8. 𝑶𝒍𝒍𝒊𝒗𝒂𝒏𝒅𝒆𝒓𝒔

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- NARRA HARRY -

Compramos los libros en una tienda llamada Flourish y Blotts, en donde los estantes estaban llenos de libros hasta el techo. Había unos grandiosos forrados en piel, otros del tamaño de un sello, con tapas de seda, otros llenos de símbolos raros y unos pocos sin nada impreso en sus páginas. Hasta Dudley, que nunca lee nada, creo desearia tener alguno de aquellos libros.
Hagrid casi me tuvo que arrastrar para que dejara Hechizos y contrahechizos, del profesor Vindictus Viridian.
- Estaba tratando de averiguar cómo hechizar a Dudley - me quejé

- Uy, buena idea - Comentó Tn

- No estoy diciendo que no sea una buena idea, pero no pueden utilizar la magia en el mundo muggle, excepto en circunstancias muy especiales - dijo Hagrid - Y de todos modos, no podrían hacer ningún hechizo todavía, necesitarán mucho más estudio antes de llegar a ese nivel.

Tn y yo asentimos y salimos de Flourish y Blotts.

...

- Harry...deja eso, por Dios - rió mi hermana al verme intentando cargar un caldero de oro maciso

- Pero yo quiera comprarlo... - respondí dejando el caldero quieto donde estaba

- Hary, tenemos dinero...pero tampoco exageres - volvió a reír - además en la carta dice un caldero de peltre, ven...

Y así seguimos comprando

...

Luego fuimos a una droguería.
Mientras Hagrid preguntaba al hombre que estaba detrás del mostrador por un surtido de ingredientes básicos para pociones, yo examinaba cuernos de unicornio plateados, a veintiún galeones cada uno, y minúsculos ojos negros y brillantes de escarabajos (cinco knuts la cucharada).
Tn estaba viendo detenidamente manojos de plumas e hileras de colmillos y garras que colgaban del techo.

...

Fuera de la droguería, Hagrid miró otra vez la lista...

- Sólo faltan la varitas... Ah, sí, y todavía no les he buscado un regalo de cumpleaños.

- No tienes que... - dije

- Harry tiene razón - dijo Tn

- Sé que no tengo que hacerlo. Pero quiero...ustedes mientras tanto vayan por sus varita, es allí - señaló a una tienda de nombre Olivander's

Una varita mágica... Eso era lo que estaba esperando realmente.
La última tienda era estrecha y de mal aspecto. Sobre la puerta, en letras doradas, se leía: "Ollivander: fabricantes de excelentes varitas desde el 382 a.C.". En el polvoriento escaparate, sobre un cojín de desteñido color púrpura, se veía una única varita.
Cuando entramos, una campanilla resonó en el fondo de la tienda. Era un lugar pequeño y vacío, salvo por una silla larguirucha donde Tn se sentó.

- ¿Qué? Estoy cansada - dijo arrastrando las palabras y yo solo reí por lo bajo

Yo tenia muchas preguntas pero preferí guardarlas, quizá para más tarde y en lugar de eso, mire las miles de estrechas cajas, amontonadas cuidadosamente hasta el techo. Por alguna razón, sentí una comezón en la nuca.

- Buenas tardes - dijo una voz amable.

Di un salto. Tn también debió de sobresaltarse porque se levantó rápidamente de la silla.

Un anciano había llegado con nosotros

- Hola - dijimos al uniso

- Ah, sí - dijo el hombre - Sí, sí, pensaba que iba a verlos pronto. Señores Potter. - No era una pregunta - Tienes los ojos de tu madre. - me miró y luego a Tn - y tu eres igual a ella solo que con el cabello y los ojos de tu padre - hizo una pausa - Parece que fue ayer el día en que ellos vinieron aquí a comprar sus varitas, si, lo recuerdo muy bien -

𝐸𝑠 𝑢𝑛𝑎 𝑃𝑜𝑡𝑡𝑒𝑟 | 𝑫.𝑴 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora