Capítulo Siete

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―Tenía otros planes para esta noche ―dijo Lena, que parecía claramente agraviada.

Acababa de meter a Baby Jerry en una cuna portátil en nuestro dormitorio, y ninguna de las dos estaba muy contenta con los recientes acontecimientos. Yo estaba tratando de no babear sobre mi prometida, que estaba de pie, con las manos en las caderas, junto a la cama. Su oscuro cabello estaba enmarañado, y la ropa casual la hacía ver sexy

―Tampoco es exactamente así como yo me imaginaba que iba a transcurrir la velada.

―¿Tiene que dormir aquí con nosotras? ―continuó Lena.

―No está precisamente durmiendo ―murmuré, mientras Baby Jerry gorjeaba y balbuceaba en su cuna portátil.

―¿Porqué no le ponemos en otro cuarto?

―¿Por qué habríamos de hacer eso si puedo ponerlo aquí? ―Miré al bebé―. Estás gordo y no sabes como usar el papel higiénico.

―Hablo en serio, Melissa. Ponlo en otro sitio.

―¡Lena! Sé compasiva. ¿Y si le pasa algo? Esta es una mansión de ochenta habitaciones. ¿Qué pasa si se ahoga? Nunca podría perdonármelo si no pudiera llegar a tiempo por haber olvidado detrás de que puerta lo he dejado.

―Tienes súper velocidad y súper oído ―suspiró Lena.

―Es sólo por una noche. Se supone que estaremos juntas durante mil años, ¿no puedes prescindir del sexo por una noche?

―Es la tercera noche ―replicó― esta semana. A este paso, en mil años nos habremos saltado el sexo ciento cincuenta y seis mil...

―Jesús, está bien, ya lo veo, ¿entonces qué? ¿A partir de ahora debería dejarlo en el umbral?

―Podrías tratar de decir "no" a tu madrastra.

―Todo ocurrió tan rápido ―dije débilmente― ¿Y tú quieres que tenga que pasar más tiempo con su madre? ¡Bastarda sin sentimientos!, el bebé hace que, uh, la familia este más unida.

―Lo que entendería, si tuvieras el menor deseo de acercarte a la Señora Danvers.

―Es una noche ―dije otra vez. Vale, tres.... Además de la sorpresa que me habían encajado esta noche, en realidad teníamos planeado que el bebé se quedara mañana por la noche y el lunes. Decidí no sacar el tema en ese momento― Vamos, cariño. Es el único hermanito que tengo. Quizás sea nuestro heredero. - Baby Jerry lanzó un gas.

―Nuestro heredero ―observó Lena― Es un mono pelado, incontinente. Con piernas de sapo.

―¡Eso no es cierto! Ahora parece un bebé de verdad. ―No podía discutir lo de la incontinencia. Pero Baby Jerry había engordado maravillosamente, y ya no estaba tan amarillo y escuálido. Tenía un penacho de cabello negro estilo mohawk y brillantes ojos azules. No se parecía a mi padre ni a mi madrastra. ¿Pero quién podía saber con los bebés? Normalmente no se parecían a nadie.

―Sólo te gusta porque te prefiere a ti antes que a nadie ―señaló Lena.

―Bueno, por supuesto. Vamos, es bastante halagador ser la única persona a la que puede soportar. Quiero decir, ¿cuan a menudo encuentra una chica a alguien así?

―Yo te prefiero a ti sobre todas las demás. - Me derretí. Dios, hasta convertirme en un pequeño charco sobre la alfombra. Al menos, fue así como me sentí.

―Oh, Lee ―fui hacía ella y le abracé. Por un momento se quedó rígida en mis brazos, luego correspondió a mi abrazo. ―Tienes que admitir ―dije, hociqueando en su cuello con mi nariz― que nos unió.

Vampira & No PopularDonde viven las historias. Descúbrelo ahora