⋆≿⁞ꜜ Shameless [+18] ; dkbk

❲M❳

[Palabras: 10k]
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, todos son propiedad intelectual de Kōhei Horikoshi, el autor de la serie Boku No Hero Academia. La edad de los personajes ha sido adaptada y son mayores de edad. Este es un universo alterno sin quirks.

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Era otoño y tal parecía que la estación se estaba esforzando por hacer notar su llegada. Los días se habían vuelto más fríos y los árboles habían perdido su característico color verde; las hojas habían adquirido hermosas tonalidades que variaban desde lo anaranjado hasta lo amarillento. Era como si alguien se hubiera dado el tiempo de pasar pincelada por pincelada los nuevos colores, con el detalle y la dedicación de un artista.

Con la llegada de las lluvias, no era nada extraño que en el ambiente reinara un olor a humedad.

Katsuki inhaló el olor a tierra mojada, tratando de encontrar paz interior y la tranquilidad que había perdido momentos atrás. Tres malditas horas... ese era el tiempo que llevaba atrapado en una estúpida discusión con su novio, el ser menos brillante del jodido planeta tierra.

Paz interior... paz interior...

— Kacchan, iremos a esa fiesta y punto —el rostro del cenizo se deformó en una mueca de rabia contenida y sus manos retorcieron la tela de su chaqueta.

Ambos habían terminado de hacer las compras para la semana, por lo que se encontraban en el estacionamiento, guardando la mercadería en el maletero del auto.

— Pero yo no quiero —su voz se escuchó como el quejido de un animal salvaje. Soltó varios gruñidos disconformes al ser ignorado por el peliverde, quien cerró la cajuela y se alejó para dejar el carro del supermercado en uno de los puntos establecidos. El idiota era tan correcto hasta para las más insignificantes cosas. Si fuera por Katsuki, él hasta dejaría el puto carrito en uno de los huecos para estacionarse. Le divertía pensar en un pobre diablo debiendo bajarse de su auto para mover el carrito, con una expresión de odio en su patética cara.

Izuku observó desde la distancia a su novio con una mueca. ¿Qué demonios era tan divertido para que el cenizo estuviera riéndose de forma tan malvada?

— Kacchan —llamó el pecoso subiéndose al auto. Katsuki abrió la puerta del copiloto y prácticamente se desparramó en el asiento, ya no tenía la extraña mueca de diversión maliciosa en su rostro. Ahora parecía enfurruñado y observaba el paisaje de la ventana como si fuera la cosa más interesante del mundo.

Pasaron unos minutos de tenso silencio. Izuku conducía, dando miradas de vez en cuando a Katsuki, quien giraba su cabeza un poco más cada vez que veía la insistente y molesta mirada del pecoso por el rabillo de su ojo. Izuku suspiró, volviendo la mirada al frente y acelerando una vez que el semáforo había cambiado a verde. La infantil actitud del rubio, era de lejos algo que realmente pudiera sorprenderlo. Pequeñas discusiones como esas no eran poco comunes entre ellos.

Aunque, por lo general, Izuku era quien tendía a adoptar el papel de niño inmaduro, no es como si Katsuki fuera una inocente paloma. Él podía llegar a ser mucho más idiota y tozudo que el peliverde si se lo proponía.

— No iré —Izuku tensó su agarre alrededor del volante, pero fuera de eso, su lenguaje corporal no denotaba que estuviera intranquilo o molesto.

— Sigue soñando si eso te consuela —Katsuki pensó que el peliverde tenía suerte que ambos estuvieran en un auto en movimiento o de lo contrario, el rubio se habría lanzado a estrangular el cuello cubierto de pecas y marcas de mordidas. Sus mordidas. Empujó ese último pensamiento fuera de su cabeza y se concentró en sus ganas de asesinar a su novio. Sí, eso estaba mucho mejor.