12. 𝑳𝒐𝒔 𝒏𝒖𝒆𝒗𝒐𝒔 𝒃𝒖𝒔𝒄𝒂𝒅𝒐𝒓𝒆𝒔

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- NARRADOR OMNISCIENTE -

Casi una semana después, un jueves, comenzaban las lecciones de vuelo y a Harry no le gustó para nada la idea de que fueran junto a Slytherin, lo que menos quería era hacer el ridículo sobre la escoba enfrente de Malfoy.

- Ya Har, tranquilo, no harás el ridículo y si lo haces, lo haremos juntos porque yo estoy igual que tu - rió Tn pero esta vez las palabras de su hermana no lo calmaban mucho...

- Malfoy siempre anda alardeando de lo bueno que es en Quidditch, Tn

- Bueno...si, pero eso no tiene nada que ver

- Eso debe de ser pura palabrería - Acotó Ron mientras caminaban hacia el parque para la clase se vuelo, era de tarde y estaba claro y ventoso.

Los demás de Slytherin ya estaban allí, y también las veinte escobas, cuidadosamente alineadas en el suelo. Harry había oído a Fred y a George Weasley quejarse de las
escobas del colegio, diciendo que algunas comenzaban a vibrar si uno volaba muy alto, o que siempre volaban ligeramente torcidas hacia la izquierda.

Entonces llegó la profesora, Madame Hooch. Era baja, de pelo canoso y ojos
amarillos como los de un halcón.

- Bueno ¿qué están esperando? - bramó - Cada uno al lado de una escoba. Vamos, rápido.

Harry miró su escoba. Era vieja y algunas de las ramitas de paja sobresalían formando ángulos extraños.

- Cuidado Tn, no quiero que te lastimes - dijo Draco, a Tn le pareció tierno - Digo, como no tienes experiencia... - volvió a decir rápidamente

- Gracias Draco - sonrió

- Extiendan la mano derecha sobre la escoba - les indicó la señora Hooch- y digan «arriba».

- ¡ARRIBA! - gritaron todos.

La escoba de Harry saltó de inmediato en sus manos, pero fue uno de los pocos que lo consiguió, junto a Tn y por supuesto a Malfoy.
La de Hermione no hizo más que rodar por el suelo y la de Neville no se movió en absoluto. «A lo mejor las escobas saben, como los caballos,
cuándo tienes miedo», pensó Harry, y había un temblor en la voz de Neville que indicaba, demasiado claramente, que deseaba mantener sus pies en la tierra.

Luego, la señora Hooch les enseñó cómo montarse en la escoba, sin deslizarse hasta la punta, y recorrió la fila, corrigiéndoles la forma de sujetarla. Harry y Ron se alegraron muchísimo cuando la profesora dijo a Malfoy que lo había estado haciendo mal durante todos esos años.

- Ahora, cuando haga sonar mi silbato, dan una fuerte patada - dijo Madame
Hooch - Mantengan las escobas firmes, elevense un metro o dos y luego bajen inclinándose suavemente. Preparados... tres... dos...

Pero Neville, nervioso y temeroso de quedarse en tierra, dio la patada antes de que sonara el silbato.

- ¡Vuelve, muchacho! - gritó, pero Neville subía en línea recta, como el corcho de una botella... Cuatro metros... seis metros... Harry le vio la cara pálida y asustada, mirando hacia el terreno que se alejaba, lo vio jadear; deslizarse hacia un lado de la
escoba y...BUM... Un ruido horrible y Neville quedó tirado en la hierba. Su escoba seguía subiendo, cada vez más alto, hasta que comenzó a torcer hacia el bosque prohibido y desapareció de la vista.

- ¡Uy! Pobre Neville - exclamó Tn haciendo una mueca de dolor como si ella también hubiera sentido el golpe.

La señora Hooch se inclinó sobre Neville, con el rostro tan blanco como el del chico.
- La muñeca fracturada - la oyó murmurar Harry - Vamos, muchacho... Está bien... A levantarse - Se volvió hacia el resto de la clase - No deben moverse mientras llevo al señor Longbottom a la enfermería. Dejen las escobas donde están o estaran fuera de Hogwarts más rápido de lo que tarden en decir quidditch. Vamos, hijo.

𝐸𝑠 𝑢𝑛𝑎 𝑃𝑜𝑡𝑡𝑒𝑟 | 𝑫.𝑴 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora