Sᴇɴᴛᴇɴᴄᴇ [ℂ𝕙𝕚𝕤𝕙𝕚𝕪𝕒 𝕊𝕙𝕦𝕟𝕥𝕒𝕣𝕠] (PAUSADA)

3 - El comienzo

— Ella sospecha de mi. —Comento el albino mirando a esa joven desde lejos.

Su compañera con el cigarrillo apagado lo miro y después fijo su mirada en aquella azabache que yacía junto al calvo de la katana.
Se veía como ambos caminaban en silencio intimidando a cualquiera, Samura detrás de ella mirando a aquel que se atreva poner sus ojos en los de la más abaja y luego ésta misma mirando al frente con frialdad.

— Como si fuera la única. —Musito cruzándose de brazos.

— Pero ella da otra vibra, a diferencia de Niragi, Madison parece proteger todo en lo que yo podría meterme y hasta lo analiza. Debo tener cuidado. —Explicó sonriendo de lado— Además, me da curiosidad porqué esos dos suelen estar mucho juntos.

Cuando llego, ella ya era una militar temida y respetada. Pensaba que Kuina podría saber algo ya que estuvo primera que el.

— Según la poca información que tuve cuando hablé con Ann, Madison y Samura se conocieron en un juego y el mismo fue quien la trajo aquí. Siendo así aceptada por sus cartas y después de ver las habilidades de combate Aguni la reclutó. —Suspiro mirando a los dos— era como si Samura hubiera adoptado un cachorro pero si los ves bien, parece al revés. Parecen muy buenos amigos aunque no sean de hablar mucho.

No debía pensar en que haya algo romántico entre esos dos, pues se notaba que no era así.
Con esa información le entro curiosidad, además podría ser un problema si ella resulta ser más lista.

— Supongo que podría dejarlo pasar, a lo mejor sea como Niragi y solo sepa amenazar.

Se quedaron hablando de ello sin darse cuenta de que esa misma joven se acercaba haciendo la patrulla.
Al notarla Kuina fue quien se tensó con su mirada, mientras que Chishiya sonrió saludando con la mano. Recibiendo así el dedo del medio por parte de ella.

Y siguió su camino.

— Que grosera.

— Llega a escucharte y no creo que sigas teniendo lengua para decirlo otra vez. —Advirtió en burla la más alta.— se nota que no le caes bien.

— No hay que tomarle importancia por ahora.

Se encogió de hombros y salieron de ahí.

Nuevos residentes, nueva alerta. Esos dos llegaron juntos y parecían un buen equipo. La azabache los vigiló por un día y decidió dejarlos tranquilos por ahora, no se veían sospechoso.

Arisu y Usagi, ambos fueron liberados de los ojos de Madison.

Bueno, no imagino que terminaría en un juego con ese chico. Al principio lo intimidó bastante, tanto que bajo la mirada con nervios pero eso no impidió que la salude con su mano, cosa que sorprendió a ésta.
Analizo sus habilidades ya que estaba. Descubrió que es un asco en lo físico pero tiene una mente excelente para esos juegos y por ello no tuvo problemas para ganar junto a él.

Dice junto porque en todo el juego Arisu se apegó a ella, siendo la única que reconoció de la playa y dado que los demás se veían con cara de traicionar. Madison era una buena opción y él se arriesgo. No imagino que lo protegería como un perro guardián, intimidando todo a su paso y dejándolo resolver los puzzles sin problemas.

Cuando volvieron entregaron la carta y no volvió a verla por esa zona. A lo mejor fue hacia su habitación para descansar, era tarde. Él también optó por dormir no sin antes avisarle a Usagi que volvió.

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— Hola. —Saludo con los nervios de puntas.

Los ojos tatuados se encontraron con el. Miraba indiferente al chico que se atrevió a acercarse por detrás para saludarla.

— .... Hola. —Regresó el saludo con una voz fría pero tranquila. Se ganó la pequeña sonrisa de parte de éste.

— Quería agradecerte por ayudarme en el juego ayer. Por cierto, me llamo Arisu Ryohei y ella es Usagi. —Presento a la compañera que ni llego a notar.

Dado que Samura no estaba ahí, supuso que responderles evitaría que se aburra un poco.

— No es nada, eres de los nuestros y tú fuiste quien me siguió, obligatoriamente ya formabamos equipo. —Solto ganando una mirada de disgusto por parte de Usagi— además también debo agradecerte, me ayudaste cuando casi era golpeada por un idiota. —Volteo para darles la espalda— me llamo Madison Lewis, fue un gusto.

Siguió su camino para trabajar dejando a ambos algo desconcertados, pero Arisu terminó sonriendole a su amiga.

— Es buena persona, comparada con otros militares... creo que no es de las que hacen el mal.

— Supongo, deberías evitar hablar con los militares. No me agrada Niragi y ni siquiera sabemos cómo es la relación de ella con él.

Asintió ante las palabras de Usagi y prosiguieron a irse.

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Su tiempo libre solo lo usaba para dibujar, amaba dibujar o pintar. Por ahora solo tenía ese cuadernillo y el lápiz negro.

Mientras andaba distraída, cierto albino se acercó curioso. Quería mirar lo que hacía pero al instante ella notó su presencia, tomando la katana sin desenfundar y golpeó su brazo para que se alejara.
Él solo pudo mostrarse sorprendido y a los segundos soltó una risita.

— Vaya reflejos.

— Vete a la mierda.

Y por más que movia la kanata sin desenfundar él no se iba, así que decidió salir de ahí.