Sᴇɴᴛᴇɴᴄᴇ [ℂ𝕙𝕚𝕤𝕙𝕚𝕪𝕒 𝕊𝕙𝕦𝕟𝕥𝕒𝕣𝕠] (PAUSADA)

1 - Unas simples palabras

Una noche hermosa en la desolación de Tokio, calles vacías y silencio por doquier. Salvo por aquellas luces que se encendieron llamando la atención de algunas personas.
Se unieron en ese mismo lugar, todos tomando unos celulares que yacían en la mesa del centro, registrándose al instante.

Las miradas de algunos ahí se fijaban en esa joven con capucha, lograron divisar un poco ese rostro que ocultaba, los desconcertó.

¿Porqué usaría lentes de contacto en estas situaciones?

Bueno, las personas hasta se tatuan el rostro completo a veces.
Aún así, era tan extraño, debió ser algo muy caro para que se vea así de realista.
La azabache lo noto, incluso mirando su celular podía sentir esas miradas sobre ella, gente entrometida.

— Tatuaje ocular. —Respondio las preguntas mentales de los presentes ahí.

Las miradas de asombro no tardaron en aparecer, incluso un hombre mayor la miro con desaprobación. Como si eso importara, están en un mundo donde jugar juegos podría darte visas o se mueren de la peor manera.

Luego otro jugador más se unió intimidando a todos exceptuando a la joven. Era un calvo con tatuajes en su rostro y cuerpo, usando katana.
No pasó mucho para que una voz dijera que debían hacer equipo de dos; juntando sus celulares para que queden registrados.
Desesperados buscaban a sus aliados, ella quedaba exiliada, no le tomó importancia para nada.

Faltaban unos muy pocos minutos y solo quedaban tres personas. Los dos que tenían tatuajes y ese hombre que miro con desaprobación a la azabache. Ésta miró su celular... los minutos disminuyendo, mientras que el mayor no tuvo más opción que caminar en su dirección con intención de juntar ambos celulares para formar equipo sin que haberlo pedido.

Justo al momento de estar a punto de hacerla su compañera, otro celular toco el de ella haciendo equipo. Sorprendido levantó la mirada encontrandose ese calvo tatuado con semblante intimidante.

— No debe juzgar a las personas por su apariencia... señor. —Hablo conectando sus tatuados ojos al de él— Mucho menos en un lugar como éste.

Faltaba menos, los minutos se convirtieron en segundos, alarmando el mayor. Cayo de rodillas ante ella sujetando la parte baja de su chaqueta, rogaba por una oportunidad como si la joven pudiese cambiar.

No lo haría ni aunque pudiera.

— ¡¡Por favor hazme tu compañero!! ¡¡Morirás si no me eliges, soy mayor y tengo más experiencia!! —Exclamo desesperado, siendo visto disimuladamente por los demás.

En eso, ésta tomo su muñeca para hacerlo callar y que escuche, se inclinó ante ese idiota arrodillado.

— ¿Insinuas que por ser joven o porque mi compañero se ve más joven también no tenemos tanta experiencia?, ¿O es por la apariencia? —arqueo una ceja.