Carlos recostó a su hermano menor en su cama, lo veía con ternura, estaba seguro que lo extrañaría demasiado, pero no era momento para ponerse sentimental, así que rápidamente se enderezó y fue a cambiarse.
Por fin se había decidido y no se echaría para atrás, sin importar lo que sucediera.
Cuando Mirabel entro al cuarto, Carlos ya estaba listo para mostrarle la "pequeña" sorpresa que tenía preparada para ella.
Carlos: Muy bien Carlos Madrigal, tu puedes
Se daba ánimos mientras veía su reflejo en su espejo, viendo también por este como su mariposa trataba de no reírse.
El joven se dió la vuelta para quedar frente a frente con la bella dama que le robaba el aliento.
Carlos: ¿Estás lista?
La mujer asintió brindándole una sonrisa al más alto, deseando que eso bastará para que él pudiera dejar los nervios de lado.
Carlos se acercó a la ventana de la habitación, para luego con la ayuda de casita salir por esta sin lastimarse, Mirabel también le siguió.
Ambos empezaron a caminar, las calles del pueblo estaban vacías así que ambos pasaron desapercibidos.
Estuvieron así durante un buen rato hasta que llegaron a un lugar donde varios árboles se alzaban.
Carlos: Recuerdas el lugar donde me llevaste la otra vez? Mirabel: Si, queda pasando este bosque Carlos: Exacto, te tengo una sorpresa
El joven le coloco una venda a su prima, tapando sus ojos.
Mirabel: ¿Es necesario? Carlos: Claro que sí Ahora relájate
Antes de que Mirabel pudiera protestar, su primo la cargo como si ella fuera una hermosa princesa y empezó a caminar con ella en brazos.
Todo se mantuvo en silencio, ambos iban metidos en sus propios mundos, cuando Carlos se armó de valor vio que ya habían llegado a su destino, con cuidado bajo a Mirabel y le quitó la venda.
La joven de cabellera rizada tubo que tapar su boca con sus manos para evitar gritar por la felicidad que sentía.
Carlos: La hice para nosotros... La gente del pueblo me ayudó
Frente a ellos se encontraba la casa que hace un tiempo atrás Mirabel había dicho que le gustaba.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Carlos tenía un ligero sonrojo en sus mejillas, por otro lado Mirabel ya no podía soportar durante más tiempo, así que sin pensarlo se lanzo a los brazos del chico y le beso.
El acto sorprendió al joven pero esto no evitó que envolviera sus brazos alrededor de la cintura de su amada para luego corresponder el beso, siendo iluminados por la luz de la luna.
Luego de unos minutos se separaron, ambos se encontraban sonrojados, se dieron una sonrisa para después proceder a abrazarse. El lugar quedó en silencio, mismo que fue roto por el hijo de Pepa.
