CAPÍTULO 67 - SOMOS AMIGOS... ¿RECUERDAS?

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—Bruno... sé que no me lo has contado todo... te doy la oportunidad de hacerlo ahora.

—¿De qué hablas?

Bruno miró algo extrañado al chico, no sabía realmente de lo que le hablaba.

—Vamos Bruno, te prometo que no me voy a enfadar, solo dímelo y ya.

—Pero Milo, no hay nada más que contar.

—Bruno, por favor, te estoy dando la oportunidad de no mentirme –Camilo intentaba poner voz suave pero la negativa del mayor estaba empezando a mosquearle.

—Pero es que no se de que me estás hablando.

Camilo se separó del mayor e incorporándose de la cama caminó hasta el centro de la habitación.

—Bruno, ultimo intento —dijo con un tono algo más serio.

Bruno se quedó mirando a su sobrino, confundido, no sabía que le estaba pidiendo.

—Bruno, no quiero ser yo el que lo diga, por favor.

—Pero Milo, no sé de que...

—¡¡YA!! —gritó el chico haciendo que Bruno se sorprendiese.

Camilo se giró y salió de la habitación dando un portazo.

Al poco una rata salió de detrás del armario de Camilo y se dirigió hacia Bruno que se había quedado sentado en la cama.

—¿Qué haces tú aquí? —preguntó el mayor al ver como la rata subía por la cama y daba pequeños chillidos mientras se acercaba a Bruno.

—No se que le pasa, quiere que le cuente algo, pero no sé el que.

La rata volvió a chillar.

—No Rigo, no tiene hambre, o eso creo.

Al poco, Bruno dejó la habitación del chico algo desanimado, no entendía porque se había enfado Camilo, y cuando llegó a la cocina el chico le volteó la cara para no mirarle.

—¿Cenamos?

Bruno se disponía a sentarse en su sitio cuando Pepa le agarró del brazo y sin avisar, lo arrastró hasta la biblioteca.

—Pepita, por favor, se mas suave.

—Perdona, no quise lastimarte —se disculpó Pepa —¿y bien?

—Bien, ¿Qué?

Pepa rodó los ojos echando la cabeza un poco para atrás.

—¿Que si mi hijo te ha dicho por que se fue?

–Ah, eso, si, si me lo ha dicho.

—¿Y por qué se fue mi bebito?

—Según parece cuando me fui a por su jugo, el bebió algo de alcohol sin que me diese cuenta y como se puso a llover de pronto se pensó que te habías enterado y te habías enfadado.

Pepa escuchaba atentamente la explicación de su hermano.

—¿Solo fue eso? —preguntó la mujer extrañada.

—Eso me dijo —respondió el hombre con algo de culpa ya que no quería mentir a su hermana.

—Vaya... muchas gracias hermanito —dijo Pepa mientras le abrazaba —te debo un favor.

—Ay Pepita, no te preocupes, eres mi hermana.

Volvieron a la cocina, la cena ya estaba servida, y Camilo no volteó al oir como llegaban. Cuando Bruno se sentó en su sitio frente al chico, Camilo ni siquiera le dedicó una mirada.

El Camaleón Enterrado en la Arena del Futuro  (Camilo x Bruno) (Brumilo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora