Capítulo 1

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El aire era frío, y estaba tan nublado que incluso comenzaban a creer que volvería a llover, así como había llovido la noche anterior, lluvia típica que siempre había a inicios de noviembre.

El corazón del pueblo estaba decorado de una manera tan hermosa, de una manera que hacía a todos querer participar de aquella festividad tan grande y colectiva que tenía el pueblo. 

Las personas se amontonaban en los puestos de comida de la feria, haciendo a los padres abrazar con fuerza a sus hijos y a los niños a aferrarse a la persona con la habían asistido.

Los únicos felices en esos momentos eran las personas que recibían el dinero. A esos las sonrisas y la amabilidad no les iba hasta que acabara el día.

La bufanda verde era sostenida y llevada a algún lugar lejano por la brisa suave y, de alguna muy extraña manera, melodiosa y amigable que solo quería jugar con ellos.

O al menos así lo describía Pansy. Harry nunca entendía de lo que hablaba esa chica, pero había sido divertido ver como intentaba alcanzarla, así que ahora no le daba importancia.

Los dos chicos de diez años corrían tras la bonita bufanda de la alfa, que saltaba de vez en cuando, sosteniendo su abrigo para que no se fuera volando también.

Harry solo iba detrás de ella, jadeando desesperado por un leve descanso, también aferrándose de su abrigo y del inicio de sus pantalones.

—¡Pansy, por favor!

—¡Se está yendo, se va muy lejos!

Harry suspiró cansado, deteniéndose durante solo dos segundos, después volvió a correr, volviendo a sostener el cuello del abrigo negro con firmeza, sintiendo que el corazón se le saldría en cualquier momento.

Sus pies no estaban hechos para hacer actividades físicas.

—¡Lo tiene, lo tiene esa niña! —gruñó la alfa en voz baja, deteniéndose jadeante justo frente al puente que llevaba a la Mansión de la ramilia rica antigua, de esas que el padre de Harry siempre se queja.

Harry alzo la mirada, aún demasiado cansado como para enderezarse correctamente. Se encontró a lo lejos con la persona a la que Pansy apuntaba, y no estaba muy seguro de que esa niña en realidad fuera una niña.

Tenía el cabello un poco corto y rubio, más o menos hasta los hombros, algunos mechones los tenía amarrados por la nuca con una delgada cinta verde, otros estaban sueltos, incluso algunos caían con delicadeza por su frente. Era algo bajo, o quizás solo era la distancia, pero se veía que era alguien de estatura algo baja, y no parecía pasar de los nueve. No estaba seguro de si era una alfa, una beta, o una omega, ni siquiera sabía si era chica, pero era bonita, o bonito. Quizás demasiado.

Llevaba un abrigo de color café, con solos dos botones por debajo de su pecho, pero este era tan largo que solo dejaba ver sus tobillos, en los que se veían unos calcetines blancos, y llevaba unos zapatos negros muy bien lustrados.

Tenía la bufanda de Pansy entre sus manos, las cuales parecían tan heladas como aquella tarde, y sonreía de una manera muy orgullosa y presumida, por alguna razón.

—¡Esa cosa es mía! —bufó Pansy, caminando hacia él inicio del puente, directamente hacia aquella persona.

—¡Espérame! —Harry suspiró, volviendo a correr detrás de ella.

—¿Quién te crees que eres para robarme eso? —cuestiono Pansy bruscamente, pero calló en cuanto aquella persona se giro hacia ellos. Y Harry se sintió decaer cuando vio el gris azulado de sus ojos, y esa sonrisa tan cálida y emocionada.

In the november rainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora