a quien creía eran una amenaza para la sociedad "perfecta" y a los obstáculos para la paz mundial.
Light se sentía asqueado, en el fondo también creía que era mejor que los criminales muriesen, pero, era muy diferente pensarlo que hacerlo ¿No?
Puso en duda su moralidad más de una vez por culpa de aquella situación, sabía que es era lo correcto y se aferraba a la idea del bien común, pero no podía dejar de sentir una extraña sensación.
Sentía ya haber vivido eso, y sentía que lo había disfrutado, así que temió de sí mismo y decidió acallar los pensamientos que lo acosaban y ponerse en contra de Kira.
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Oficinas del Interpol, Lyon, Francia.
Había pasado casi dos meses desde que empezaron los asesinatos de Kira, se estimaban ya más de 100 víctimas, mayormente criminales de alto rango. La interpol se había reunido por segunda vez en la sede internacional, tenían que lidiar con el caso, solo que aún no daban con ninguna pista concreta, eso hasta que llegó un hombre misterioso envuelto en un gran saco y su cabeza cubierta con un sombrero.
El señor se paro en medio del escenario retirándose el sombre y frente a todos los representantes habló calmadamente —Mucho gusto, mi nombre es Watari. El mensajero del detective L, y es de mi agrado informarles que esta interesado en investigar el caso Kira.— Dicho eso abrió el portafolio marrón que llevaba consigo mismo y saco de el una laptop.
Muchos murmullos se escuchaban en la habitación, no era común que L, el detective número uno, se involucrara en un caso por cuenta propia, menos que haga acto de presencia, o al menos el que es su porta voz.
En la laptop ya encendida se reflejaba una singular L y seguidamente se escuchó la voz distorsionada del detective misterioso.
—Mucho gusto policía del interpol— el ruido fue silenciado rápidamente en cuanto habló —Comencemos.—
